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Cómo son los anteojos de moda argentinos biodegradables y compostables
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Cómo son los anteojos de moda argentinos biodegradables y compostables

En 2017, después de un profundo trabajo de investigación, nació BOND, una compañía argentina que desarrolla gafas de lectura y de sol a partir de desechos de plástico. Con su misión en el nombre –Bond significa “vínculo”, en inglés–, el proyecto busca trazar una relación entre la comunidad y el medio ambiente. “Las gafas nos parecían un símbolo para empezar a ver las cosas de otra manera. Desarrollamos un producto que generara cero desperdicios en un proceso 100% circular”, cuenta Malcolm Rendle, su creador.

Con una botella de plástico se puede fabricar un par de gafas: para obtener el material, la empresa organiza recolecciones de desechos en la vera del Río de la Plata, además de recibir plástico en sus puntos de venta como forma de pago de sus productos. El plástico es triturado, lavado y transformado en pellets que luego, con un proceso de inyección, ingresa en las matrices que fabrican marcos de gafas de sol o lectura 100% sustentables con una leyenda en las patillas que explica al usuario su origen.

Pero el objetivo va más allá: BOND lleva reciclados 50.000 kilos de plástico. “Si solo recolectáramos el material necesario para elaborar nuestros productos, nos quedaríamos con un sabor amargo. Desde el comienzo nos enfocamos en reciclar la mayor cantidad de desechos posibles”, cuenta Rendle.

En el 2022, la marca proyecta fabricar 10.000 gafas por mes para abastecer tanto al mercado local como internacional.

NÚMEROS DEL PROYECTO

Comenzó con una inversión inicial de USD 20.000 para el desarrollo, la puesta en marcha y la primera prueba de mercado. Al ver que el producto tenía muy buena salida, se realizó un aporte de capital adicional de USD 180.000 destinado a mejorar procesos, capital de trabajo, estructura y marketing.

“El año pasado fue un desafío, no sabíamos que iba a pasar. Pero en ese tiempo muchas personas abrieron los ojos con respecto a la contaminación ambiental y comenzaron a cambiar hábitos. De esta manera, la propuesta de BOND cobró más vuelo: nos dimos cuenta de que nuestros clientes eligen lo que hacemos no sólo por el producto en sí, sino por cómo está fabricado”, explica Rendle.

En la actualidad, el porfolio de BOND ofrece 160 modelos de gafas, en los que se destaca el diseño oversize, con líneas rectas y un estilo más marcado. Para la próxima colección de verano, que se presentará pronto, la marca apunta a sumar nuevas combinaciones de colores y cristales claros para las gafas de sol, mientras que para las de lectura incorporará cristales Blue Cut, que protegen los ojos frente a la exposición a pantallas.

En una nueva etapa de expansión, apuntando siempre a no generar desperdicios, BOND desarrolló la unidad BONDEco. Las gafas son fabricadas con plástico 100% reciclado, y a su vez pueden volver a reciclarse. Después de 10 ciclos, el material comienza a perder cualidades para este tipo de productos, pero puede aprovecharse para elaborar camperas, desarrolladas dentro de la línea BOND Wear. Pero esa etapa también tiene una caducidad.

“La política de la empresa es y será siempre no generar desperdicios. Ese fue el puntapié para incursionar en el segmento de decoración y construcción con el terrazo sustentable: esta novedad, que reemplaza el mármol por todo tipo de plástico triturado, puede ser utilizado como revestimiento de paredes, mesadas y pisos, entre otras superficies”, cuenta Rendle.

Lo último: anteojos de base biológica, biodegradable y compostable

Las materias primas que se utilizan para fabricar la nueva colección BIO BASED, son una celulosa vegetal proveniente de fuentes sustentables cuyo cultivo y cosecha se gestionan de acuerdo con las directrices del Consejo de Administración Forestal (FSC, por sus siglas en inglés)- y un plastificante de origen vegetal.

La celulosa es un polímero natural que representa la columna vertebral de todo el reino vegetal, y al reaccionar con anhídrido acético se obtiene este material. Luego, se le agregan plastificantes para mejorar sus características físicas y trabajabilidad. En este caso, el plastificante tradicional se reemplaza por una solución de origen vegetal, logrando un bioplástico con gran de base biológica.

La producción y uso de este tipo de material tiene una doble ventaja: por un lado, se reduce el uso de combustibles fósiles limitados (petróleo), por otro lado, se disminuyen las emisiones de gases de efecto invernadero que tanto influyen en la aceleración del cambio climático.

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