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Europa y la ley de restauración de la naturaleza
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Europa y la ley de restauración de la naturaleza

Por Lic. Alexis Chaves (*)

La Unión Europea (UE) y sus Estados miembros vienen trabajando -y se han comprometido en avanzar- para que la biodiversidad se recupere con acciones concretas de cara al 2030.

El objetivo es la protección de la naturaleza en los países miembros y un elemento clave consiste en restaurar el ecosistema mediante leyes que produzcan efectos concretos y sustentables en ese sentido.

Antes que nada, debemos enumerar qué acciones y actuaciones se deberán ir impulsando para los años venideros, como, por ejemplo:
• Crear un marco mundial abarcativo.
Recuperar ecosistemas ya afectados disminuyendo el uso de plaguicidas y la plantación de mayor cantidad de árboles.
Generar espacios protegidos, tanto marítimos como terrestres, que ocupen al menos el 30% de la superficie.
• Destinar fondos y financiación estatal y privada para fomentar el cuidado específico de la biodiversidad.

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Este conjunto de medidas auspiciosas y ambiciosas propuestas por la Comisión Europea pretende proteger taxativamente a los ecosistemas de los bloques que la componen y resultaría la piedra angular de la protección del medioambiente en la Unión Europea.

El Fondo Mundial para la Naturaleza es la organización más activa en la búsqueda de sumar voluntades legislativas y gubernamentales para poder aprobar esta ley, a pesar de la considerable resistencia con la que se encuentra por parte de los poderes económicos de empresas contaminantes, que aun no han comprendido la relevancia de la protección del ecosistema.

El avance que significaría esta ley es enorme, un solo ejemplo de esto es que, durante años, los ríos y sus afluentes que recorren algunos países de Europa estuvieron excesivamente regulados, incluso llegando al extremo de intentar bloquearlos por beneficios industriales, pero ahora con la apertura gradual y el manejo del ecosistema más a conciencia -en el caso de los peces- ya pueden volver a sus zonas de desove como años atrás.

Vale decir que la naturaleza sigue siendo sabia y cuando el hombre interviene sin sustentabilidad, genera esos desórdenes, que hoy, con la legislación se intentará volver a llevarlos hacia su eje. Ergo, se verá comprobado que terminará siendo una gran protección contra inundaciones y seguramente volverán a ser reservorio y abastecimiento de “agua potable” para las distintas comunidades.

La Ley de Restauración de la Naturaleza, que se encuentra bajo tratamiento por parte de la Comisión Europea, busca lograr un efecto concreto y duradero; se traza en sus fundamentos la forma de poder reparar todos los ecosistemas dañados de acá a 25 años “como mínimo”.

Es una tarea titánica, pero que la región debe comenzar cuanto antes con medidas y legislación específica. Aún contra intereses industriales superiores, debiendo sentarse todos a la mesa, no siendo egoístas ante la diversidad de criterios mercantilistas.

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Una de las atendibles críticas que recibe esta ley proviene de uno de los mayores espacios del Parlamento (Partido Popular Europeo), quienes señalan que la mayoría de las superficies agrícolas hoy sembradas serán “renaturalizadas”, afectando severamente la integridad y la seguridad alimentaria en la comunidad europea: la problemática que advierten pone en alerta que destinar un porcentaje de las tierras agrícolas a la conservación de la biodiversidad va a jaquear notoriamente la explotación de familias y empresas.

Desde este mismo espacio se enumeran ciertas consecuencias para una industria central, la silvicultura, con un reflejo tremendo para toda la UE, señalando que esta ley conduce a la clausura de los caladeros de pesca, que refieren al sitio especial en donde se torna apropiado tender las redes de pesca para pescadores y empresas del sector que ubican la existencia de condiciones que facilitan la actividad.

El debate está en pie, los intereses contrapuestos se encuentran en plena pugna por defender lo que consideran que es lo mejor para quienes representan. La biodiversidad no puede esperar, de una vez y para siempre se debe tomar real conciencia del deterioro del ecosistema y pensar que nuestra responsabilidad consiste en dejar, a las generaciones futuras, un suelo en donde habitar con la naturaleza incluida y con sus frutos resguardados. Años de deterioro pusieron un punto final y es hora de reparar los daños, sentándose todos a la mesa de la recuperación definitiva dejando mezquindades de lado.

(*) Politólogo y analista parlamentario.

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