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Estados Unidos: sin escándalos ni dramas, Joe Biden cumple sus primeros 100 días de mandato
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Estados Unidos: sin escándalos ni dramas, Joe Biden cumple sus primeros 100 días de mandato

En 100 días, Joe Biden, el 46º presidente de Estados Unidos, deja su huella. Sin artificios, fiel al tono empático y fácilmente familiar que le gusta, el hombre que fue elegido inicialmente con una promesa de calma después de la tormenta Donald Trump avanza a grandes pasos.

Ante las burlas sobre sus vacilaciones, el presidente se muestra disciplinado, con una comunicación cuidadosamente calibrada. Se enfrenta a Vladimir Putin y a Xi Jinping con fórmulas que dan en el clavo.

Frente a las dudas sobre su energía, el presidente más viejo de la historia del país bate récords en la vacunación contra el covid-19 (más de 200 millones de dosis administradas).

Y en unas semanas hizo adoptar un plan de apoyo a la economía de 1,9 billones de dólares antes de anunciar otro sobre las infraestructuras por una suma equivalente.

“Se le ha infravalorado” por su gusto por la moderación, estimó para la AFP Julian Zelizer, profesor de historia de la Universidad de Princeton. Pero “ha cambiado su estrategia apostando por una mayor audacia”, y desde el punto de vista político, “ha dado sus frutos”.

Según tres sondeos realizados el domingo, la mayoría de los estadounidenses aprueban la actuación de Biden durante sus primeros 100 días en el cargo, con un rango del 52-58 por ciento. Aunque las valoraciones positivas están divididas según los partidos -cerca del 90 por ciento de los demócratas lo aprueban, mientras que sólo lo hacen entre el 9 por ciento y el 13 por ciento de los republicanos-, el apoyo que recibe Biden es muy superior al que logró su predecesor, Donald Trump, en toda su presidencia.

PRESIDENCIA SIN DRAMAS

Rodeado de un equipo hasta ahora unido, ofrece el espectáculo de una presidencia sin dramas ni escándalos. La previsible división del Partido Demócrata no se produjo. La izquierda ha mostrado algunos signos de impaciencia, pero hasta ahora ha apoyado a Biden.

En el día a día, la Casa Blanca da la imagen de una “máquina bien engrasada”, por emplear la frase utilizada por Trump para describir el caos que reinaba en los pasillos de la prestigiosa Ala Oeste durante su mandato.

También en el frente internacional, Joseph Robinette Biden Jr. se posicionó rápidamente. Su “cumbre del clima”, virtual pero bien orquestada, marcó espectacularmente el regreso de Estados Unidos (“America is back”) a este juego diplomático del que su predecesor se había retirado con estrépito.

Tras este gran evento, el sábado cumplió una promesa emblemática de la campaña: utilizó la palabra “genocidio” para referirse a la muerte de 1,5 millones de armenios masacrados por el Imperio Otomano en 1915.

Ninguno de sus predecesores se había atrevido, temiendo la fuerte reacción de Turquía: Barack Obama también se había comprometido a hacerlo, pero se echó atrás una vez instalado en el Despacho Oval.

MAYORÍA ESTRECHA

Sin embargo, como veterano en Washington, sabe que lo más difícil está por llegar. Su estrecha mayoría en el Congreso es una vulnerabilidad: pone a un puñado de senadores demócratas -como Joe Manchin- en la posición de árbitros poderosos. Su plan de inversión en infraestructuras es hasta ahora sólo un borrador.

Los debates van a ser duros y el resultado de la batalla legislativa es incierto. Respecto a las armas, al igual que en las leyes electorales, su impotencia podría quedar pronto patente. Por último, en el espinoso tema de la inmigración, Joe Biden ha estado a la defensiva desde que asumió el cargo.

La Casa Blanca se debate entre la promesa de una política migratoria más “humana” y la crisis en la frontera con México, con la llegada de miles de migrantes. El miércoles, en la víspera del simbólico umbral de los 100 primeros días de presidencia, pronunciará su primer discurso político ante el Congreso en horario de máxima audiencia.

Su portavoz, Jen Psaki, ha prometido un discurso centrado en los niños, la educación, la sanidad, “las prioridades de la clase media”. El núcleo del discurso será una subida de impuestos para los estadounidenses más ricos.

COMPARACIONES

En el bando demócrata, las comparaciones halagadoras -a veces precipitadas- se suceden. Algunos evocan a Franklin D. Roosevelt (“FDR”) y la audacia del New Deal para sacar al país de la Gran Depresión. Otros señalan a Lyndon B. Johnson, que utilizó su íntimo conocimiento del funcionamiento del Congreso para cambiar la cara de la sociedad estadounidense.

¿Se unirá Biden al pequeño pero prestigioso grupo de presidentes que han dejado su huella en la historia de Estados Unidos?

“Es posible, pero es demasiado pronto para saberlo”, dice Julian Zelizer.

En el bando contrario, privado de su cuenta de Twitter pero sobre todo del poderoso megáfono de la presidencia, el republicano Donald Trump es por el momento casi inaudible. Sus furiosos comunicados, casi diarios, no generan tracción.

Biden casi nunca menciona a su polémico predecesor. Pero Trump sigue siendo extremadamente popular en el campo republicano y podría alzar al voz al acercarse las elecciones de mitad de mandato, a finales de 2022.

La justicia rusa ordenó este lunes la suspensión de las actividades de las organizaciones vinculadas por el opositor detenido Alexéi Navalni, que podrían ser declaradas “extremistas” y prohibidas de manera definitiva.

La decisión se dio a conocer luego de que Navalni, militante anticorrupción de 44 años y enemigo jurado del Kremlin, puso fin el viernes a una huelga de hambre de 24 días en su colonia penitenciara de Pokrov, a raíz del agravamiento de su estado de salud.

Esta medida judicial está vinculada a un proceso por “extremismo” contra las organizaciones del opositor, cuya primera audiencia preliminar tuvo lugar este lunes a puertas cerradas. La próxima audiencia está prevista el jueves, indicó a la AFP el tribunal de Moscú que se ocupa del caso.

“Las actividades de las oficinas de Navalni y del Fondo de Lucha contra la Corrupción (FBK) fueron suspendidas de inmediato”, escribió en Twitter Ivan Jdanov, director de FBK. Jdanov acompañó su tuit de fotografías de esta decisión adoptada a la espera de un juicio que podría prohibir de manera definitiva las actividades del grupo.

“Simplemente gritan: tenemos miedo de sus actividades, tenemos miedo de sus manifestaciones, tenemos miedos de sus consignas de voto”, agregó.

De su lado, la oficina de Navalni en Moscú indicó en Telegram que ya no podía “trabajar bajo el viejo formato”, a raíz de esta decisión judicial. “Sería demasiado peligroso para nuestros empleados y para nuestros seguidores”, afirmó, prometiendo que “continuarán a título personal luchando contra le corrupción”, contra el partido en el poder Rusia Unida y contra el presidente Vladimir Putin.

“No será fácil luchar, pero ganaremos de manera absoluta, porque somos muchos y somos fuertes”, señaló la oficina moscovita del opositor. En la primera reacción de Occidente ante esta decisión judicial contra Navalni, el gobierno alemán calificó la medida de “incompatible” con el Estado de derecho.

AMENAZA DE PRISIÓN

La fiscalía rusa pidió a mediados de abril calificar de “extremistas” a las organizaciones vinculadas con Navalni, lo que llevaría a su prohibición en Rusia y significaría duras penas de prisión para los colaboradores y seguidores del opositor.

La fiscalía acusa a estas organizaciones de buscar “crear las condiciones de la desestabilización de la situación social y sociopolítica” en Rusia, “encubriéndose en eslóganes liberales”. “Los objetivos reales de sus actividades son crear las condiciones para cambiar los fundamentos del orden constitucional”, estimó la fiscalía el 16 de abril.

El término “extremismo” tiene una definición muy amplia en la ley rusa, lo que permite a las autoridades luchar contra organizaciones de oposición, grupos racistas o terroristas, así como contra movimientos religiosos como los Testigos de Jehova.

El Fondo de Lucha contra la Corrupción de Navalni realizó en enero pasado su investigación más importante en la que acusó al presidente Putin de tener un opulento “palacio” al borde del mar Negro.

El video fue visto más de 11 millones de veces en YouTube y obligó a Putin a desmentir en persona la acusación. A principios de abril, un tribunal ruso condenó a dos años de prisión efectiva a un colaborador de Navalni que trabajaba para el FBK, Pavel Zelenski, por la publicación de dos tuits en los que criticaba con violencia a las autoridades y que fueron juzgados como “extremistas”.

Los locales de las organizaciones de Navalni y los domicilios de sus colaboradores fueron objeto de operativos policiales en varias ocasiones en los últimos años. La oposición denunció una persecución judicial destinada a hacerla callar.

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