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Darío Barassi: el exitoso presente de un artista multifacético
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Darío Barassi: el exitoso presente de un artista multifacético

Por Fernanda Arena

¿Es Darío Barassi un artista multifacético? La respuesta es simple y contundente: Sí. ¿Es Darío Barassi uno de los conductores de televisión del momento? Sí. ¿Es Darío Barassi un comediante de raza? Sí, también. Afirmaciones que hablan de un presente maravilloso para quien hoy protagoniza “C.H.U.E.C.O.”, la primera sitcom de Disney hecha por y para Latinoamérica, y que también es el reflejo de un largo proceso de transformación interior y vocacional.

Si bien postergó la conducción con la creencia de que al hacerlo dejaría su rol como actor de lado, con la llegada de la pandemia y la posibilidad concreta de estar al frente del programa de entretenimientos “100 argentinos dicen”, todo cambió y cobró otro sentido. Quizás hasta que pudo entender que conducir también es componer un personaje.

Hoy está al frente de “Ahora Caigo” en las tardes de El Trece y volvió a conectar con la actuación. Un momento de equilibrio personal y profesional que muestra a un hombre feliz y pleno camino a los 40. “Estoy muy contento con el proyecto y el resultado”, asegura desde la comodidad del set de filmación de este nuevo programa.

– “C.H.U.E.C.O.” es la primera sitcom hecha por y para Latinoamérica de Disney
– Así es, con todo lo que eso implica. Es un desafío gigante. Ahora que estamos con toda la promoción estoy como encendido, vuelvo a revalorizar qué estamos haciendo y a qué estamos apuntando. Se me renuevan las expectativas. Debo confesar que tengo una intuición buena. Siento que va a funcionar. Pero bueno, en la presentación que hicimos con público en vivo (periodistas, colegas, influencers y gente del medio) estuve un poco nervioso porque es una apuesta gigante. Es la primera vez que se hace algo así en la región. Son 240 países, es un mercado muy grande. Es un género que no se hacía y está bueno revalorizarlo.

– Y es la primera vez también que le toca trabajar con reidores. Si bien ha hecho comedia en teatro y televisión, la reacción espontánea del público es muy distinta a la de alguien que está contratado para eso. ¿Qué pasa si no se ríen?
– Ellos están entrenadísimos. De todas maneras, la producción a veces fusionaba público de verdad durante el rodaje. En algunas ocasiones venía sólo público y en otras sólo reidores. Así que te dabas cuenta cuándo era distinto.

– ¿Hay códigos específicos, no? Tengo entendido que tienen tarjetas…
– Sí, tienen tarjetas. La roja es risa, la verde es aplauso. Como que ellos tenían su mecánica y te tenías que acostumbrar. Después salía a la calle y hablaba esperando que todo el mundo me aplaudiera y no me aplaudía nadie. Yo le decía a mi mujer: «Dale, gorda, aplaudime, fue excelente el chiste que acabo de hacer». La verdad es que fue una mecánica novedosa para mí. Siento que está bueno porque a veces la risa contagia, el aplauso contagia y eso facilita un poco todo. En el programa que hago ahora en Canal Trece también hay risas puestas que ayudan a potenciar y son muy del formato.

– ¿Qué cosas tienen en común Juan Gustozzi, su personaje, y usted?
– Varias. Juan es un poco nervioso, temperamental, es conservador, estructurado, es un poco chapado a la antigua. Todo eso soy. Pero también Chueco, más allá de venir y dar vuelta a la casa, revoluciona a cada uno de los personajes. Entonces también me parezco al Juan post Chueco, que es más sensible, que puede empatizar más con los hijos, que vuelve a activar sus deseos, sus sueños y sus conquistas. Hay algo de todo eso que también se espeja con el Darío de la vida.

– En la ficción es padre de tres hijos adolescentes y en la vida real tiene dos hijas (Emilia e Inés). Seguramente la paternidad también es un tema en común entre su personaje y usted.
– Sí, sobre todo la que hace de hija mujer. En la vida real tengo dos hijas: una muy bebita y una más grande de cuatro años. Apenas empecé a hacer el ejercicio de la paternidad actoral con los chicos me di cuenta de que tenía más cancha para ser padre de niñas que de varones. El del medio es muy del fútbol, yo cero; el más chico es brillante y yo tampoco soy tan brillante. Entonces con la mujer tenía más feeling para entender por dónde actuarlo. Lo gracioso es que mi hija mayor me hacía una escena de celos todo el tiempo y me decía durante la etapa de rodaje: «Ellos no son tus hijos, yo soy tu hija». Estaba un poco incómoda con la situación, así que con la mamá le tuvimos que explicar con dibujos a qué se dedicaba su papá para que lo entendiera y comprendiera que sólo eran hijos de ficción.

– Está por cumplir cuarenta años. Entiendo que “Alf” ha formado parte de su infancia. Apenas recibió el guion, ¿Lo relacionó con el extraterrestre que llegaba a la casa de la familia Tanner?
– Me doy cuenta de que en algún momento lo tuve que haber pensado. Pero no usé la referencia de Alf para entender a Chueco. Creo que la similitud tiene que ver con el formato en sí. Yo crecí viendo «Friends», «The Nanny», «Seinfield», había algo de la sitcom que para mí era muy cercano.

Si bien es obvio que tiene elementos en común con Alf, viene de otro lugar y es atrevido, a Chueco hay que conocerlo. Entiendo que hay algo parecido y el puente es fácil pero este simio tiene su personalidad y modismos propios: es un mono porteño que le gusta el whisky y las chicas, es rebelde, es pícaro… o sea, tiene muchos elementos para conocerlo y creo que lo van a amar per se, no por referencias a otros personajes. ¡Es adorable!

– Y tiene una mirada muy profunda…
– ¡Viste lo que es! Es real, lo amamos y ojalá suceda lo mismo con el público.

En la serie recientemente estrenada en Disney Plus, Darío Barassi y la estrella mexicana Consuelo Duval lideran el elenco junto a un carismático simio creado con la técnica de puppetronic, cuya voz es interpretada por Agustín “Radagast” Aristarán.

La trama gira en torno a Juan (Barassi), sus tres hijos Delfina, Martín y Vicente (Maryel Abrego, Santiago Torres y Pato Alvarado Loza) y la ama de llaves Amanda (Duval), quienes se ven completamente revolucionados cuando, a raíz de una herencia, reciben un simio tan simpático como travieso que se instala a vivir con ellos. A lo largo de los trece episodios de la serie (todos ya disponibles en la plataforma) Chueco lidera disparatados enredos que involucran a toda la familia, revelando en el proceso su sorprendente capacidad de hablar.

UNA MARCA REGISTRADA

Darío Barassi es conductor, humorista, actor y abogado recibido con diploma de honor en la Universidad de Buenos Aires. Sin embargo, el personaje “Barassi” como tal nació en 2009 cuando empezó como notero en “AM” (el recordado magazine de las mañanas de Telefé) y de a poco forjó esa personalidad irreverente que lo caracteriza en el presente.

Cuenta la leyenda que acompañó a un amigo a un casting y fue tocado por la varita mágica. En la prueba estaba el productor del programa en cuestión, Gastón Trezeguet, quien se entusiasmó con sus chistes y le propuso a él (y no a su amigo) el puesto de trabajo.

A partir de allí, las páginas de su currículum se llenaron de trabajos que le permitieron explorar sus diferentes facetas y le permitieron al público conocerlo en diversos roles. Estudió comedia musical en Nueva York, trabajó en el unitario para adultos “Historias de la primera vez”, participó en las series de Disney “Peter Punk” y “Soy Luna”, debutó en la conducción en “90 días o menos”. En teatro fue parte del musical “Tiempos relativos” y “Aladín: será genial”. Fue humorista en el programa nocturno “Nunca es tarde” de Fox Sports y, por si fuera poco, también trabajó en cine en “El peso de la ley” y en la comedia de Netflix “Corazón Loco”, junto a Adrián Suar. Dicho está, para todos los públicos y en todos los formatos.

Barassi se convirtió en un artista integral, que alcanzó un escalón más durante la pandemia. El encierro y el virus estrecharon los lazos entre los televidentes y los artistas. Su plataforma fue “100 argentinos dicen”.

– ¿Es consciente de que a nivel de conducción ha creado una marca registrada, que ha construido su propio estilo?
– No, no sé si tengo consciencia de eso, pero sí sé que soy genuino. Así como soy en la tele soy en la vida y hay algo de eso que sí es un diferencial y entonces voy con esa bandera y la banco. Me parece que eso sí está bueno.

– Lo tengo que poner en una encrucijada. ¿Podría elegir entre su rol como actor y su presente como conductor de TV?
– Más de pendejo tenía esa disyuntiva y no quería agarrar laburos de conductor porque yo había estudiado actuación y teatro. Toda la vida fui un pibe que entretenía a mis amigos en los asados y que animaba las reuniones. Sentía que si me metías en un estudio de TV a conducir lo iba a hacer bien. Pero no quería caer en ese lugar porque sentía que era abandonar al “Darío actor”. En pandemia apareció la posibilidad de conducir y la verdad que me enamoré también. Lo disfruto un montón, hay algo que me sucede muy lindo. En el medio puedo mechar con la actuación como en este caso y volver a conectarme con algo que es más vocacional y que también lo disfruto un montón. Hoy siento que las dos carreras pueden convivir y que se pueden ir potenciando en paralelo todo el tiempo.

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