Según el especialista en salud femenina Germán González, en el mundo se registran unos 14 millones de embarazos no deseados en adolescentes de entre 15 y 19 años. De ese total, aproximadamente 2 millones corresponden a América Latina y el Caribe.
En el marco de un foro que reunió a profesionales y periodistas especializados en salud, manifestó su preocupación por esta situación que trasciende a la propia adolescencia: la tasa para mujeres de entre 15 y 49 años de edad es de 69 por 1.000.
Es la segunda más alta en el mundo entre las menores de 20 años, con alrededor del 18% de todos los partos.
Aunque todas las tasas son altas, México es quien empuja hacia arriba los indicadores latinoamericanos, ya que se encuentra en el primer lugar a nivel global en el ranking de países. De acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), entre las adolescentes de 15 a 19 años de edad la tasa de fecundidad de 77 nacimientos por cada 1.000.
EL DESAFÍO DE LA ANTICONCEPCIÓN
De acuerdo a González, más de 57.000 mujeres en la región admitieron que no utilizan métodos anticonceptivos. Como consecuencia, más de 23.000 de ellas reconocieron haber tenido un embarazo no deseado.
“Si todas las mujeres usaran anticonceptivos, se reducirían, por ejemplo, 1,2 millones de embarazos no deseados por año y habría 43 % menos de abortos inducidos”, aseveró el especialista.
De hecho, explicó que hoy existen métodos más modernos que permitirían mitigar esta problemática. Los tradicionales, detalló, son el coito interrumpido, el ritmo, el diafragma, la copa cervical y el condón masculino, el más usado en Latinoamérica. Pero advirtió que algunos de ellos pueden fallar y generar 18 embarazos por cada 100 mujeres, una tasa muy elevada.
Por el contrario, sostuvo que hay métodos como las pastillas, el parche anticonceptivo, el anillo vaginal y la inyección, con tasas de 6 a 9 embarazos por cada 100. Y también otros de largo plazo, como el dispositivo intrauterino, el implante subdérmico, la esterilización y el sistema intrauterino, con una tasa de 1 embarazo por cada 100 mujeres.
El problema, reconoció, es que todavía su utilización es baja en la región. “La dificultad en la cobertura anticonceptiva es que los gobiernos no se han preocupado por crear políticas para públicas para prevenir esta problemática porque están enfocados en otros intereses”, indicó.
Finalmente, exhortó a las autoridades a trabajar para eliminar mitos en torno a la anticoncepción, como aquellos que dicen que generan infertilidad o provocan subidas de peso o acné. Ante esto, recomendó a las mujeres consultar con un especialista para encontrar el método más adecuado.
