Leyendo:
Somos robots, queremos actuar
Artículo Completo 4 minutos de lectura

Somos robots, queremos actuar

Por Lalo Zanoni

La huelga de actores y guionistas en Hollywood ya es histórica. El paro del sindicato SAG-AFTRA frenó toda la industria audiovisual y todavía no logran ponerse de acuerdo con los representantes de la industria, nucleados en la Alliance of Motion Picture and Television Producers (AMPTP).

Uno de los temas en conflicto es la inteligencia artificial. Entre sus reclamos, el sindicato exige que se controle el uso de IA tanto en la creación de guiones como en el uso de la imagen digital (apariencia física escaneada) y voces de los actores.

“La IA plantea una amenaza para las profesiones creativas, y todos los actores e intérpretes merecen un lenguaje contractual que les proteja de la explotación de su identidad y talento sin consentimiento ni remuneración», dijeron en el comunicado.

También se quejan de que las plataformas de streaming como Netflix, HBO Max, Prime y Apple, entre otras, los perjudican. Y de los self tapes (filmaciones caseras con celular para mandar a las productoras de cine) con los que los actores reemplazan a los castings profesionales. Quieren que al igual que los castings, se les pague a los actores.

Cuatro deudas de la inteligencia artificial

Es decir, como ocurrió en otras huelgas históricas con la aparición del VHS (en los 80) y el DVD (en los 90), el problema de los actores es con la tecnología.

Pero enfrente, los grandes estudios de Hollywood como Warner Bros, Sony Pictures, Paramount y CBS y las plataformas de streaming están maravillados con las nuevas posibilidades que abre la IA. Por eso salieron a la caza de los mejores talentos de IA.

El presidente de Disney, Bob Iger, tiró nafta al fuego en una entrevista de CNBC donde advirtió que «nadie detendrá el avance tecnológico». “El sindicato tiene un nivel de expectativa que no es realista”, agregó.
Desde Time Square, Bryan Cranston (Walter White de Breaking Bad) le respondió en un encendido discurso que se viralizó por las redes en pocas horas: «No nos van a quitar el trabajo para dárselo a los robots. No permitiremos que nos quiten nuestro derecho a trabajar y ganarnos la vida decentemente». Ovación.

Pero el problema con los buenos actores como Cranston es que no se sabe cuándo están actuando fuera del set. Me hizo acordar al ya famoso “Aguante la ficcion, carajo!” de María Valenzuela en los premios Martin Fierro del 2000, reclamando más ficciones en la TV. Hoy las ficciones brillan por su ausencia, reemplazadas por programas de panelistas y reality shows, mucho más baratos de producir. La ficción no aguantó (y se fue al streaming).

Cranston, Valenzuela y sus miles de colegas tienen todo el derecho a reclamar lo que quieran (e incluso pueden tener razón), pero lo que no entienden es que el negocio de la industria del entretenimiento cambió exponencialmente en los últimos 10 años y que la IA no se puede apagar con un botón de on/off y listo. Al igual que está pasando con otras profesiones, los actores y guionistas deberán en algún momento dejar las protestas cuasi adolescentes y ponerse a pensar cuál es la mejor manera de aportarle valor humano a su oficio. Pueden preguntarle a los taxistas si les sirvió de algo protestar contra la llegada de Uber.

Mientras tanto, en medio de todo el lío, el 27 de julio Netflix subió un aviso para el puesto de jefe de producto para la plataforma de aprendizaje profundo (deep learning). Para trabajar con algoritmos de IA en California, con sueldo de 900 mil dólares anuales. Y el aviso tenía una frase que después borraron: entre las tareas que tendrá el nuevo Chief AI será la de crear “grandes contenidos”. Para muchos fue una provocación y para todos un clarísimo mensaje: el futuro es con IA y las grandes de Hollywood no piensan poner pausa.

Continuará…

Ingresa las palabras claves y pulsa enter.