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Tonga: población en peligro de respirar ceniza y beber agua contaminada por erupción de volcán
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Tonga: población en peligro de respirar ceniza y beber agua contaminada por erupción de volcán

Tras la erupción del volcán en la isla de Tonga, las autoridades advierten del peligro de respirar cenizas o beber agua contaminada.

Hasta el momento se han confirmado tres muertos, dos tonganos y otro británico. Un centenar de casas han resultado dañadas y 50 totalmente destruidas.

En la isla de Tongatapu, donde está la capital, hay daños a las infraestructuras, sobre todo en zonas costeras, pero los centros médicos funcionan con normalidad.

“Para evitar las consecuencias de las cenizas, hay que permanecer en interiores, usar cubrebocas si se sale y beber agua embotellada”, dijo el portavoz de la OMS.

Todavía no se ha podido completar las evaluaciones de daños por la imposibilidad de acceder por vía aérea al archipiélago. Este está compuesto por 169 islas, y el corte de las telecomunicaciones por internet.

La Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) indicó que preocupa especialmente la situación en las islas de Mango y Fonoi. Las cuales se ubican casi a nivel del mar y desde las que se han emitido señales de auxilio. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS), ha comunicado que muchas personas siguen desaparecidas. Mientras que unas 90 personas fueron a un lugar seguro en centros de evacuación y otras huyeron a casas de amigos y familiares.

La agencia señaló que todavía está recogiendo información sobre la magnitud de la destrucción. Además, no ha sido posible contactar con ninguna de las islas de los distritos de Ha’apai y Vava’u.

El portavoz de la OMS, Christian Lindmeier, declaró el martes a los periodistas que Tongatapu está cubierto por unos dos centímetros de polvo y ceniza volcánica. Esto hace temer por la contaminación del aire, el agua y los alimentos.

Se trata de la mayor erupción volcánica registrada en treinta años. A una nube de ceniza, en forma de hongo, de 20 km de altura le siguió un tsunami.

La erupción se escuchó en lugares tan lejanos como Australia y Nueva Zelanda, provocando alertas de tsunami en todo el Pacífico.

Olas de hasta 1,2 metros de altura golpearon la capital, Nuku’alofa, cuyos habitantes huyeron a terrenos elevados, dejando atrás casas inundadas, mientras llovían rocas y cenizas del cielo.

Los servicios internacionales de telefonía e internet siguen siendo poco fiables, tras el corte de un cable submarino de comunicaciones durante la erupción. Se estima que tardará varias semanas en ser reparado.

Publicado en cooperación con Newsweek México

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