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La historia de Posco, el emprendimiento argentino que puso a las estrellas en sus zapatos
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La historia de Posco, el emprendimiento argentino que puso a las estrellas en sus zapatos

Por Tomás Rodríguez

Hacen falta pocos segundos para darse cuenta de que Gastón Greco (34) habla como quien tiene una visión muy clara de hacia dónde quiere ir. Está en México, donde se encuentra atendiendo unos asuntos de Posco, la marca de calzado que inició hace 13 años cuando era un joven que llegaba a Buenos Aires desde su Chaco natal para estudiar arquitectura.

Hoy vende zapatos tanto en la Argentina como en Europa y Estados Unidos, donde hay hasta una tienda de la marca en Greenpoint, Brooklyn, en la que se puede conseguir un par por 250 dólares. Pero eso no es todo: no pocas figuras internacionales de primer nivel han usado sus calzados, incluido el mismísimo Lionel Messi.

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“Es la historia de un emprendedor que un día desarmó un zapato y terminó en New York”, dice Gastón a modo de introducción. Aunque pueda parecer una frase graciosa, en síntesis, fue eso lo que pasó.

Todo empezó en una epifanía. Gastón ya estaba instalado en Buenos Aires, donde cursaba los primeros años de arquitectura. “Un día, a las dos de la mañana, cuando estaba usando el cutter para cortar material para una maqueta, me puse a abrir un zapato para ver de qué se trataba. Yo no era emprendedor ni sabía cómo emprender, pero siempre ayudé a mi viejo que es comerciante. Había leído el libro ‘Padre rico, padre pobre’, que me cambió la cabeza y me di cuenta que tenía que arrancar a emprender muy temprano porque el camino iba a ser largo”, cuenta el creador.

La epifanía lo llevó a conseguir trabajo en una fábrica de zapatos durante la mañana. “En ese momento no tenía capital de trabajo, ni experiencia ni contactos”, recuerda Gastón. Tocaba aprender. Observar el zapato abierto como estudiante de arquitectura lo hizo imaginar un producto simple, funcional, que se pudiera usar todos los días, tanto en el trabajo como en una salida con amigos. Que fuera cómodo, para lo que se usaron hormas muy anchas para que se pueda abrir el pie con facilidad. Que a nivel diseño fuera minimalista, pocas piezas y costuras. Y que contuviera “el ADN argentino”: el cuero.

Al principio Posco empezó a producir en el Chaco. Gastón señala que uno de los factores – y valores – clave que contribuyeron al desarrollo de la marca son los afectos: su padre le mandaba por encomienda los zapatos a Buenos Aires, donde él los repartía junto a sus amigos. “Me acuerdo que un hito fue cuando llamé a mi vieja para contarle que había vendido tres pares”, recuerda Gastón con emoción.

La marca se fue desarrollando hasta tener sus propios locales en Argentina. Sin embargo, la aventura apenas estaba comenzando. “Siempre me hizo cosquillas el mundo. Siempre tuve ganas de ir a jugar a las grandes ligas, y eso era Nueva York, donde tenía amigos.

“Entonces reestructuramos la compañía y la fábrica, preparamos un producto para poder exportar, que tiene estándares mucho más altos y procesos bastante más estructurados para poder mantener estándares de calidad. Justo me agarró la pandemia y me tomé un avión a Nueva York para iniciar Posco desde cero”, cuenta Gastón. No era nada fácil: todo lo que hasta ese momento había logrado con Posco era por ir a vender, conversar con gente, hacer contactos. “Todo el mundo que conocí lo conocí vendiendo zapatos”, puntualiza Gastón Greco. Pero eso no lo detuvo.

Y es que Posco es una marca que creció a pulmón, con mucho trabajo, pero también con ingenio y algo de audacia: Greco logró ejecutar grandes acciones de marketing, como cuando hizo la primera colaboración con el diseñador Martín Churba. “Un día fui a lavar el auto y él estaba corriendo. Lo corrí y en un momento que frena lo encaro, le cuento qué estaba haciendo, e hicimos un producto que terminamos exportando a Japón. Tuvimos la posibilidad de hacerle el producto a mucha gente; a Diego Luna, Gael García Bernal, Jorge Drexler. En Nueva York conocí a Bradley Cooper, y también le ofrecimos el producto”, cuenta el emprendedor. Todo a pura red de contactos. De hecho, en estos días, por medio de una amiga estilista, intentará que el actor Owen Wilson tenga su propio par.

Incluso, Gastón logró que el ex presidente Mauricio Macri tuviera sus propios Posco. “Lo había visto en una nota usar unas Nikes de colores. Y mandamos una carta a Casa Rosada explicando que el presidente debería usar zapatos de industria nacional. Y un día abro el diario y lo veo con los zapatos de Posco”, cuenta.

No conforme con ver a su producto aparecer en la portada de FORBES Latinoamérica 30 Under 30 Most Influential Entrepreneurs, Gastón logró que Posco fuera el calzado de, según sus palabras, “los mejores pies del mundo”: Lionel Messi y la selección nacional de fútbol usaron unos Posco durante el Mundial 2018 en Rusia.

Además del local de Posco que hay en Buenos Aires, está el proyecto de abrir dos locales más en el país y el foco en un futuro cercano más intenso es Estados Unidos. “Es una unidad de negocio que arrancamos hace como dos años y medio. Ya tenemos un local en Green Point, Brooklyn, y es un mercado que valora mucho el cuero argentino, y probablemente también empecemos algo en México”, cuenta Gastón.

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Con el tiempo, Posco también incursionó en otro tipo de productos como buzos y medias hasta billeteras, cinturones y necessaires. “Siempre con nuestro cuero”, resalta Gastón, quien resalta el carácter consciente y ecológico de su creación. La marca trabaja con materiales ecológicos como cueros de curtido vegetales, es decir que no usa taninos, lo cual le otorga mayor durabilidad a todo el producto. También trabajan con materiales reciclados como el algodón. “Los cordones que utilizamos son a base de botellas de plástico que se reciclan. Lo mismo la goma para el caucho de la suela, que también es de materiales reciclados”, apunta Greco.

Además, en Chaco, de donde provienen los cueros para la marca, Posco se encuentra armando una fábrica para enseñar a la gente talleres de oficio en Vilelas, el pueblo del cual es oriunda la madre de Gastón.

“Yo me di cuenta de que para exportar al mundo uno tiene que entender muy bien quién es. Es muy difícil venderle a una persona de París una campaña con una modelo posando en la Torre Eiffel. ¡Porque ellos son de ahí! Entonces, nuestra última campaña es en El Impenetrable, Chaco. Desde ahí nos diferenciamos”, comenta el joven creador, quien habla de Posco como si hablara de una persona.

“Crecimos juntos. Más allá del negocio, estás construyendo algo que está cargado de emociones, de amor, de momentos malos y momentos buenos”, señala. Esa es la clave, la esencia del todo.

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