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La economía de Milei: ¿Quién le pone el cascabel al león?
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La economía de Milei: ¿Quién le pone el cascabel al león?

Por Mariano Leira

El cambio de régimen que proyecta el holgado triunfo de Javier Milei en el ballotage, promete giros de 180 grados. Todos coinciden en que el desafío de fondo será lograr la “gobernabilidad” necesaria para conseguir poner en marcha su programa. Pero la gravedad de la crisis, que comienza a revelarse en toda su magnitud, va tiñendo los primeros pasos del presidente electo.

Nada indica que la larga transición de 2023 concluya con el cambio formal del Gobierno. Mucho menos con el cierre del año calendario. El cambio de régimen que proyectó el triunfo de Javier Milei el 19 de noviembre contiene otros giros de 180 grados además del papel del Estado, el rol del mercado e incluso de la voluntad individual de los actores económicos que el primer presidente liberal-libertario de la humanidad proyecta como eje central de su gestión.

El desafío de fondo será lograr la “gobernabilidad” necesaria para instrumentar su programa. Pero la magnitud de la crisis económica, que pasadas las elecciones empieza a revelarse con mayor fuerza después del velo que tendió la campaña electoral y la identidad del candidato a presidente con la del ministro de Economía, Sergio Massa, va tiñendo los primeros pasos del presidente electo.

Mileilandia: cómo será Argentina en la Era Milei

A días de las elecciones, Javier Milei todavía no había confirmado quiénes serán las dos principales espadas económicas de su gestión. Contrariamente a lo esperado, que el día del triunfo revelara quién será su mano derecha en materia económica, diferencias en torno del proyecto a encarar fueron dilatando la decisión.

La evolución de los mercados, prueba ácida del mundo de las inversiones, le dio una calurosa bienvenida a las definiciones del también primer economista que será presidente de la Nación Argentina: respeto de los contratos, eliminación del déficit fiscal, recorte del gasto por el lado de la política, renegociación amigable de la deuda con el FMI, fueron suficientes para desatar una primera reacción positiva por los inversores. En caso de resultar exitoso el proceso, reputados analistas en Nueva York explicaron que se trataría apenas de un inicio.

Luis «Toto» Caputo (Foto: NA)

“Lo que aumentaron las acciones en la primera semana en Wall Street, un 20% en promedio, podría no ser nada respecto del precio potencial de esos activos”, relata un inversor radicado en Nueva York. “Los precios, si funciona el plan que proclama Milei, podrían subir 300%, 400% o 500%”, confió optimista en diálogo con Newsweek Argentina.

Durante la campaña electoral, los argumentos y la simplificación conceptual pudieron haberse confundido con las intenciones últimas y reales. La motosierra para el gasto público, la quema del Banco Central, la dolarización de la economía fueron puntos fuertes, nadie podrá decir que no fueron anunciadas. Así y todo, los límites de la debilidad política y hasta de la legalidad pueden obstaculizar la realización de los deseos.

EL JEFE

“La realidad es que la Argentina, hasta el resultado del balotaje, no estaba en el radar de los inversores, y ahora sí lo está. Pero que eso se convierta en un rally sostenible en el tiempo va a depender mucho, primero, de los anuncios que haga Milei en términos de personas, de sus funcionarios; después, de su plan, y después, de los primeros movimientos”, explicó Javier Timerman, CEO de Adcap e inversor radicado también en Nueva York.

En campaña y como candidato, Milei se abrazó a la dolarización como la segunda cara de la estabilización de la economía, contracara de la “quema del Banco Central”, metáfora para su cancelación de su rol en la emisión de pesos. El mandato de eliminar la expansión monetaria y el financiamiento al Tesoro con moneda “espuria”.

Durante meses, el economista Emilio Ocampo fue mencionado como titular del Banco Central y encargado de “cerrarlo”. Pero finalmente dio un paso al costado por las diferencias que surgieron con Milei a partir de un cambio de planes. Ya no era tan seguro ese encargo.

Cómo sería la Argentina de Milei

Como hace meses se relató en Newsweek, aún antes de la emergencia de Molei candidato a presidente, Ocampo fue encomendado para realizar un proyecto de dolarización financiado por un grupo de empresarios escindidos del famoso grupo de WhatsApp “Nuestra voz”, que canalizaba el pensamiento de los principales hombres de negocios del país durante el gobierno de Mauricio Macri.

El plan tomó cuerpo en un libro, “Dolarización: una solución para la Argentina”, que el académico de UCEMA firmó junto con Nicolás Cachanosky. Milei candidato terminó por inclinarse por este plan, frente a otros que planteaban diversas opciones de tipo de cambio fijado para combatir la inflación.

Y si el mercado esperaba también la definición del futuro ministro de Economía, la danza de nombres no cesaba. Mientras se mencionaban a Federico Sturzenegger, también emergía la chance de Luis Caputo. Demián Reidel y Mariano Flores Vidal, que fueron directores del Banco Central en la gestión de Sturzenegger, también eran mencionados, a la vez que economistas de Anker, la consultora de “Toto” Caputo aparecían para realizar la transición en Economía.

Banco Central. Foto: REUTERS/Enrique Marcarian

¿Qué pudo suceder para que las designaciones en las carteras más relevantes y más próximas al presidente electo quedaran relegadas en el tiempo? El propio Milei dio algunas pistas: “Soy economista, no me preocupa. El 10 de diciembre lo conocerán”, aseguró ante las cámaras. “Quien esté en el Ministerio de Economía va a tener que seguir mis lineamientos, por alguna razón soy economista, hasta este momento me ganaba la vida trabajando de economista”, recordó, por si hiciera falta y como si ello confirmara su capacidad para soslayar una rápida designación.

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Será parte de las incógnitas a develar, pero lo cierto es que a pocos días de asumir que por protección o por indefinición no estén aseguradas las designaciones, abrió más incertidumbres acerca del modo de gestión que asumiría el libertario.

Por lo pronto, todo parece supeditado a la cuestión fiscal, a la inflación y la actualización cambiaria. El debate sobre la obra pública y la venta de empresas hoy en manos del Estado, empiezan a generar un ambiente de ajuste o saneamiento de las cuentas del Estado, depende de dónde se mire.

Mientras tanto, la actividad económica muestra una retracción, producto de la inflación, los coletazos de la sequía y las restricciones cambiarias que traban el acceso a las divisas.

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En septiembre, el estimador mensual de la actividad económica (EMAE) cayó 0,7% contra un año atrás, pero en el año la contracción acumula el 1,5%, de acuerdo con el INDEC. La caída se produjo al cabo de una recuperación en julio y agosto. Para el año, los analistas privados estiman que el PBI terminará cayendo 0,67 por ciento.

Se trata de la “pesada herencia” que recibirá Milei. A diferencia de sus predecesores, el Presidente electo no se preocupará por edulcorar la situación con la cual asumirá. El que avisa no traiciona, se dice. Lo cual no releva la traición, que en este caso sería la adopción de medidas económicas de una dureza tal vez desconocida.

Ese será el core de su presentación en la Asamblea Legislativa después de jurar como Presidente.

“El gobierno entrante de Milei ha indicado que planea tomar medidas contundentes para estabilizar las condiciones macroeconómicas y abordar los problemas más apremiantes que generan la inflación desmedida y la grave escasez de divisas”, graficó la calificadora de riesgo Moody’s en un muy cauto informe sobre la elección en la Argentina.

La firma de Wall Street anticipa que “la estabilización de las condiciones macroeconómicas probablemente requerirá fuertes ajustes que tendrán un impacto negativo en la demanda interna y las perspectivas de crecimiento a corto plazo”.

Marc Stanley y Javier Milei. Foto: X

¿Emulará Javier Milei al Winston Churchill de la Segunda Guerra cuando asumió en 1940 como primer ministro y sólo prometió sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor? Desde el punto de vista simbólico, viene sosteniendo que ese costo será pagado por “la casta”, la política, y no por el sector privado ni la gente.

“Cuanto más tiempo permanezcan sin resolver los problemas de Argentina, más difícil y costoso será solucionarlos –apuró Moody’s-. No obstante, la implementación de estas medidas y, lo que es más importante, su ejecución llevará tiempo”, analizó la calificadora de riesgo.

Ya ha abierto el paraguas con escudo teórico el presidente electo. En efecto, Milei viene sosteniendo que las consecuencias de las políticas antiinflacionarias demoran en hacer efecto, por lo cual todo lleva a pensar que no habrá un plan de estabilización de shock, sino que la solución vendrá por la administración de las variables macro: el fin de la emisión, el fuerte recorte del gasto público, por encima de medidas como los controles de precios, salarios o tipo de cambio.

Full mercado. Según prefiguró el libertario, los efectos de estas medidas monetarias surtirán efecto dentro de 18 y 24 meses.

“En el muy corto plazo, las medidas gubernamentales, como la liberalización cambiaria y la reducción significativa del gasto público, podrían provocar una mayor volatilidad financiera y las condiciones económicas podrían empeorar. Con reservas en moneda fuerte prácticamente agotadas y opciones de financiamiento limitadas, el Gobierno deberá enfrentar crecientes pagos de deuda externa en los próximos años”, adelanta Moody’s. Es lo que hay pero, sobre todo, lo que habrá.

LELIQ Y DOLARIZACIÓN

El señalamiento de la macroeconomía como un condicionamiento de los planes idílicos de Javier Milei es una constante de los propios inversores internacionales que saludaron entusiastas el advenimiento del liberal-libertario.

Pero por el momento, lo que aparece como definitorio para los planes de La Libertad Avanza en el gobierno, es la resolución de “la bomba de las Leliq”. Milei ha dicho que dependerá de su “desarme” la posibilidad de levantar el cepo cambiario.

Las Leliq son colocaciones en el Banco Central por parte de los bancos. Cuando alguien deposita a plazo fijo, el banco concurre al BCRA para tomar Leliq, bonos que devengan una tasa de interés equivalente a las de los plazos fijos que le pagan a los clientes. Es el modo que tiene el Gobierno de administrar la liquidez y que no se vayan esos pesos a la demanda de dólares o que presionen a la inflación.

Dada la parálisis de la economía, como nadie demanda crédito, de donde podría tener una ganancia el banco, la única fuente de recursos es colocar sus pesos en el Banco Central. Esas colocaciones devengan intereses. La totalidad de los pesos en Leliq triplican la cantidad de pesos que hay en la economía. Si se “desarma”, es decir, si los bancos devuelven los depósitos, la corrida cambiaria o hiperinflacionaria está garantizada.

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Milei prometió que no violará los derechos de propiedad, por lo cual descartó un “plan Bonex”, para reemplazar los depósitos de los clientes de los bancos. Por eso tiene diversas alternativas. En los últimos días parece haberse inclinado por una “opción de mercado” que permita que los bancos suscriban, en lugar de esas colocaciones, bonos del Tesoro. De esa forma, el Banco Central estaría liberado de esas acreencias y se sacaría de encima una deuda que traba esquemas de conversión de los pesos en dólares.

Con la consagración de Milei, fondos de inversión internacionales podrían estar dispuestos a financiar la operación, si fuera necesario. Muchos analistas consideran que tanto la dolarización como el desarmado de “la bomba de las Leliq” serían innecesarios si se concreta un saneamiento fiscal y se ordena medianamente el mercado de cambios.

Pero el candidato, se sabe, es el economista jefe de este Gobierno, con ideas propias, las que lo llevaron a este inesperado resultado. Su impronta de gestión ocupará un lugar más determinante que la disrupción del propio proyecto liberal-libertario.

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