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La despenalización del aborto alimenta la pobreza y la ignorancia
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La despenalización del aborto alimenta la pobreza y la ignorancia

Tras la decisión de la Corte Suprema Dobbs v. Jackson, que anuló el derecho constitucional a los servicios de aborto, no puedo evitar preguntarme: ¿con qué fin? La mayoría de los estadounidenses apoya el acceso al aborto, no obstante el movimiento de criminalización del aborto ha sido politizado, financiado y legislado por las élites. Si bien la criminalización del aborto no está directamente alineada con motivaciones económicas que, generalmente, guían la política conservadora, pareciera ser parte de una estrategia demográfica para producir ignorancia en las masas y así mantener a las familias de bajos ingresos en la pobreza perpetua.

La mayoría de las políticas gubernamentales, tanto de republicanos como de demócratas, fomentan el enriquecimiento de la clase dominante de élite. Algunos son más obvios, como los recortes impositivos regresivos, los rescates corporativos, la derogación de la neutralidad de la red, la no aplicación de la ley antimonopolio, la política energética poco amigable al clima, el gasto masivo en infraestructura y las bajas tasas de interés. Incluso las políticas pensadas para servir al pueblo estadounidense enriquecen de manera sutil a las élites: límites de impuestos sobre la nómina, desregulación de seguros, préstamos estudiantiles federales, la industria hipotecaria y las cuentas de jubilación.

La política exterior, como los tratados de libre comercio, también enriquece a las élites. El Gobierno mantiene relaciones rutinarias con adversarios extranjeros para obtener acceso a commodities preciosos. Los elementos de disuasión nuclear aseguran guerras interminables que requieren consumibles (artillería, balas, etc.) producidos por la compleja industria militar.

Pero la criminalización del aborto no produce ganancias económicas para las élites. Se alinea con la ideología económica Cornucopiana (generalmente adoptada por los conservadores), que regularmente apoya el crecimiento de la población como un medio para lograr el crecimiento económico. Pero aquellos niños que nacen debido a la criminalización del aborto son dependientes económicos durante 17 años y presentan beneficios económicos nominales a corto plazo por alimentarlos y darles una vivienda.

El acercamiento de la derecha hacia el nacionalismo blanco, a primera vista, también parece inconsistente con la criminalización del aborto. Durante varios años, los bebés “no blancos” superaron en número a los bebés blancos en los Estados Unidos, y las mujeres de color tienden a verse desproporcionadamente afectadas por los límites al acceso al aborto. Las matemáticas puras sugieren que estas tendencias son contrarias a los objetivos conservadores.

Las restricciones al aborto generalmente no reducen la cantidad de abortos, sino que más bien aumentan la cantidad de abortos clandestinos, dando peores resultados de salud física y mental que perturban la vida de las mujeres.

Los embarazos no deseados restringen considerablemente las oportunidades económicas y educativas de las mujeres y limitan su participación laboral, haciendo que necesiten más apoyo gubernamental. Es muy probable que estos embarazos no sean interrumpidos por madres de bajos ingresos, reduciendo las perspectivas económicas y educativas tanto para el niño como para la madre, lo que perpetúa el ciclo de la pobreza. Independientemente de si la criminalización del aborto realmente aumenta la tasa de natalidad, su uso como grillete socioeconómico y educativo es consistente con otros pilares de políticas conservadoras: desinversión de la educación, desinformación y supresión de votantes.

El Partido Republicano ha sido durante mucho tiempo el partido de la desinversión de la educación pública, e incluso promovió el cierre del Departamento de Educación. Los republicanos defendieron la derogación de los estándares académicos, la desvinculación de la acreditación de la financiación federal, los planes de estudio basados en la Biblia, el fin de los préstamos estudiantiles federales, la censura del contenido de las aulas mediante la prohibición de libros y la cancelación de los fondos de las bibliotecas. Los adultos con al menos algo de educación universitaria son más propensos a tener puntos de vista políticos liberales, y el efecto se fortalece entre los adultos con un alto nivel educativo. Así, el conservadurismo se amigó con el anti-intelectualismo y la ignorancia. La adopción de la desinformación por parte de la derecha, que alimenta la infodemia y el rápido aumento de la ignorancia deliberada y «militante», también es consistente con esta estrategia.

La penalización del aborto y las políticas contra la educación pueden afectar de manera similar a los blancos pobres y a las minorías. Pero para el proceso de redistribución del Congreso, que se basa en recuentos decenales del censo, todos los nacimientos son importantes. Este es un buen augurio para los estados rojos de rápido crecimiento como Florida y Texas. Pero no significa que todos los votos importen.

Los conservadores controlan las elecciones aplicando la herramienta centenaria de la la manipulación para reprimir a los votantes minoritarios a pesar de su crecimiento demográfico relativamente mayor. Los conservadores también impulsaron la legislación de supresión de votantes y otros proyectos de ley con el objetivo de socavar las elecciones. Esto ayuda a explicar por qué es menos probable que los residentes más pobres, menos educados y pertenecientes a minorías sean políticamente activos o voten. Estas políticas, por supuesto, preservan el poder de la élite, permitiendo así el enriquecimiento perpetuo de la élite: un estudio de caso en el racismo estructural.

En este camino hacia la idiocracia, el tiempo está del lado de los conservadores. Los demógrafos predijeron durante mucho tiempo que las crecientes proporciones de votantes minoritarios –en lugares como Florida y Texas– darían a los demócratas una mayoría permanente a medida que EE.UU. se hiciera más urbano y menos blanco. Pero este pronóstico demográfico no está dando resultado. Los demócratas, que dieron por sentado el apoyo de muchas comunidades minoritarias en el giro hacia la izquierda del partido, están perdiendo votantes minoritarios en cifras récord.

Por lo tanto, la criminalización del aborto es solo otra parte estratégica de lo que se ha convertido en una tormenta perfecta para el liberalismo. Los ataques contra la planificación familiar y la educación alimentan la pobreza y la ignorancia. Las campañas de desinformación de los medios avivan estas llamas hasta que la gente ya no puede distinguir la verdad de la ficción, lo que permite ataques fascistas contra la democracia, como negar los resultados electorales. El destino demográfico de los liberales está siendo usurpado por la estrategia demográfica de los conservadores.

Los expertos temen que la decisión de Dobbs sea solo un primer paso hacia la derogación sistemática de derechos y protecciones adicionales. De hecho, puede tratarse de algo más que controlar a las mujeres, la sexualidad o integrar la iglesia y el Estado, sino que forma parte de una gran estrategia demográfica que tiene como objetivo consolidar el conservadurismo en el poder y permitir el enriquecimiento indefinido de la élite republicana. Al igual que el cambio climático, el deslizamiento hacia el autoritarismo es un evento de inicio lento que el público puede no reconocer hasta que esté aquí.

Por lo tanto, en caso de que todo esto realmente se trate de poder y dinero: los votantes republicanos y los líderes empresariales que valoran una economía de libre mercado próspera deben reconsiderar los candidatos centristas que financian la educación pública, reducir la ignorancia y la pobreza, restaurar los derechos individuales, y reconocer los resultados electorales legítimos; todas las características de una democracia saludable. Miren a nuestros vecinos extremistas en todo el mundo; el camino actual no termina bien.

Publicado en cooperación con Newsweek Internacional

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