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Los australianos no quieren volver a la presencialidad y exigen que el teletrabajo sea la norma legal
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Los australianos no quieren volver a la presencialidad y exigen que el teletrabajo sea la norma legal

En medio de la pandemia, un tercio de los trabajadores del mundo debieron mantener sus tareas de manera virtual, a través del teletrabajo o “home office”. Pero algunos de ellos ya contaban con esta modalidad como beneficio o como sistema mediante el cual las empresas reducían costos estructurales en oficinas y energía.

El aislamiento lo volvió una norma durante los últimos años. Ahora, ya libres de la emergencia del Covid, varias grandes multinacionales han iniciado una cruzada para retornar a la presencialidad plena, con Elon Musk y Jamie Dimon, de JP Morgan, a la cabeza de ese retorno.

En Australia, este debate se ha vuelto tema de Estado. Frente a la presión de los empresarios sobre los empleados para que regresen a las oficinas, los sindicatos están apelando a la Justicia en busca de un precedente global: quieren que el teletrabajo sea reconocido como norma, desde el punto de vista legal, y no como excepción.

La disputa no solo es contra el Gobierno, sino también contra uno de los bancos más poderosos del país, el Commonwealth Bank of Australia (valorado en US$ 114.000 millones), que dispuso que sus trabajadores deban trabajar presencialmente al menos la mitad del tiempo.

El distrito de negocios de Melbourne, Australia (REUTERS/David Gray/Foto de archivo)

Además, el tercer banco australiano, el National Australia Bank, había ordenado en abril que 500 altos directivos regresaran a la oficina a tiempo completo. El sindicato se opuso y, tras las medidas de fuerza, la entidad financiera terminó aceptando que se pueda solicitar el teletrabajo, pero con ciertas limitaciones en los motivos.

En tanto, en aquel mismo momento, el Estado federal australiano tuvo que aceptar que sus 120.000 empleados pudieran solicitar una cantidad ilimitada de días de home working.

Sobre este proceso, John Buchanan, director de la Red de Investigación sobre Salud y Trabajo de la Universidad de Sídney, le dijo a Reuters: «Todos los cambios profundos en el mercado laboral australiano han surgido de las crisis. Cuando se sufre una sacudida, nunca se vuelve a la situación anterior. Siempre estamos a la cabeza del mundo anglosajón, digamos que en comparación con el Reino Unido, Estados Unidos o Nueva Zelanda«.

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En ese sentido, vale señalar que en Canadá y Europa estas batallas judiciales por la presencialidad no han resultado por ahora en favor del teletrabajo: en Canadá se levantó una huelga de dos semanas tras un acuerdo salarial, pero sin modificaciones en la modalidad; y en Bruselas se sigue negociando sin avances.

A pesar de que la emergencia llegó a su fin y de los planteos empresariales, la realidad muestra que el teletrabajo sigue en auge. En Tokio, la presencialidad se redujo un 20% respecto a 2019; y en Nueva York, un 50%, según datos de la empresa inmobiliaria mundial Jones Lang Lasalle.

El contexto en Australia tiene sus particularidades, ya que los sindicatos se han empoderado a partir de una de las tasas de desempleo más bajos de la historia del país. Al respecto, Melissa Donnelly, secretaria del Sindicato del Sector Público y Comunitario (quien negoció el mencionado acuerdo con el Estado), explicó: “El genio ha salido de la botella: trabajar desde casa es algo que se mantiene mucho más allá del COVID y la pandemia. Las posibilidades en torno al trabajo desde casa se han transformado absolutamente. Esto es lo que se consigue con este acuerdo. Tendrá un efecto multiplicador en distintos sectores»

(Con información de Reuters)

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