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“Roger Waters es un fascista”: libertad de expresión, arte y terrorismo, en la mirada de Darío Lopérfido
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“Roger Waters es un fascista”: libertad de expresión, arte y terrorismo, en la mirada de Darío Lopérfido

El último fin de semana finalmente se presentó en Buenos Aires Roger Waters. La palabra “finalmente” se refiere a que hubo presentaciones judiciales para intentar suspender su show y a que muchos hoteles se negaron a recibirlo por sus opiniones acerca de la guerra entre Israel y Hamás, a la que muchos consideraron “antisemitas”.

La Justicia determinó que prohibir a Waters tocar en la Argentina significaría “censura previa”, algo que expresamente prohíbe nuestra Constitución Nacional. Pero más allá de los fallos, se reabrió el debate acerca de cuáles son los límites de la libertad de expresión.

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Para analizar la problemática, Newsweek Argentina dialogó con Darío Lopérfido, director de la Cátedra Vargas Llosa y habitual columnista de este medio, quien viene refiriéndose en sus editoriales y podcast a la relación entre la sociedad, la política y el terrorismo; y también al territorio de la libertad de expresión, muchas veces a merced de los poderes de turno y de las diferentes agendas globales, de acuerdo a su visión.

En primer término, Lopérfido se refirió a las expresiones de Waters y su postura ideológica: “Roger Waters es una persona, a mi juicio, con opiniones políticas que me parecen siempre espantosas, lo cual lo convierte casi en una persona espantosa. No solo es un perpetuo difamador del Estado de Israel, lo que limita ya casi con el antisemitismo, sino que además justifica ataques terroristas como el de Hamás. Waters estaría de acuerdo con que pase lo que dicen muchos de los líderes de Hamás o de Hezbolá acerca de que el Estado de Israel tiene que desaparecer”.

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Y agregó: “Por más que él asegure que lo que hace es ponerse en el medio, no es posible ponerse en el medio entre terroristas y ciudadanos, o entre terroristas y una democracia. No hay centro ahí. Ese es el grandísimo error que comete Waters y que cometen muchos intelectuales y artistas en el mundo, desgraciadamente. Hay una mezcla de maldad e ignorancia en la gente que sostiene esas cosas. Muchos medios de comunicación lo hacen. Incluso yo he visto últimamente que están diciendo ‘bueno, volvió un niño secuestrado por Hamás y volvió una señora secuestrada por Israel que estaba en la cárcel’. ¡No! El niño que estaba secuestrado por Hamás era un rehén y la señora estaba en una cárcel porque había cometido un delito”.

“Hay una mezcla de mala intención e ignorancia, que también es propia de Roger Waters, quien además es un defensor de Maduro: es un defensor de la dictadura y no le importan los derechos humanos de los que son torturados en Venezuela, de los presos políticos de los que se tuvieron que ir del país”, enfatizó.

En ese sentido, recordó que hay antecedentes recientes que permiten corroborar esa actitud por parte del músico. “Cuando habló pidiendo la paz entre Rusia y Ucrania dijo la barbaridad de que Ucrania había provocado. El viejo argumento sobre ‘la pollerita corta’ para justificar una violación. Ucrania provocó…, dijo. Ucrania está siendo invadida de una manera brutal y para él eso respondía a una provocación”, señaló.

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Sin embargo, el intelectual valoró que el artista finalmente haya podido tocar sin censura. “Roger Waters es un personaje espantoso en verdad. Dicho eso, se habló de que tenían que prohibir sus shows en Buenos Aires, pero yo no estoy de acuerdo con que se prohíba ningún show, aunque sea de una persona como esta. Está bien que se haya garantizado su libertad de expresión”, expresó.

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En cambio, calificó como “un hecho de libertad” que algunos hoteles no quisieran alojarlo durante su estadía en el país. “Ahora, respecto a que no lo hayan alojado en determinados hoteles por sus dichos antisemitas no es un problema de libertad de expresión. Él puede decir lo que se le da la gana, y los hoteles pueden alojarlo o no. A mí me parece que allí hay dos actos de libertad: el de él que puede decir lo que se le da la gana; y el del hotel que elige no alojarlo”, aseveró.

Finalmente, sostuvo que durante sus presentaciones en Buenos Aires Waters ratificó su postura y mantuvo una actitud que evaluó como “horrible” y “fascista”.

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“Me parece que su actitud es horrible, porque en los shows que dio en Argentina terminó poniendo un cartel que decía ‘si tú eres de los que les gusta la música de Roger pero no lo que dice, te puedes ir a la mierda y no estar aquí’. El que se comporta como un autoritario es él. Roger Waters es un fascista”.

Y concluyó: “De algún modo me siento interpelado por ese cartel porque, aunque no soy fan de su música, sí me gusta mucho Pink Floyd. Pero todo lo que él dice espantoso, no me interesa, lo repudio y considero que le hace mal a mucha gente. Algunas de sus canciones me gustan, y eso hace que para él yo me debería ir a la mierda. Se comporta como una persona altamente desagradable y en una actitud snob, como esos artistas millonarios que empiezan como queriendo provocar y terminan diciendo lo mismo que dicen tipos como el Ayatolá de Irán. Se quieren hacer los que defienden la libertad y terminan defendiendo las peores lacras del mundo”.

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