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Quién entregó a Ana Frank a los nazis
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Quién entregó a Ana Frank a los nazis

Un grupo de investigadores cree haber resuelto el misterio de siete décadas sobre quién informó a los nazis dónde se escondía Ana Frank y su familia en los Países Bajos.

La adolescente, cuyo diario es uno de los libros más leídos de todos los tiempos, fue encontrada por la policía en Ámsterdam. En esta ciudad, ocupada por los nazis, Ana Frank estaba escondida dentro de un anexo oculto tras un librero. Fue descubierta el 9 de agosto de 1944.

Frank, de 15 años, se escondió con su familia en la minúscula casa de seguridad durante dos años. Tras ser detenida fue enviada al campo de concentración nazi de Bergen-Belsen, donde falleció.

Durante años se ha creído que la familia de Frank fue traicionada y que los nazis recibieron información sobre dónde se escondían. Aunque se han realizado varias investigaciones, no se ha hallado ninguna respuesta definitiva sobre quién pudo haber conducido a los nazis hacia la adolescente.

Como se informó en el programa 60 Minutes de CBS, un equipo del que forma parte Vince Pankoke, quien trabajó durante tres décadas como agente especial del FBI dedicado a perseguir a cárteles colombianos de la droga, determinó que la persona responsable fue Arnold van den Bergh, quien murió en 1950.

De acuerdo con los investigadores, Van den Bergh, prominente hombre de negocios judío cuya esposa e hijos también vivían en Ámsterdam, presuntamente trabajó como informante de los nazis para salvar a su propia familia de la persecución.

En entrevista con 60 Minutes, Pankoke indicó que él y su equipo pudieron determinar la responsabilidad de Van den Bergh al abordar el misterio de quién entregó a la muchacha y a su familia a los nazis como si fuera una investigación criminal sin resolver.

“Se trata de un caso circunstancial, como lo son muchos otros. En la resolución actual de delitos se requieren pruebas positivas de ADN o videos de cámaras de vigilancia”, indicó Pankoke. “No tenemos nada de eso. Sin embargo, en un caso histórico con tanta antigüedad, y tomando en cuenta todas las pruebas que obtuvimos, pienso que es un argumento bastante convincente”.

UNA INVESTIGACIÓN DE SEIS AÑOS 

Pankoke señaló que los investigadores, que trabajaron en el caso durante seis años, hicieron lo que habrían hecho en cualquier caso criminal no resuelto. Así, revisaron las indagaciones previas, entre ellas, las realizadas por la policía neerlandesa en 1948 y 1963.

Sin embargo, el equipo de Pankoke encontró que dichas investigaciones eran “incompletas”. “Estaban desperdigadas en una docena de archivos distintos. Se habían perdido informes. Los testigos habían fallecido. Los recuerdos no eran precisos”, declaró a 60 Minutes.

Entonces, el equipo comenzó a utilizar los archivos neerlandeses que fueron usados por los nazis para cazar a los judíos. Querían ver si podían establecer alguna posible conexión entre quienes vivían cerca del escondite y encontrar una razón para traicionar a los Frank.

También introdujeron cartas, mapas, fotos y libros enteros en una base de datos de inteligencia artificial desarrollada específicamente para el proyecto para identificar posibles vínculos entre personas que vivían en Ámsterdam en esa época.

Esto los llevó a Van den Bergh y a descubrir que este trabajó en el Consejo Judío, organismo establecido por los nazis para aplicar en su nombre las políticas en la comunidad judía, de manera que se les pudiera dispensar de ser enviados a los campos de concentración.

ENTREGA DE LISTAS DE DIRECCIONES

Pankoke observó que en los registros del archivo nacional se indicaba que un miembro del Consejo Judío, del que Van Den Bergh formaba parte, entregaba a los nazis listas de las direcciones en las que los judíos se estaban escondiendo.

“No hay ninguna prueba que indique que él sabía quién se escondía en cualquiera de esas direcciones. Eran simplemente direcciones que se proporcionaban y en las que se sabía que había judíos ocultándose”, señaló Pankoke.

Los investigadores descubrieron que ni Van den Bergh ni su familia fueron enviados a ningún campo de exterminio cuando los nazis comenzaron a desintegrar los Consejos Judíos. Esto, según Pankoke, solo pudo haber sido posible si Van den Bergh “hubiera tenido algún tipo de prerrogativa”.

El nombre de Van den Bergh también se mencionó en la investigación de 1963, aunque no parece que se le haya indagado a profundidad.

“Leímos solo un pequeño párrafo en el que se menciona que, durante la entrevista con Otto Frank [el padre de Ana], él dijo que, poco después de la liberación, recibió una nota anónima en la que se identificaba a Arnold van den Bergh como la persona que reveló la dirección donde se hallaba el anexo en el que se ocultaban.

En 2018, Pankoke y su equipo encontraron al hijo de uno de los antiguos investigadores que, de manera sorpresiva, pudo localizar la copia que Otto Frank hizo de la nota en la que se nombraba a Van Den Bergh.

NO ES UNA ‘PISTOLA HUMEANTE’

Pankoke dijo a 60 Minutes que las pruebas que han descubierto con respecto a Van den Bergh no son exactamente “una pistola humeante”, sino más bien “una pistola tibia con la prueba de la bala muy cerca de ella”.

Thijs Bayens, un documentalista neerlandés que también trabajó en la investigación, señaló que le “resultó muy doloroso” descubrir que la persona que pudo haber entregado a los Frank había sido otro judío que trataba de salvar a su propia familia.

Cuando se le preguntó por qué, Bayens dijo a 60 Minutes: “Porque puedo sentir el dolor de todas esas personas puestas en una situación que para nosotros es muy difícil de comprender”.

Newsweek contactó al Fondo Ana Frank, fundado por Otto Frank en 1963, y a la Casa de Ana Frank en Ámsterdam para registrar sus comentarios. No hubo respuesta antes de la publicación de esta nota.

Publicado en cooperación con Newsweek México

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