Loris Zanatta, historiador italiano, analizó el gobierno de Javier Milei y lo primero que marcó fue que «es muy difícil» porque «tiene algunos aspectos que dan la impresión de algo totalmente nuevo, pero después de 100 días y poco más de gobierno, me parece que es un poco menos nuevo de lo que parecía al comienzo».
En diálogo con Cristina Pérez en Radio Rivadavia, explicó: «Son formas nuevas de cosas bastante viejas» y fue ahí cuando lanzó: «Yo a veces tengo la impresión de que quiere parecerse a Menem gobernado como Kirchner».
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«En términos de cultura política, de práctica institucional, esa idea de unanimismo por el cual él es el líder del único pueblo elegido, me parece que en la historia argentina se parece más al bando peronista que al bando liberal», precisó y marcó: «Él se autodefine siempre como liberal, pero yo le veo más los rasgos de populismo peronista, menemista y cada día más».
«Hasta la idea corporativa de ningunear la cuna de la democracia que es el Parlamento en todo sistema liberal democrático y tratar de captar, apoyarse en las corporaciones: los jueces, los sindicatos, los servicios, las Fuerzas Armadas hasta la Iglesia», detalló y sostuvo: «Sustituir la casta antigua con la casta nueva».
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Sobre la situación de nuestro país, manifestó: «El problema argentino parece la economía pero la economía es el síntoma la fiebre, el problema es cultural, institucional» por lo que se mostró en desacuerdo con el «pensar que arreglar la economía para arreglar la convivencia democrática», ya que, «sería escribir sobre arena y un viento se lo llevará».
«Si uno mira la historia, la visión de Milei es muy parecida al positivismo del siglo XIX», señaló y desarrolló: «La idea de que hay una elite ilustrada de la que él forma parte, que tiene unos autores sagrados: los liberales que todos conocemos aunque nadie los haya leído, que un poco se asustaría de leer a alguno de ellos, y esa pequeña elite es la única que sabe cómo funciona el mundo». «Milei reivindica un liberalismo, que si le hacen caso, es un liberalismo predemocrático, una época de elites todavía», marcó.
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Por lo tanto, «volver a un liberalismo tecnocrático, que desprecia la democracia, a mí me parece un retroceso», afirmó y aclaró: «Más que un retroceso es un riesgo enorme».
«Ahora gozará de popularidad, como gozó el primer Menem, como gozó Kirchner, pero si uno no asienta todo esto en la persuasión, en instituciones fuertes, el clima cambia», advirtió y agregó: «Se lleva todo: hoy tanta popularidad y mañana, no queda nada».
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«Es probable eso que se está diciendo, que el kirchernismo no va a volver», manifestó y consideró que «lo más racional sería que el peronismo se mirara en el espejo y cada peronismo encontrara su lugar», es decir, «que finalmente, reconociera que no tiene sentido que todo forme parte del mismo equipo».
Sin embargo, señaló «que eso es en la teoría, ya que, en la práctica, el peronismo desde la oposición, siempre terminó compactándose en sus mitos o en sus banderas» al tiempo que dejó en claro que «hay una parte del peronismo que está totalmente con Milei: la vieja clase menemista volvió a meterse en la clase dirigente y volvió a ser la casta que fue en su momento».
Es por eso, «que yo veo que hay una cierta ciclicidad» y planteó: «Quién dice que no va a aparecer bajo otra forma el kirchnerismo». «El kirchnerismo no es un invento de los Kirchner, viene de los 70′, de movimientos extra parlamentarios, de antes de Eva Perón, de una idea mesiánica de la política», desarrolló.
Zannata fue claro y aseguró: «No existiría Milei sin Kirchner» y añadió: «Tal vez no habría existido Kirchner sin Menem».
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Para concluir, enfatizó: «Lo institucional es lo más relevante» y cuestionó: «Un presidente que se le pasa todo el tiempo insultándo a quienes no piensan como él». «Un presidente, le guste o no, debería recordar que es presidente de todos», remarcó y aseguró: «Las formas son fundamentales en democracia, por lo que no puede ser un presidente que sea tan grosero, tan vulgar hacia quien piensa distinto a él».
Por lo tanto, «yo no puedo tolerar esta forma de gobernar: me parece un fenómeno muy extraño y muy excesivo» y precisó: «Argentina muchas veces produce fenómenos extremos, tan extremos que no pueden durar mucho», debido a que, «lo extremo dura poco es inevitable».
