Luego de la golpiza que sufrió el ministro de Seguridad bonaerense Sergio Berni en medio de la manifestación por el crimen de un colectivero, su par de Nación, Aníbal Fernández, salió en su defensa y criticó a quienes lo atacaron.
“Es una locura lo que le hicieron, lo rechazo enfáticamente, es un despropósito, ¿qué responsabilidad tiene él? Es una locura”, expresó el funcionario nacional.
“No estoy de acuerdo con las reacciones violentas, lo primero que hay que hacer es no aceptar que 20 tipos agredan así a un funcionario”, arremetió el titular de la cartera de Seguridad.
Fernández remarcó que “no le podés cargar un hecho determinado a una autoridad que reacciona en función de las capacidades que tiene”, ya que la provincia de Buenos Aires “es grande” y “no se arregla tan fácilmente”.
Sergio Berni consideró que el crimen no fue “un simple robo”, ya que “nadie roba con dos vehículos de apoyo, con armamento que no es habitual, que tiene munición carísima”.
Pero el ministro nacional descree que haya “algo raro”: “Es cierto que es un arma muy rara, es llamativo en estos hechos, pero uno no puede dejar de pensar que un tipo que va a robar no se haya robado quizás un arma calibre .40 antes […] No es un arma común pero los ladrones también usan la 9 milímetros, que tampoco debiera encontrarse en hechos callejeros”.
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“No hay mucho para explicar, no hay elementos. Por lo que escuché en televisión tienen evidentemente alguien detenido y estarían detrás de las pistas de otros dos. Si se hace investigación profunda conoceremos los motivos porque no tiene razón de ser lo que pasó”, agregó.
En ese sentido, Fernández admitió que no cree que este crimen “haya un mensaje a la clase dirigente” como se ha planteado. Y remarcó que deben continuar con las tareas para mejorar la seguridad: “No hay magia, hay un trabajo que se tiene que hacer”.
“Se pueden hacer un montón de cosas para proteger a los colectiveros, pero están supeditadas a terceros, cualquiera de las cosas que se digan son de altísima cuota de experimento y nada más”, sumó.
«Los choferes que trabajan en La Matanza están a la buena de dios»
