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La derrota de las ideas instaladas y de un modelo basado en la corrupción
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La derrota de las ideas instaladas y de un modelo basado en la corrupción

La media sanción de la Ley Bases es una buena noticia. Un pequeño paso adelante para empezar la tarea de desmontar muchas de la marañas inútiles y corruptas que anidan en el Estado argentino.

Han quedado en el camino algunas cosas necesarias vinculadas a la reforma laboral, pero se sabe que gran parte del sindicalismo tiene terminales en diputados y se manejan de manera mafiosa para defender sus negocios. Hay que conservar esa reforma como objetivo. La reforma laboral es clave para que se vuelva a crear empleo.

El gran símbolo que deja la aprobación de la ley es la derrota total de muchas cosas que el kirchnerismo había instalado como ideas. La justicia social y el Estado presente eran grandes mentiras del kirchnerismo que estaban enraizadas en ciertos sectores sociales y que para lo único que sirvieron fue para dejar un país con una pobreza espantosa y una economía destrozada.

La sociedad se dio cuenta de cómo el discurso banal de la izquierda peronista, y de todos los sectores progresistas eran falsedades, dichas con tono solemne, y cómo eso trasladó a la política su hartazgo.

Los errores del Gobierno favorecen a la casta desestabilizadora

Los diputados del PRO, muchos radicales, y los diputados independientes que votaron la ley escucharon a la sociedad y votaron la ley abandonando, en muchos casos, posturas progres que hoy no tienen cabida en la sociedad. Bien por ellos y bien por Milei agradeciendo a los diputados. El camino debe ser ese.

La derrota del discurso progre en Argentina es rotunda. Se vio en las manifestaciones por temas como el INCAA, Télam o la Televisión Pública. Pusieron sus habituales caras de mártires y salieron a manifestarse y a nadie le importó: estaban solos defendiendo lo que consideran que es suyo costeado con el dinero de todos. Están pagando la cuenta por años de corrupción, discriminación al que pensaba distinto y desestabilización a los gobiernos que no eran kirchneristas.

Los peronistas han robado en todas las áreas, hasta con los derechos humanos. Lo peor de todo es que mientras robaban se sentían con derecho a juzgar al que pensaba distinto.

Solo un ejemplo: recuerdo los escraches que me hicieron cuando dije que no había habido 30.000 desaparecidos (reivindicando las investigaciones de la Conadep). Con todo cariño a mis escrachadores, debo informarles que la magnitud de la derrota política que sufrieron es enorme. Todos los que persiguieron al que pensaba distinto están sufriendo la peor de las derrotas, que es ser ignorados frente a sus reclamos. Lo que cambió es la sociedad argentina, que se dio cuenta de que el kirchnerismo y la izquierda usaban discursos solemnes para robar tranquilos.

Así funcionaba el Ministerio de la Corrupción del Gobierno de Alberto Fernández

Se excedieron y ahora todos sus símbolos caen y nadie les presta atención a sus reclamos. Que se esté investigando los fraudes que se hicieron con las indemnizaciones a víctimas de la dictadura muestra la decadencia de los organismos de derechos humanos que supieron tener, en otro momento, una imagen distinta.

Ahora nadie les presta oídos cuando se suben a sus patéticas tribunas a vociferar dichos antisemitas, como sucedió hace poco con el patético Pérez Esquivel.

La media sanción de la Ley Bases puede ser una buena hoja de ruta para un gobierno que no tiene mayorías en el Congreso. Deben trabajar con el sector de diputados y senadores que quieren borrar el pasado kirchnerista y que interpretan a una sociedad que cambió y que necesita, con urgencia, sacarse de encima las mentiras del kirchnerismo.

Es necesario que Argentina pase de la decadencia a un proceso virtuoso de mejora económica y progreso individual.

La libertad de expresión, el estalinismo kirchnerista y un peligroso brote de antisemitismo

Todo eso debe hacerse sin sombras de corrupción, que es, en definitiva, lo que ha esquilmado al país. Nos enteramos de que la directora de Aduanas, Rossana Ludovico, tomó una deuda de 250.000 dólares con una empresa denunciada por contrabando. La aduana es un organismo corrupto y durante la gestión de Massa fue un paraíso de corrupción.

Por tanto, el gobierno debe preservarse de los peligros de la pérdida de confianza de la población. Un cese inmediato de la funcionaria (que viene de la gestión anterior de Massa y Guillermo Michel) es la única conducta posible frente a un hecho así.

La confianza pública es muy importante siempre. En este momento es la clave de todo.

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