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Oficialismo y oposición en la Era Milei: ¿Hacia una nueva cartografía?
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Oficialismo y oposición en la Era Milei: ¿Hacia una nueva cartografía?

Por Manuel Zunino (*)

Con el embrión de un nuevo gobierno gestado, luego de asistir al armado de un gabinete con roscas a cielo abierto y mientras todavía nos rodea la incertidumbre, tenemos una certeza: en los movimientos de algunos jugadores se aprecia su tentación de rescribir el mapa político.

Quienes tienen la intención de ganar espacio sienten que se viene el momento de hacerlo y asumen que tanto los triunfos como las derrotas abren oportunidades.

Del lado del nuevo oficialismo se viven horas de tensión y se abren dos interrogantes: 1) Qué tipo de liderazgo va a ejercer Milei. No tenemos antecedentes para especular, es un outsider al que no vimos conducir ninguna organización, y no sabemos cuál de los Milei que conocimos hasta acá va a prevalecer. 2) Qué lugar ocupará Macri en la morfología y la dinámica del gobierno nacional, si será una solución o un problema para el Presidente Electo.

El triunfo de La Libertad Avanza rompió más de una década de polarización intensa, corrió momentáneamente de roles ejecutivos nacionales a los dos grandes partidos históricos y al parecer cumplió el anhelo de Mauricio de generar las condiciones para construir una nueva alianza de derecha bien definida.

Ante la inminente puesta en marcha de esa alianza, falta definir la conformación de su adversario, ya que no hay nosotros posible sin la definición de un otro.

Por ahora, del lado de la oposición mayoritaria, peronismo y radicalismo entran a zona de boxes. En este proceso -sin ánimo de jubilar a ninguna de las figuras ya consolidadas en la escena nacional- vale poner el ojo en tres dirigentes jóvenes (sub 52) que a partir de mañana tendrán un lugar destacado en la agenda debido a su responsabilidad de gestión.

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El primero: la centralidad de Kicillof no se discute, por lo que representa, por el rol que jugó en la campaña enfrentando a Milei, porque a contramano del clima establecido y en medio de una derrota del Gobierno Nacional, revalidó su gestión y fue de los pocos distritos donde Unión por la Patria logró un triunfo de Sergio Massa en el balotaje.

Por su parte, dos dirigentes que a pesar de provenir de armados diferentes comparten características entre sí: habitan las filas de los partidos históricos y conducirán desde el 10 de diciembre el ejecutivo de sus provincias. Tienen más cosas en común. Jugaron -al menos subterráneamente- para que en el balotaje ganara Milei o siendo elegantes, no hicieron todo lo que estaba a su alcance para evitarlo. Son los gobernadores de las dos provincias más potentes del centro (en términos de recursos y electores) y mantienen la convicción de que el próximo presidente saldrá del interior.

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Coinciden en que sus partidos se deben reciclar mientras el gobierno de Milei implemente un ajuste inaguantable. En ese escenario se imaginan compitiendo en lo más alto dentro de 4 años.

Y ambos tendrán que sortear la incomodidad de haber quedado en perspectiva con cierta cercanía al nuevo gobierno. Maxi Pullaro ya intentó desmarcarse: “Juntos por el Cambio no puede cogobernar con Milei”. Martín LLaryora, mientras el schiarettismo toma posición ocupando lugares importantes en el nuevo gobierno, se puso el cassette: “Lo que tenemos que hacer nosotros es no poner piedras ni palos en la rueda, sino todo lo contrario, acompañar, apoyar, porque si le va bien a Milei, le va bien a la Argentina”.

Arranca el juego, veremos como van moviendo las fichas y tomando posición; por el momento y mientras lo decida, la pelota está en la cancha de Milei.

(*) Sociólogo y director asociado de Proyección Consultores

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