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La otra semana, por Darío Lopérfido: el caso Lola Arias y la doble vara de la izquierda “woke”
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La otra semana, por Darío Lopérfido: el caso Lola Arias y la doble vara de la izquierda “woke”

El análisis de Darío Lopérfido, desde España

La actriz y directora Lola Arias ganó el prestigioso Premio Ibsen, que otorga el Gobierno de Noruega y que es considerado el mayor premio mundial al teatro. Y lo a partir de un innovador subgénero en el que la ficción y la realidad se entremezclan en escena.

La semana pasada, la dramaturga le dio una entrevista a Clarín para hablar de esta distinción, de su carrera y, desde luego, de la grieta que atraviesa hoy a la cultura argentina, y que se profundizó a partir de la asunción de Javier Milei, en diciembre de 2023.

En ese marco, el periodista Hernán Firpo le preguntó: “¿Trabajarías en una ficción plana con actores de verdad tipo, no sé, Luis Brandoni?”. Y Arias contestó: “Con Brandoni seguro que no”. Sorprendido, el reportero insistió: “¿Por?”. La respuesta fue contundente: “Porque es un macrista. No trabajaría con una persona con la que tengo enemistad ideológica, a menos que quiera tener un facho arriba del escenario. Ahí puede ser”.

Desde luego, sus palabras generaron polémica y, para analizarla, Newsweek Argentina conversó con Darío Lopérfido, quien analizó las palabras de la directora teatral y el contexto nacional y global en el que se produjeron.

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LAS PALABRAS Y LA REALIDAD

A modo de introducción, Lopérfido afirmó: “Me gustaría referirme un caso particular que sucedió esta semana para realizar un análisis sobre lo que en general es la izquierda ‘woke’, el pretendido progresismo, y lo que implica la banalización de algunas palabras”.

Y repasó el hecho: “El otro día en el diario Clarín le hicieron un reportaje a la directora de teatro Lola Arias, por un premio que había recibido. Pero al final el periodista le pregunta por el teatro de ficción. Ella no hace teatro de ficción, hace un teatro, digamos, testimonial -documental, se lo puede llamar-, donde no se actúa, sino más bien gente cuenta su experiencia. Entonces el periodista le pregunta: ‘¿Trabajarías en una ficción plana con Luis Brandoni?’. Y ella contesta ‘seguro que no, porque es un macrista; no trabajaría con una persona con la que tengo enemistad ideológica, a menos que quiera tener un facho arriba del escenario. Ahí puede ser’”.

“En primer lugar, cualquiera que entienda de relaciones públicas debería decir ‘no, nunca lo pensé’. Pero la secta esta -porque desafortunadamente mucha gente del teatro, y no solo en Argentina, sino en muchos lugares del mundo, en el teatro más bien independiente- tiene un embrutecimiento político que necesita cada tanto demostrar”, subrayó.

Siguiendo esa línea, explicó que “primero hacen una distorsión de las palabras, porque llamar ‘facho’ a alguien a esta altura… A cualquiera de nosotros nos han llamado fachos”. Y aclaró: “Esta gente desconoce, aliviana y mal usa el idioma, pese a que se consideran personas de la cultura. Fascista es alguien que haya estado con Mussolini, y no justamente un actor que más bien toda su vida fue un socialdemócrata, alfonsinista, estuvo siempre en el radicalismo”. Esto último, desde luego, en referencia a Brandoni.

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“Pero esta gente, esta izquierda woke, un poco bastante atontada”, continuó, “lo que hace es cambiar el sentido de las palabras, entonces, si uno quiere decir (como me pasó a mí) que la cantidad de desaparecidos es la que india la Conadep, te dicen negacionista, como si uno estuviera negando algo cuando dice eso; o si en Argentina alguien dice (y me incluyo) que las víctimas del terrorismo también merecen ser homenajeadas, igualmente te van a decir negacionista”. “O sea, nunca usan las palabras con corrección y eso es mal generalizado en el mundo”, insistió.

Por otra parte, señaló: “Tienen siempre esta cosa de mostrarse solemnes y en una impostura, de declamar ‘tal es mi enemigo político, mi adversario político, porque es macrista’. Entonces, también vale la pena recordar la doble vara que hay en muchos lugares”.

Y recordó: “Es un caso particular que estoy analizando. No me interesa particularmente Lola Arias. Pero Lola Arias ha trabajado y sus espectáculos han sido programados mayormente por la administración de Macri en la Ciudad de Buenos Aires. Yo recuerdo un espectáculo que fui a ver en el Centro Cultural San Martín, que es de la Ciudad de Buenos Aires. Y eso fue en la gestión de Macri. Y no creo que ella considerara fascista a la directora del Centro Cultural San Martín, que la había programado. Esa directora del Centro Cultural San Martín estaba puesta en ese cargo por Mauricio Macri”.

El propio Lopérfido recordó haber programado a Arias cuando estaba al frente del Festival Internacional de Teatro de Buenos Aires. “Y yo mismo fui director del FIBA, del Festival Internacional de Teatro, y recuerdo perfectamente un año que estaba programada Lola Arias, y ella era muy simpática conmigo también. Y yo era el director del FIBA de la gestión de Mauricio Macri. De hecho, creo que ahora va a hacer algo en la Ciudad de Buenos Aires, y el jefe de Gobierno de la ciudad es Jorge Macri”, remarcó.

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Por eso, enfatizó: “La liviandad de las palabras se cae cuando salís de la impostura de decir algo por los medios para que tu secta te aplauda, pero en realidad lo que estás diciendo es una banalidad, porque no te molestan los macristas, los pertenecientes a la gestión de Macri o, mucho peor, la gente como yo, que soy liberal, cuando te programan y te hacen ganar dinero. Además, en el caso del festival que yo dirigía, estar ahí hacía que un montón de programadores internacionales vean tu trabajo”.

“Es la banalidad absoluta. Es un postureo para que la secta progre, woke, que te sigue, te aplauda. Pero después eso no se puede concretar en los hechos porque no decís nada cuando los macristas te programan. Esa doble vara de esta señora, Lola Arias, es la de todo el mundo woke. Ellos necesitan calificar de negacionista, de fascista”, analizó.

Para el intelectual argentino, hoy coordinador de la Cátedra Vargas Llosa, “mal usan un montón de palabras pero ya nadie les cree, porque todos saben que es una impostura”. “Hacen una distorsión del lenguaje usando palabras banalmente, pero que para muchos pueden ser un premio: qué alguien de izquierda a mí me diga ‘fascista’ me honra. Si no me lo dijeran, me sentiría mal”, bromeó.

Pero recalcó: “Este caso permite ver claramente este comportamiento banal y esa doble vara woke que anida particularmente en algunos sectores del espectáculo y de la cultura. En Argentina fue bastante notorio durante los años del kirchnerismo. Por suerte, ahora han sido derrotados electoralmente y están peor, creo. Pero es un fenómeno global”.

Darío Lopérfido

Finalmente, sostuvo que “hay que usar las palabras con corrección” y agregó: “Lo que ha dicho Lola Arias me parece una tremenda banalidad. Es una absoluta tontería de una persona que exhibe su brutalidad para satisfacer a su secta y algunos miembros de su profesión, porque, por supuesto, no son todos”.

“Me gustaría terminar recordando que Luis Brandoni fue amenazado por la Triple A, se aguantó la censura, estuvo detenido durante la Dictadura en Automotores Orletti y le hizo frene a esa Dictadura como dirigente sindical. Esto es bastante más que lo que la señora Arias admira. Se trató sin dudas de un episodio de vulgaridad intelectual”, concluyó.

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