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Entrevista a Darío Lopérfido: “Hay que defender a este gobierno porque lo van a querer desestabilizar”
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Entrevista a Darío Lopérfido: “Hay que defender a este gobierno porque lo van a querer desestabilizar”

El director de la Cátedra Vargas Llosa y habitual columnista de Newsweek Argentina, Darío Lopérfido, asegura que el peronismo, la izquierda y otros sectores que podrían ver afectados sus intereses buscarán desestabilizar al gobierno de Javier Milei.

En una entrevista exclusiva aseguró que es imprescindible que los “sectores no kirchneristas” se unan para defender la institucionalidad y el voto popular que, “casi en un 60% optó por este cambio”. Además, explicó en qué consiste la “batalla cultural” y vislumbró cómo será el nuevo escenario político a partir del 10 de diciembre.

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¿Por qué ganó Milei?
– Mieli ganó porque entendió primero que nadie la profundísima crisis del sistema político argentino. Lo vio. Quizás al principio intuitivamente. Después a eso lo transformó en una especie de bronca con el discurso contra “la casta”. “La casta va a morir”, y todo eso. Y finalmente lo fue acomodando. Pero lo vio primero. A mí me desesperaba que desde Juntos por el Cambio no vieran lo que pasaba, porque venía pasando desde hace muchos años. Te doy un ejemplo puntual: si ves las elecciones legislativas de hace dos años, ya había sacado muchos votos en la Ciudad; también había sacado muchos votos López Murphy; había sacado muchos votos Espert en la Provincia de Buenos Aires. Y todo eso era algo que no tenía articulación (porque López Murphy iba por adentro JxC y Milei, por afuera), pero eso ya marcaba el camino hacia el que el electorado empezaba a ir muy rápidamente.

No deja de sorprenderme que la habilidad de rosquear en la política no coincida con la habilidad para entenderla. Me pareció increíble lo de Larreta, que gestionó la Ciudad, que hizo campaña durante un año y pico y que era el virtual candidato a presidente desde que terminó la presidencia de Macri, y aun así no entendiera a su electorado. Hablaba en lenguaje inclusivo, hacía actividades de cultura que tenían que ver con el discurso kirchnerista. Hacía gestión para la gente que lo lo iba a votar nunca.

Hizo una campaña presidencial que duró un año, dilapidando una cantidad enorme de recursos; si se auditaran esos números sería una cosa tremenda. Y todo eso sin entender a su electorado base. Entonces, eso produjo durante cuatro o cinco años una sangría de votos de JxC hacia Milei. A su vez, JxC dejó de captar los nuevos votos, los de los chicos jóvenes. Se fueron con Milei, que sí entendía lo que estaba pasando, comprendía el hastío de la gente contra una forma de hacer política muy perniciosa, muy mala y que había llevado a la Argentina al 42% de pobreza actual.

Darío Lopérfido junto a Mario Vargas Llosa

¿La pandemia jugó algún rol en ese proceso?
– Bueno, en el medio de eso vino la pandemia. Y los políticos tampoco entendieron lo que había provocado ese encierro medieval, esa locura, la gente que perdió sus empleos, la gente que tuvo que cerrar sus negocios, la gente que empezó a tener problemas psicológicos, los chicos que empezaron a tener problemas de aprendizaje. Lo que pasó en Argentina con la cuarentena no pasó en ningún lugar del mundo. Tampoco hubo una lectura de cómo quedaba la sociedad después de eso. En el momento en que Patricia Bullrich le gana las PASO a Larreta, ella ya entendía lo que había pasado, pero era muy tarde para el deterioro que había sufrido JxC tras muchos años de un discurso hegemónico que no interpretaba a su electorado ni a la sociedad. Milei interpretó a la sociedad y ganó.

¿Esta nueva alianza entre Macri y Milei puede permitir que esas ideas que usted sostiene que no estaban bien interpretadas ni representadas se plasmen en políticas concretas?
– Yo no sé si hay realmente una alianza. Nos falta a todos saber si lo que hay es realmente una alianza, pero se me hace muy difícil imaginar que no la haya. Tal vez una alianza de apoyo legislativo para realizar las reformas más importantes. Lo que pasa es que la configuración política del país cambió. Hoy no me imagino que Juntos por el Cambio pueda seguir funcionando con todos juntos, votando todos al mismo tiempo, porque hay diferencias ideológicas muy fuertes. Ya en los últimos tiempos estaba atado con alambres… Lo que dice López Murphy no tiene nada que ver con lo que dice Stolbizer; lo que dice Bullrich no tiene nada que ver con lo que dice Lousteau. La aparición de Milei y su discurso puso en una crisis ideológica a Juntos por el Cambio. Hay un montón de gente a la que le gusta lo que dice Milei acerca de ajustar el Estado, que de cerrar o desfinanciar a las empresas públicas. A la gente que apoya a Macri o a Patricia Bullrich le gusta eso. Y a otro sector no. Ya Carrió dijo que se iba; y a muchos sectores del radicalismo y del peronismo que está ahí adentro tampoco les gusta. Hay que hacer una configuración nueva.

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¿Puede Milei gobernar sin Juntos por el Cambio como unidad? Porque más allá de Macri y Bullrich, allí hay gobernadores, senadores, diputados, intendentes…
– Puede gobernar, pero va a necesitar mucho apoyo legislativo. Yo creo que este es un momento en el que todo el arco político no peronista (o no kirchnerista) debería apoyar las medidas de Milei, porque independientemente de lo que interprete cada uno, lo que va a haber es una resistencia desestabilizadora contra este gobierno. Ya se ve. Por ejemplo, aunque después se arrepintió, Biró dijo que lo iban a tener que matar para cerrar Aerolíneas. Y la izquierda está anunciando que va a estar en la calle. El primer año de Milei va a ser durísimo.

Lo que dejaron Massa y Alberto Fernández es una bomba de relojería. Por eso, tiene que haber dos tipos de apoyo: un apoyo político al gobierno desde la oposición al kirchnerismo; y luego Milei tiene que armar un consenso muy grande en la opinión pública acerca de algo que venimos diciendo desde hace tiempo y él mismo lo repitió el otro día, y es que no es más “shock o gradualismo” porque “no hay espacio para el gradualismo.

El país tiene una bomba de deuda a punto de explotar y un nivel de productividad bajísimo. Estaba leyendo estos días sobre unos tamberos que cierran sus tambos porque pierden dinero por cada litro de leche que producen, en relación a lo que les pagan. La estructura productiva está rota, tenés ocho mil tipos de cambio, estás al borde de una hiperinflación. Por eso digo que se necesita un consenso lo más amplio posible para explicar que se vienen épocas duras y que hay que defender a este gobierno porque lo van a querer desestabilizar. Yo creo que todo lo que se llamaba Juntos por el Cambio, y que ahora no sé qué va a pasar, tiene que apoyar a este gobierno. Claramente.

Darío Lopérfido

¿Cómo imagina al peronismo que viene? ¿Cómo se va a reconfigurar luego de la derrota de Massa?
– No va a ser una opinión constructiva. Van a entrar en una cuestión de internas. Van a pasar muchas de las cosas que pasan cuando el peronismo pierde. El gobierno nuevo tiene que tener la inteligencia y la decisión política de romperles todas las cajas que tiene el kirchnerismo en el Estado nacional, porque literalmente tomó áreas enteras, las llenó de empleados, de gente que tiene la firma, manejan los resortes, y de ahí es de donde se financian. Te desestabilizan desde dentro del Estado, porque activan una especie de máquina de impedir. Hay que ver qué pasa en la Provincia de Buenos Aires, porque esa es la única instancia de poder real que conservan. Hay que ver si Kicillof va a seguir pendiente de Cristina o si va a buscar independizarse junto a otros sectores del peronismo. Ese es un dato clave. Va a haber una declinación política muy fuerte del kirchnerismo, que se va a poner muy de manifiesto con la situación judicial de Cristina Kirchner, que de hecho es muy mala. Ya era mala, pero estaba en la Vicepresidencia, trataba de meter acuerdos para jueces, mantener a la jueza Figueroa, es decir, tenía algún juego. Dentro de unos días no va a tener más juego, y su horizonte judicial es muy malo.

¿Imagina a Cristina presa?
– No la veo presa porque no tiene edad para ir presa. Pero sí la veo condenada en dos o tres causas. ¡Ya está condenada! Lo que pasa es que en la Argentina es tan tremendo todo, que se ha naturalizado que la vicepresidenta tenga una condena judicial. Está en instancia de apelación, pero seguramente no tenga un resultado favorable, porque ese juicio ventiló cosas muy obvias respecto a su situación procesal. Presa en una prisión no va a estar, pero sí probablemente tendrá prisión domiciliaria, o algo así.

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Parte de las alianzas que está tejiendo Milei son con el peronismo, encarnado en las figuras de Schiaretti y Randazzo. ¿Milei puede confiar en ellos y llevar adelante su agenda en el Congreso? ¿O pueden significar un freno a sus políticas?
– En algunas cosas va a poder avanzar. Pero ese peronismo de Randazzo y Schiaretti es insignificante en términos legislativos. No mueven la aguja. En cambio, yo creo que uno de los grandes pilares en los que Milei va a poder apoyarse son los gobernadores de Juntos por el Cambio. Son muchos y comparten con él el deseo de gobernabilidad. Los gobernadores necesitan gobernabilidad y tienen a los legisladores. Por lo tanto, hay un factor a partir del cual se pueden trazar alianzas, no ideológicas, sino simplemente de gobernabilidad. Si ves el bloque de senadores de La Libertad Avanza, es insignificante. Tenés que buscar cómo ampliar eso. Y allí hay kirchneristas furiosos. Pero el poder ordena. Quienes tienen en sus manos el Poder Ejecutivo tienden a tener intereses comunes, y no solo la gobernabilidad. Por ejemplo, en Santa Fe ganó Juntos por el Cambio, y allí hay un problema serio con la seguridad. Bueno, el gobernador no lo puede solucionar solo; lo tiene que hacer en concurso con el Estado nacional. Lo mismo ocurre con la situación económica. Esos acuerdos pueden ordenar la política e influir en los bloques legislativos para cuando se necesite sancionar leyes.

Usted decía que Milei tiene que tener decisión política para llevar adelante medidas duras y que debía crear amplios consensos para defenderlas. ¿Ve un escenario de creciente conflictividad social?
– No. Lo que veo es un escenario de conflictividad creado por quienes les tocás lo intereses. Si Milei dice “voy a privatizar los medios públicos”, eso no crea conflictividad social.

A nadie le importa lo que pase con la Televisión Pública en la sociedad. O con Télam. Solo con ver el rating de la Televisión Pública te das cuenta de que a la sociedad no le interesa. Pero quienes defienden esos intereses van a crear una conflictividad que van a disfrazar de conflictividad social. No es social. Cuantos más intereses tocás, más resistencia artificial vas a tener.

Y también tenés a la izquierda que, hay que recordarlo, es la izquierda del “Gordo Mortero” y la que tiró 14 toneladas de piedras cuando Macri quiso hacer una reforma en el Congreso. La izquierda es la herramienta útil que tienen los que defienden privilegios; y ellos se dejan usar porque necesitan mantenerse en la calle. La politización que hay con grupos que manejan gente a partir de planes sociales es enorme. Están divididos por ideologías y se llaman distinto: “Movimiento Evita”, “Barrios de Pie”, no sé qué… bueno, ahí hay gente que está angustiada por la situación de pobreza en la que vive. Todos tiran para su lado y te ponen la gente en la calle para presionarte. Entonces, sí va a haber una disputa muy fuerte que, en definitiva, es también una disputa de poder. Por eso digo que al principio toda la gente que no pertenece al kirchnerismo tiene que apoyar a este gobierno, pero porque es apoyar la institucionalidad, no porque yo crea que haya que apoyar a Milei.

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En las últimas Charlas Newsweek, Marcelo Longobardi aseguraba que le preocupaba que Argentina entrara a un período de fuerte ajuste, pero esta vez partiendo de un piso inédito de pobreza e inflación. ¿Cree que eso no va a generar conflictividad social? ¿Será solo política?
– No, el impacto sí va a existir. Es un impacto muy severo, porque la situación es muy grave. Yo coincido con ese diagnóstico. Con estos niveles de inflación, con un 42% de pobres, con el dinero devaluándose… Pero no hay otro camino. Desafortunadamente, lo que hizo el peronismo en estos cuatro años fue criminal. Y lo que hizo Massa en la campaña fue completamente criminal. No hay alternativa. ¿Vas a salir a buscar dinero de nuevo? No te lo van a dar de ninguna manera. Si vos no hacés el ajuste, lo hace el mercado vía devaluación, y eso te sube tres puntos de pobreza en un minuto. Lo que me preocupa son las campañas de desestabilización que se montan encima de esta situación tan grave. Doy un ejemplo para que lo entienda todo el mundo.

En 2001, con De la Rúa. Yo estaba en ese gobierno. Había una situación malísima, porque Argentina había perdido toda competitividad por la devaluación, los precios de los commodities estaban por el piso, la situación era gravísima. La política podía apoyar la institucionalidad o jugar al golpe. En ese momento jugó al golpe. Si la política jugaba en favor de la institucionalidad, el gobierno no se caía. Ahora tenemos una situación mucho más grave que la de 2001.

Hoy tenemos 7, 8 o hasta 9 puntos más de pobreza que en aquel entonces. Tampoco había esta inflación brutal. También hay una situación de endeudamiento superior. Con una situación económica muchísimo peor, la dicotomía vuelve a ser la misma. ¿La política va a jugar a la institucionalidad y arma un consenso muy fuerte para aguantar a que las consecuencias de este ajuste generen un orden económico más o menos razonable; o la política se va a montar en la crisis para desestabilizar y hacer daño?

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¿Y usted qué cree?
– Creo que va a haber de todo. Los buenos tienen que tener clarísimo que quienes se suben a la desestabilización son el kirchnerismo y la izquierda que siempre fue mucama del peronismo. Por eso, los buenos deben defender las instituciones y eso implica a este gobierno, que es un gobierno legítimo. Si ves cuánto sacó Milei en el ballotage, sacó algo más del 55%. ¿Y cuánto sacaron Milei y Bullrich sumados en la primera vuelta? Casi 55%. Hay una amplia mayoría de la población que votó por este cambio político. Y yo sumaría también al 7% que sacó Schiaretti (sabemos que el voto de Córdoba no es kirchnerista). Las urnas reflejaron entonces que casi un 60% dijo que quiere este cambio. Lo que hay que defender es la voluntad popular.

En sus habituales columnas en Newsweek Argentina suele repetir que es necesario “dar la batalla cultural”. ¿Podría explicar un poco qué entiende por “batalla cultural”?
– Creo que es una tarea muy intensa que hay que hacer, y debemos admitir que Milei lo viene haciendo. Si hoy hay jóvenes que defienden las ideas de la libertad, de la libertad económica, y que no son de La Cámpora, es porque esa batalla la dio Milei. También la dieron otros, como Patricia Bullrich o Fernando Iglesias. En algún momento la dio Macri.

Batalla cultural es empezar a cambiar paradigmas que el kirchnerismo había metido en la sociedad y que hicieron mucho daño. Por ejemplo, “el Estado presente”. ¿Qué Estado presente, si te matan en la calle por un teléfono? Si dejaron a los chicos sin escuela durante la pandemia, cuando en otros países apenas perdieron tres o cuatro meses… La gente no tiene salud, y la educación es muy mala en muchos lugares.

Entonces, luego te dicen que la ultraderecha viene a voltear tus privilegios… ¿Qué privilegios? ¿Qué privilegios tienen quienes están dentro de ese 42% de pobres? También leo mucho en la prensa a periodistas que plantean un supuesto miedo a perder derechos. ¡Pará! ¿Miedo? Que yo sepa Milei todavía no mandó a matar a ningún fiscal. Milei no hizo fiestas en Olivos durante la cuarentena. Milei no hizo acuerdos con los iraníes que pusieron dos bombas en la Argentina y asesinaron gente. Les da miedo el que no hizo nada y no el kirchnerismo, que hizo cosas que realmente sí dan miedo. ¡Esperen para tenerle miedo a Milei, muchachos! A mí me da miedo lo que se robaron. Evidentemente, ahí hay una batalla para dar, terminar con esa idea de que el peronismo es el único que tiene gobernabilidad. Ahora es el momento, porque se ve claramente la magnitud del desastre que hicieron. A Milei le puede ir bien o mal, como a cualquier gobernante, pero no hay que dejarse correr por los mariscales de la derrota.

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