A lo largo de los años, varios ex futbolistas se han visto afectados por enfermedades cognitivas. Ahora, un estudio mostró que hay un factor que puede tener relación con el desarrollo de este tipo de alteraciones: los cabezazos.
La Asociación Inglesa de Fútbol (FA) junto con la Asociación de Futbolistas Profesionales (PFA) presentó un informe realizado junto con la Universidad de Nottingham, para analizar los posibles vínculos entre el fútbol profesional y la demencia.
El estudio, llamado FOCUS, contó con la participación de 468 ex futbolistas profesionales, quienes fueron calificados en tres bandas: aquellos que recuerdan haber cabeceado de 0 a 5 veces por partido o entrenamiento; los que lo hicieron entre 6 y 15 veces, y los que lo hicieron más de 15 veces.
Según los resultados, la prevalencia de deterioro cognitivo fue del 9,78% entre los que tocaban la pelota con la cabeza entre 0 a 5 veces por partido; 14,78% entre 6 y 15 veces; y un 15,20% en más de 15 veces.
De esta forma, quienes cabeceaban entre 6 a 15 veces tenían 2,71 veces “más probabilidades de anotar por debajo del umbral de la prueba en la evaluación del estado cognitivo” que quienes lo hacían menos de 5 veces; mientras que en los casos de más de 15 veces el aumentaba a 3,53.
Además, aquellos ex jugadores que sufrieron conmoción cerebral con pérdida de memoria tenían 3,16 veces más probabilidades de obtener una puntuación por debajo del umbral de la prueba y sufrir deterioro cognitivo.
Por qué la International Board recomienda prohibir los cabezazos en el fútbol infantil
Pese a esto, los autores del estudio reconocen que tiene “limitaciones” y que aunque los futbolistas profesionales parecen tener un mayor riesgo de tener enfermedades neurodegenerativas, la razón por la que estas se generan “sigue siendo desconocida”.
Hace casi un año, la International Football Association Board (IFAB), organización que regula el reglamento de fútbol a nivel global, recomendó prohibir los cabezazos en las categorías menores a 12 años.
“Existe preocupación por los posibles efectos adversos en la salud y el bienestar de los jugadores a corto y largo plazo, en particular posibles lesiones en la cabeza, como consecuencia de cabecear el balón de manera intencionada”, advirtieron en su momento.
