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Intento de asesinato a Cristina Kirchner: por qué no salió la bala
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Intento de asesinato a Cristina Kirchner: por qué no salió la bala

Tras el intento de asesinato a Cristina Kirchner, el especialista en armas, geopolítica y seguridad, Andrei Serbin Pont, dialogó esta mañana con Pablo Rossi en Radio Rivadavia y al ser consultado acerca de las razones por las que no salió la bala, el especialista indicó que «todas las hipótesis son posibles» y puntualizó: «Tomenos la imagen del arma que está en el piso y si uno se fija el cargador no está completamente asentado dentro del arma, lo cual podría explicar que el tirador cicló la corredera para que entre una bala dentro de la recámara y dejarla en condiciones de disparo, pero al no estar bien asentado el cargador, esa bala no entró en la recámara«.

«El tirador estaba convencido de que iba a poder disparar porque hizo el movimiento mecánico necesario para cargar el arma, pero la bala no se cargó«, remarcó y explicó que «la corredera es la parte superior del arma que es lo que se mueve con cada disparo y permite que con cada disparo se expulse el cartucho anterior y se cargue una bala nueva«.

«Entonces, cuando la persona agarra una pistola semiautomática de estas características y pone el cargador, el aparato que lleva todas las balas, mueve la corredera para atrás y eso permite que se cargue la primera bala«, precisó y sostuvo que «esta hipótesis la veo fáctible en alguien poco profesional en el uso de las armas». En ese sentido, indicó que «capáz que la tenía sin estar cargada, la cargó a último momento a escondidas y no percibió la condición del cargador y por eso, no entró la bala en la recámara».

«Pero también puede haber pasado que se haya usado una munición que es vieja, que está en malas condiciones y por ende, la bala estaba en la recámara, él percutió el arma, pero no detonó la munición», señaló y adelantó que «el peritaje va a saber con bastante certeza: si hubo una bala o no en la recámara, si hubo una percusión de la munición o si hubo percusión ligera de la munición, que eso tiene que ver con una falla en el arma».

Sobre el accionar del atacante, dijo que «se lo ve gatillar una vez» y explicó que «es una pistola de acción simple: él apreta una vez el gatillo, el martillo baja y si falla, él tendría que montar manualmente el gatillo otra vez» . Por lo tanto, afirmó que «por mucho que hubiese apretado nuevamente el gatillo, no iba a hacer nada sobre el arma«. «Eso podría explicar por qué no vemos múltiples intentos de gatillar el arma«, marcó.

Acerca de si podría haberse hecho «un montaje de un fusilamiento para amedrentar», Serbin Pont aseveró que «se podría haber montado el arma, se podría limar la aguja percutora de manera de que cuando disparase, el arma cumpliera con todas sus funciones, menos con la de detonar la munición debido a la aguja percutora» y agregó que otra opción es «que se le entregue el arma, se le diga que está cargada, pero en realidad no lo está»

En ese punto aclaró que «circulan un montón de hipótesis» hizo hincapié en que «no deberíamos descartar la del lobo solitario, sobre todo considerando lo caldeado que están los ánimos«.

QUÉ SE SABE DEL ARMA

En cuanto al arma detalló que se trata «de una pistola Lusber 84 » y precisó que «es una pistola que se fabricaba en Argentina y que se dejó de hacer en 1978» aunque indicó que «la fábrica sigue existiendo en Ramos Mejía». Además señaló que «es un cálibre 32, que es un cálibre marginal» lo que significa que «no es un cálibre particularmente poderoso».

No obstante remarcó que «es un cálibre muy común en la criminalidad» porque «tanto los 22 como los 32 durante mucho tiempo no estuvieron regulados«.»Entonces eran de muy fácil acceso», subrayó y agregó que «hoy en día es muy común que cuando ocurre algún robo se escuche que usaron una pistola cálibre 22 o 32«. Por lo tanto, afirmó que «en el mercado negro sería una pistola de relativamente fácil acceso«.

Al consultarle acerca de «si es habitual que la númeración se encuentre borrada, (como indicó el diario Clarín)», el entrevistado respondió de manera afirmativa y añadió que «en un robo, los perpetradores no quieren que el arma pueda ser rastreada». Sin embargo, recalcó que «cuando estamos hablando de una pistola de estas características, de 40 años, es muy poco probable que exista algún tipo de registro dentro del Estado, a menos que haya sido empadronada en los últimos 20 años por un usuario legítimo de armas».

 

 

 

 

 

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