En el inicio de la invasión a Ucrania, las fuerzas rusas tomaron el control de la central nuclear de Zaporiyia, la mayor planta nuclear de Europa, mientras los misiles de ambos bandos llueven sobre las áreas vecinas y crece la preocupación por un posible desastre en el área.
Desde entonces, las fuerzas de ocupación apenas han permitido unas pocas inspecciones por parte de la ONU, a través de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), liderada por el argentino Rafael Grossi, quien la semana pasada la situación se había vuelto «potencialmente peligrosa», dado que habían empezado a ser evacuados los empleados que viven cerca de la central.
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Y, en efecto, este miércoles la empresa estatal ucraniana Energoatom confirmó que unas 3.100 vecinas fueron evacuadas, lo que incluye a 2.700 trabajadores de la planta, lo que podría provocar una «falta catastrófica» de personal.
«Los ocupantes rusos están demostrando su incapacidad para garantizar el funcionamiento de la central nuclear de Zaporiyia, ya que ahora hay una falta catastrófica de personal cualificado», afirmó la empresa en un comunicado en Telegram.
Y agrega: “Incluso aquellos trabajadores ucranianos que, habiendo firmado contratos vergonzosos, van a ser ‘evacuados’ pronto. Y esto agravará la ya extremadamente urgente cuestión de contar con un número suficiente de personal para garantizar la seguridad de funcionamiento de la central nuclear, incluso en el actual estado de parada».
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Por su parte, el gobernador de la región impuesto por Rusia afirmó a través de la agencia rusa TASS que las operaciones en la central de Zaporiyia fueron suspendidas, y se especula que tiene que ver con los preparativos de defensa ante una inminente contraofensiva ucraniana para recuperar el control de la región.
(Con información de Reuters)
