Tras más de 15 años de negociaciones, por primera vez en la historia más de 100 países nucleados en la ONU acordaron suscribir un tratado vinculante para proteger la biodiversidad en el entorno marino, garantizando un desarrollo sostenible.
En efecto, los negociadores de ese centenar de naciones, tras cinco extensas sesiones de debate, pactaron este sábado en Nueva York implementar normativas tendientes a asegurar que el uso de los recursos marinos se realice de manera sostenible, de modo que se pueda proteger la diversidad en todo el mundo.
Poco después de la maratónica reunión, la presidenta de la Conferencia de la ONU, Rena Lee, aseguró: “El barco ha llegado a la orilla”.
Pero se trata solo del principio: el objetivo de los países firmantes es proteger el 30% de la superficie terrestre y marina del planeta para finales de la década, lo que se conoce como el proyecto «30 para el 30», que fue pactado en una cumbre en Montreal, en diciembre de 2022.
La última ronda de negociaciones se inició el 20 de febrero, pero se encontró en su camino con una fuerte resistencia de las principales potencias económicas, que exigían una mayor cuota de explotación de los recursos marinos, la llamada “economía azul”, pero también tenían dudas sobre la transferencia de tecnología y de los “recursos genéticos marinos”, utilizados por las industrias biotecnológicas.
Dado que la contaminación, la acidificación y la sobrepesca significan una amenaza cada vez mayor para la humanidad, Greenpeace sostiene que es necesario proteger 11 millones de kilómetros cuadrados de océano cada año, si se quiere llegar a 2030 cumpliendo el objetivo trazado.
Al respecto, Laura Meller, una activista de esta ONG que asistió a las negociaciones, concluyó: «Los países deben adoptar formalmente el tratado y ratificarlo lo antes posible para que entre en vigor, y así conseguir los santuarios oceánicos totalmente protegidos que nuestro planeta necesita. El reloj sigue corriendo para cumplir el objetivo de 30 para el 30. Nos queda media década. Nos queda media década y no podemos dormirnos en los laureles«.
(Con información de Reuters)
