La decisión del Gobierno nacional de cambiar finalmente el nombre del Centro Cultural Kirchner ha comenzado a generar numerosas repercusiones. Desde luego, la medida anunciada por el vocero, Manuel Adorni, ya causó el malestar de los dirigentes vinculados al kirchnerismo y al mundo de la cultura; pero también el apoyo de otros tantos, muchos de los cuales vienen reclamando esto desde hace largo tiempo.
Ese es el caso de Darío Lopérfido, exdirector del Teatro Colón, exsecretario de Cultura y actual coordinador de la Cátedra Vargas Llosa, quien celebró la iniciativa de la administración de Javier Milei.
Batalla cultural: el Gobierno confirmó que cambiará el nombre del Centro Cultural Kirchner
“Cambiarle el nombre al Centro Cultural Kirchner es algo de sentido común. Entre las muchísimas barbaridades que ha hecho el kirchnerismo, como sus políticas públicas y la corrupción, están sus barbaridades en términos simbólicos”, afirmó.
Para fundamentar esta opinión, Lopérfido se remontó a los orígenes de ese nombre para dicho espacio cultural. “Este centro tenía un nombre, que era Centro Cultural del Bicentenario, y ellos aprovecharon un momento de mayoría en el Congreso para ponerle de nombre ‘Kirchner’. Fue en el momento del ‘vamos por todo’, el momento más autoritario y autoreferencial del kirchnerismo en general y de Cristina en particular. Lo que hicieron no tiene calificativos”.
Aunque la medida finalmente fue anunciada este martes, el gestor cultural lamentó que no se haya podido concretar antes. “Yo lamento que esta decisión no haya sucedido en el Gobierno de Macri, porque era una demanda de todos los votantes, no tanto por querer ponerle otro nombre, sino porque había sido un gesto patoteril. Fue un gesto para decir ‘esto es mío’. Esa es la histórica mecánica del peronismo, apropiarse de lo que es de todos para usarlo ellos mismos. Apropiarse en sentido real, pero se apropian del dinero de la corrupción, como ha sucedido históricamente; pero también apropiarse de lo simbólico, poniéndoles los nombres de sus integrantes a todo lo público (hospitales, colegios, centros culturales). Todo lo que a uno se le ocurra tiene el nombre de algún peronista”.
Para Lopérfido, la decisión en sí representa un gesto de alto valor simbólico en lo que él suela llamar “batalla cultural” y permite dar el debate abiertamente. “Si bien ahora hay que activar un mecanismo legislativo, creo que instalar y mostrar que la voluntad política del Gobierno es cambiarle el nombre ya es un salto importante, un gran avance, que debió haber pasado antes”, continuó.
Finalmente, concluyó: “Espero que de a poco se vayan subsanando todas las apropiaciones que hizo el kirchnerismo del espacio público, como la barbaridad de poner el adefesio ese de Evita en el medio de la 9 de Julio. Podría estar horas hablando de las veces que hicieron esto”.
