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Insuficiencia cardíaca: unas 700.000 personas la sufren en Argentina
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Insuficiencia cardíaca: unas 700.000 personas la sufren en Argentina

La insuficiencia cardíaca (IC) es un síndrome clínico que tiene lugar en la etapa avanzada de distintas cardiopatías como valvulopatías, miocardiopatías y cardiopatías congénitas. Acorde con cifras internacionales, se estima que perjudica al 1,5% de la población argentina, lo que abarcaría alrededor de 700 mil individuos.

La IC es una enfermedad en la que el corazón no bombea de la forma necesaria para permitir que la sangre llegue a todo el cuerpo y por lo tanto, se acumula en los pulmones. En consecuencia, no se consigue el oxígeno necesario para que el organismo funcione de manera normal y la congestión en los pulmones genera problemas en la respiración.

La falla puede ocurrir de forma abrupta (aguda) o darse de manera paulatina (crónica). A raíz de la IC, el corazón  no recibe la sangre que llega desde la periferia y los pulmones, pueden hincharse, presentar edemas, congestión y falta de aire (disnea).

En el Congreso Argentino de Cardiología al que asistieron aproximadamente diez mil personas, el principal topico fue los resultados obtenidos con un nuevo grupo de drogas usadas tradicionalmente para tratar a pacientes con diabetes tipo 2, pero que sirvieron para disminuir la mortalidad, las hospitalizaciones y el tiempo de las mismas en pacientes con insuficiencia cardíaca, mejorando sustancialmente su calidad de vida.

Entre los estudios presentados en el encuentro científico resaltaron dos metaanálisis, con las drogas dapagliflozina y empagliflozina. El primero trabajó con un total de 11. 007 individuos y el segundo con 9.718 pacientes con insuficiencia cardíaca, más allá de su función ventricular, o sea, de la capacidad de contracción del corazón. En los dos análisis pudo verse que la utilización de drogas como la dapaglifozina y la empaglifozina, ambas de la familia «glifozinas» indicadas en el tratamiento de la diabetes tipo 2, achicó la mortalidad cardiovascular y las hospitalizaciones por IC.

LA VISIÓN DE LOS EXPERTOS

Alberto Fernández, médico cardiólogo especialista en Insuficiencia Cardíaca, que estará como coordinador en el Congreso SAC 22, precisó que «estas drogas mostraron un impacto muy significativo en la evolución de nuestros pacientes, independiente de la función ventricular, reduciendo la mortalidad, las hospitalizaciones por descompensación y mejorando la calidad de vida, algo muy deteriorado en personas con IC» y agregó que «además, evidenciaron un efecto protector renal muy importante». «Esto no es menor, si se tiene en cuenta que el deterioro de la función renal está relacionado con la generación de insuficiencia cardíaca y es un agravante de su evolución clínica», subrayó.

En esa línea remarcó que «todos los resultados se vieron tanto en los pacientes con diabetes como sin diabetes» y aseveró que «un dato para resaltar, es que en los individuos con insuficiencia cardíaca con función sistólica reducida (ICFSR), las glifozinas son complementarias al tratamiento con beta bloqueantes, antagonistas de los mineralcorticoides y ARNI (o IECA/AR II), un grupo de medicaciones que junto a ellas constituyen la ‘cuádruple terapia’, cuya indicación es de rigor en estos pacientes».

Por su parte, Enrique Fairman, médico cardiólogo que también concurrirá al Congreso, sostuvo que los avances en el tratamiento de la insuficiencia cardíaca fueron extraordinarios en los últimos años y que, hasta la llegada de las gliflozinas, el tratamiento que se implementaba era con los betabloqueantes.

«Con estos tratamientos se había logrado una reducción significativa de la mortalidad en los pacientes con insuficiencia cardíaca con la función ventricular deteriorada», señaló, pero destacó que «con las gliflozinas sumadas al arsenal terapéutico con el que contábamos, para este tipo de pacientes se ha logrado una reducción del 60% en la mortalidad cardiovascular, lo que significa, por ejemplo, en un sujeto de 55 años, una prolongación de la sobrevida de 5,5 años«.

Por último, Mirta Diez, médica cardióloga que asistirá al Congreso, aseveró que otro beneficio de las gliflozinas es para el grupo de pacientes con insuficiencia cardíaca con fracción de eyección preservada, una condición que representa un síndrome clínico difícil que se caracteriza por alteraciones cardíacas estructurales precisas y funcionales respecto al ventrículo izquierdo.

«Estas personas representan la mitad de los pacientes con insuficiencia cardíaca y hasta el momento no existía un tratamiento que hubiera demostrado reducción en la hospitalización y en la mortalidad cardiovascular«, recalcó.

DE QUÉ SE TRATA LA FRACCIÓN DE EYECCIÓN

La fracción de eyección es una manera de analizar el funcionamiento del corazón. Como este órgano manda la sangre hacia las arterias y recibe sangre de las venas, la cantidad de sangre que expulsa en cada latido (que se denomina «volumen latido» o «volumen sistólico») es una medida del funcionamiento cardíaco.

Esa medida se logra a través de métodos de diagnóstico como la ecocardiografía. Se considera que la fracción de eyección está preservada o sea que es normal cuando su valor es superior o igual a 50%. Si sus valores se ubican entre 49% y 41%, se considera fracción de eyección de rango medio, y si su valor es de 40% o menor, se encuentra reducida. El deterioro de la fracción de eyección refleja un cambio en la capacidad de contracción del corazón y es uno de los principales motivos de la Insuficiencia Cardíaca.

«Estas drogas también demostraron su utilidad en los pacientes que están hospitalizados, por una descompensación del cuadro, es decir que el beneficio de las gliflozinas incluye a todos los pacientes con insuficiencia cardíaca», marcó el doctor Fairman.

Sobre efectos adversos, los más relevantes son las infecciones genitourinarias (controladas con una correcta higiene), mucosas secas, taquicardia e hipotensión ortostática, que es una disminución de la presión que ocurre al ponerse de pie luego de estar sentado o en la cama. Estos signos, en general, se dan a raíz del efecto diurético y se reducen con el tiempo. No obstante, en la mayoría de los casos, no se vieron diferencias importantes en cuanto al placebo. El tratamiento tiene que realizarse con cuidado en los pacientes tratados con insulina, o en quienes están internados con panoramas severos, donde se recomienda su interrupción.

«A partir de los datos extrapolados de los estudios presentados, se ha consolidado la indicación de estos fármacos en todo el espectro de la Insuficiencia Cardíaca, tanto en las guías mundiales, como en la Argentina, presentada durante este Congreso», cerró Fernández,

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