Leyendo:
El voto democrático puede salvar a la Argentina de la decadencia populista
Artículo Completo 6 minutos de lectura

El voto democrático puede salvar a la Argentina de la decadencia populista

Se acercan las elecciones y vemos a las claras el estado de corrupción generalizada dentro del peronismo, kirchnerismo, justicialismo o cualquiera de las denominaciones que tiene la mayor máquina de poder y de perversión política de Latinoamérica. Es como si hubiera una infección generalizada que hiciera que saliera pus de un cuerpo enfermo.

El cuerpo enfermo es la Argentina: el manejo mafioso, que hace presumir una corrupción desatada en la Legislatura bonaerense, a partir del caso Chocolate Rigau; la aparición de Insaurralde despilfarrando dinero en Marbella, mientras mucha gente no tiene para comer.

Ordenan el secreto de sumario en la causa contra Insaurralde, Clerici y Cirio

Aparece más información en el caso en el que la farándula y la política aparecen juntas en el desfalco; también existen informes que llegan desde los juzgados de EE.UU. y que hablan de salidas de fortunas de dinero negro desde la Argentina a ese país y que está a nombre de funcionarios de Kicillof y de Massa; no olvidemos los sobreprecios que pagó la esposa de Massa en la compra de vehículos. Podría seguir nombrando casos de corrupción por horas. Estos son algunos de los sucesos que acaecieron en el último mes y todos tienen que ver con el peronismo.

Además, el país está inmerso en la peor crisis económica desde la vuelta de la democracia y la pobreza es récord histórico. Argentina tiene, además, una de las inflaciones más altas del mundo. Con todo eso, insólitamente, el candidato peronista (que, además, es ministro de Economía) tiene chances electorales según nos cuentan medios de comunicación y encuestas. En este dato se encuentra la clave de la decadencia argentina.

Los Insaurraldes, los Tenembaums de la vida y la necesidad de humillar electoralmente al peronismo

La democracia argentina, que cumple 40 años, está atravesando una crisis de gran profundidad.

Alfonsín decía, en la campaña electoral de 1983, que “con la democracia se come, se cura y se educa”. Sería muy fácil comprobar que ninguna de esas consignas se cumplió, lo que produce en mucha gente un insondable enojo con el sistema. La gran cuestión es que hay que defender al sistema, pero entendiendo que necesita una profunda regeneración.

En sus distintas reencarnaciones, el peronismo prostituyó al sistema. Usó recursos públicos para su maquinaria de poder. También se perpetuó en gobiernos provinciales y municipales, que están hundidos en la pobreza, y en los cuales siempre gana el peronismo. Se apropiaron de sindicatos para tener dinero y poder que ofrecen al mejor postor.

Parafraseando a Mario Vargas Llosa, cuando hablaba del PRI mexicano, el peronismo podría ser catalogado, en muchos lugares del país, como la dictadura perfecta desde hace mucho tiempo. Hay algo de conocimiento general y es que en muchos lugares hay que competir electoralmente en desventaja, frente a una fuerza que confunde adrede Partido con Estado y que utiliza los recursos públicos y al clientelismo para tratar de inclinar la cancha para su lado.

De las trampas de Massa al yate de Insaurralde: es hora de acabar electoralmente con el kirchnerismo

¿Hay peronistas demócratas? Por supuesto que sí. Son los que han abandonado al PJ y militan en opciones democráticas. La idea de que se puede cambiar la mafia desde adentro ha fracasado siempre.

En las vísperas de las elecciones es bueno recordar la frase de W. Churchill: “La democracia es el peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás que se han inventado”.

Cuando algunos decimos que el objetivo es derrotar y enviar a la insignificancia al peronismo lo decimos porque no se puede condenar a los ciudadanos a que vivan en una democracia que no les mejorará su situación.

Solo ven la obscenidad del poder, que muestra a políticos peronistas, a empresarios ligados al poder peronista y a sindicalistas peronistas viviendo como reyes en un país donde la pobreza crece cada mes y donde las condiciones de vida en algunos lugares son espantosas. Los ciudadanos necesitan que les devuelvan la idea de progreso, de orden y de bienestar que les han robado.

Gobernar con una motosierra en la mano

Ni la democracia secuestrada, ni los cantos de sirena populistas que dicen que en la destrucción hay algo virtuoso. Cuando se dice que hay que destruir todo, se soslaya que en las destrucciones los que sobreviven son los que tienen dinero y poder.

En el 2001 mucha gente gritaba “que se vayan todos”, creyendo que, de ese modo, se cambiaría el sistema. El resultado de eso fue que no se fue nadie y que a partir de eso se engendró el kirchnerismo.

El desastre actual es hijo de aquel momento en el cual el discurso antisistema trajo populismo y corrupción. El país del kirchnerismo. El país de los ciudadanos con miedo y los delincuentes tranquilos. El país en el que el esfuerzo no se premia y donde triunfan los inescrupulosos.

Para tener una democracia que sirva a los ciudadanos hay trabajar mucho y hacer muchas reformas de cosas que están mal. El primer paso para salir de este lodazal es votar. Si se vota a los que nos trajeron a esta situación, la decadencia seguirá su curso y los ciudadanos verán cómo los de siempre se apropian de la democracia para beneficiarse.

El desastre de la elección de 2019, cuando la mayoría eligió a los impresentables Alberto Fernández y CFK, lo vemos hoy en carne viva. Si la opción es el pensamiento mágico y creer que los problemas difíciles tienen soluciones fáciles, seguiremos inmersos en el populismo. En definitiva, más de lo mismo.

La putrefacta Argentina peronista y la esperanza de un país con justicia y oportunidades

Si, en cambio, se vota a los demócratas que entienden que hay que modificar muchas cosas, se podrá iniciar un camino virtuoso que tendrá muchas dificultades, pero que podrá empezar un proceso que devuelva la esperanza y la dignidad a los argentinos.

Los países algunas veces se suicidan con el voto y muchas veces se salvan con el voto.

 

Ingresa las palabras claves y pulsa enter.