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La segunda fase del experimento económico: Milei y Caputo, entre la urgencia y la sustentabilidad
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La segunda fase del experimento económico: Milei y Caputo, entre la urgencia y la sustentabilidad

Por Fabián Reyes

En la cuenta regresiva del “Pacto de Mayo”, aparecen los indicios de lo que se jugará en los próximos meses. La necesidad urgente de consolidar las bases políticas para hacer sustentable las metas fiscales. Empresarios, sindicatos, provincias e inversores externos: un cóctel explosivo que el Gobierno sigue agitando sin recetas conocidas.

El camino hacia el 25 de mayo no será lineal. Al menos en lo económico. La única certeza, por ahora, es el indefectible andar del almanaque. Pero lo que separa hasta ese sábado donde debería rubricarse el “Pacto de Mayo” convocado por Javier Milei es una ruta plagada de incertezas y de casilleros vacíos, que habrá que llenar a medida que avance el calendario.

El llamado del Presidente a ese acuerdo con los gobernadores es crucial para la principal aspiración del jefe de Estado, según él mismo lo viene revalidando, al menos para esta primera parte de su administración: el equilibrio de las cuentas públicas.

Por ahora, Milei suele jactarse de que pudo avanzar a todo motor con el ordenamiento de las cuentas del Estado a pesar de que el Congreso le bochó la Ley Bases y de los cuestionamientos al DNU, sobre todo al capítulo laboral, por parte del Poder Judicial.

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Ese avance fue notable, pero utilizó la licuación del gasto público como principal arma para lograr el objetivo. Esa estrategia, sin embargo, ya consumió casi todo lo que podía darle al Gobierno.

La lógica de hacer una poda sobre el gasto en el pago de las jubilaciones y pensiones no puede sostenerse por demasiado tiempo.

Lo mismo ocurre con otras variables, que también son críticas para la economía de cualquier país: las inversiones en obras públicas (infraestructura) y los envíos de fondos hacia las provincias.

Hasta ahora, el líder libertario pudo mantener esa estrategia gracias a los colchones presupuestarios. De las propias provincias, ahorros que los gobernadores han consumido para poder hacer frente a las erogaciones corrientes, desde el pago de los sueldos de los agentes públicos hasta las obras más urgentes en cada distrito. Y se consumieron colchones de las empresas. Distintas compañías, sobre todo líderes, algunas formadoras de precios, guardaron stocks en los últimos tiempos ante la incertidumbre por el acceso a los dólares y a los insumos para fabricar.

En las familias sucedió algo muy similar. Uno de los argumentos para explicar la estabilidad del dólar blue desde la asunción de Milei tiene que ver con las ventas de billetes verdes que muchos ahorristas tuvieron que hacer para llegar a fin de mes. La liquidación del “canuto” sobreofertó el mercado paralelo del dólar, y por eso su precio se planchó.

El problema es que tanto los colchones de los gobernadores como el de las empresas y el de las familias que habían ahorrado ya se gastaron. Ahora haría falta que el Gobierno implemente un nuevo capítulo económico, que desahogue al sector privado y ayude a recuperar la actividad económica.

A LA ESPERA DE LA FASE 2

El Gobierno está obligado a desplegar una segunda parte de su plan. Lo que existió hasta ahora fue algo más o menos esperado, con las particularidades de la licuación, pero de ninguna manera se trató de un plan de estabilización. Un esquema clásico que tenga como objetivo la puesta en marcha de un nuevo esquema económico, que se gane la confianza de la mayoría.

¿Será lo que viene ahora? La respuesta consta de dos columnas. Una, referida al plan local y otra, ligada a la necesidad de conseguir financiamiento para levantar el cepo. Ambas están íntimamente relacionadas.

El que apuesta al peso, pierde

La primera cuestión -referida a la interna- tiene que ver con la sustentabilidad fiscal del objetivo del Presidente de sostener el equilibrio fiscal.

La segunda ya se vincula con los próximos acuerdos que el Gobierno busque con el Fondo Monetario para conseguir dólares para las reservas del Banco Central, que le permita la eliminación de restricciones cambiarias. En el mejor de los casos, el levantamiento total del cepo cambiario.

Milei y Luis Caputo deben elegir el timming preciso para largar cada capítulo de esta segunda fase. Aunque la parte local -el Pacto de Mayo- ya tiene fecha y lugar de lanzamiento (ver nota de la sección Política), al capítulo internacional todavía le faltan precisiones.

LA IMPORTANCIA DEL PACTO DEL 25

“Es crucial”, advierte el economista Salvador Vitelli, un experto en mercados financieros del mercado agrícola.

El jefe de operaciones de Romano Group es de los que piensan que Milei se juega una parada clave. Que no será lo mismo si el Presidente llega a un acuerdo con los gobernadores que si se mantiene la pelea y no hay ningún acuerdo.

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“Hay dos cuestiones muy sensibles que definirán la gestión de la Casa Rosada”, dice Vitelli. “Por un lado, las expectativas que se despertaron en el mercado financiero. Los financistas apuestan a que habrá un acuerdo político de máximo nivel que refuerce el contenido que el Gobierno quiere darle a su plan”, apunta el especialista.

“Por el otro, por algo concreto: si no hay acuerdo, los operadores van a dudar de la sustentabilidad del programa oficial. Una cosa es que el Gobierno diga que quiere perpetuar el déficit cero, pero otra muy diferente es lograrlo. En el mercado, todos recuerdan los anuncios grandilocuentes de otras épocas, que después eran incumplibles”, refuerza Vitelli.

Aunque no lo menciona, Vitelli se refiere a épocas como la de Domingo Cavallo como súper ministro, allá por el año 2001, cuando anunció el déficit cero, que nunca se pudo cumplir porque la Argentina se encaminaba hacia la explosión de la convertibilidad.

Fotos: NA

Pablo Goldín tiene una mirada menos agobiante. El economista jefe de la consultora MacroView supone que si el “Pacto de Mayo” no sale tal como está planteado, eso “no quiere decir que vivamos una tragedia; una crisis política extrema que derive en un empeoramiento de la crisis económica”.

“Para mí, este Gobierno sufre de un déficit de gobernabilidad. Es muy probable que ese déficit dure al menos hasta las elecciones de medio término. Y, la verdad, es que ese registro va a cambiar si sale la ley”, completa Goldín.

PACTO: SEÑAL, ¿Y QUÉ MÁS?

Al contrario de lo que afirman los principales funcionarios del oficialismo, un quiebre en las negociaciones con los gobernadores podría “sacudir” al mercado financiero, augura Vitelli. Los mismos argumentos ofrecieron distintos bancos internacionales, con presencia en Wall Street, durante las últimas semanas.

La cuestión no pasa sólo por la “señal” que le pueda dar el Gobierno, o el sistema político en su conjunto, al mercado. Es más que eso.

Lo que se juega, tal como el Gobierno lo puso sobre la mesa, es la sostenibilidad del plan fiscal.

Hay varias cuestiones en juego, con pleno impacto en la economía real. Comenzando con el impuesto a las Ganancias.

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La eliminación de Ganancias por una ley impulsada por Sergio Massa dejó ahora a las provincias con menos fondos, pero los gobernadores -varios de ellos novatos- no quieren aparecer comandando un ajuste.

La vuelta de este impuesto alcanzaría nuevamente a un millón de contribuyentes -la mayoría de clase media- con menores ingresos. Se trata de familias a las que ya les cuesta llegar a fin de mes y ahora (si prospera la idea oficial) verían una reducción nominal de los ingresos mensuales.

La coparticipación del impuesto al cheque, que podría compensar parte de Ganancias, es algo inviable para el gobierno nacional. Lo mismo que el impuesto PAIS, el de mayor crecimiento en el último año -porque grava con el 17,5% a las importaciones- ya que podría desaparecer en caso de que el Gobierno avance con la eliminación del cepo.

Sin cepo, y con la unificación del tipo de cambio, el impuesto PAÍS dejaría de existir.
La última cuestión que se negocia con los mandatarios del interior refiere a las transferencias de recursos desde Nación.

GOLPE A LAS PROVINCIAS

Desde que asumió, Milei aplicó un recorte prácticamente total de las transferencias a las provincias. El problema se agravó en las últimas semanas: la caída de la recaudación de la AFIP, por el hundimiento de la actividad económica, redundó en menores envíos automáticos por la coparticipación impositiva.

Las provincias aducen tener menos oxígeno en este contexto adverso. Pérdidas por duplicado: por el ajuste del Gobierno y por la caída en la recaudación.

Según un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), el monto enviado por el gobierno nacional a las provincias en febrero pasado -un total de $2.2 billones- supone, en términos reales, un recorte de 19,5% en comparación con el mismo mes del año pasado. Los datos de marzo fueron muy similares.

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Una cuestión que merece atención es que mientras Luis Caputo tiende a postergar pagos con el objetivo de que las cuentas le den bien, la verdad es que no podrá evitar que esos gastos aparezcan más temprano que tarde, lo cual impactará sobre el resultado fiscal de los próximos meses.

Por ahora, esta señal de alarma es desatendida por el mercado financiero.

¿LA SUERTE ESTA ECHADA?

En pleno verano, a poco de la jura de Milei, el latiguillo común entre analistas políticos y economistas profesionales era que tras el primer bimestre, entonces en marzo se iba a complicar la situación social.

Eso no sucedió, a pesar de la gravedad de la recesión, la pérdida de poder adquisitivo y los anuncios de despidos en el Estado.

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Algunos creen que el escenario social se mantuvo en orden porque, aun cuando la tasa de la pobreza seguramente se fue para arriba, el índice de desempleo todavía está contenido. Distinto sería si las suspensiones y los rajes fueran masivos. Todavía no lo son. Y hay que ver si suceden.

La clave pasa por la reacción que muestre la actividad económica en los próximos meses.

¿Será, en este contexto, el Pacto de Mayo una señal para las empresas que hasta el momento aguantan las pérdidas de la facturación sin provocar despidos masivos?

EL PESO DE LA ECONOMÍA REAL

En las últimas semanas, Milei y Caputo recibieron un espaldarazo contundente de parte de los principales grupos económicos. En público y en privado.

El denominado Grupo de los Seis (las principales cámaras empresarias del país) se reunieron durante dos horas con el Presidente en la Casa Rosada. Salieron energizados después de escuchar el plan oficial para los próximos dos años: equilibrio fiscal como objetivo básico, y la búsqueda de la salida del cepo no más allá de junio, algo que los ejecutivos plantean como requisito clave para atraer inversiones a la economía real.

El apoyo de la élite empresaria, de por sí, no asegura el éxito en términos económicos. A lo sumo, bajo un contexto híper recesivo, esos empresarios podrían demorar decisiones que podrían complicar el escenario social.

Pero la clave de las próximas semanas se juega en el terreno político. Así se lo plantearon los ejecutivos a Milei en la Casa de Gobierno. Antes se lo habían dicho al ministro de Economía.

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Para los representantes de las grandes corporaciones -tanto locales como multinacionales-, el Gobierno tiene que aprovechar estas próximas semanas para tejer acuerdos políticos que terminen por consolidar al líder libertario en el poder.

El economista Sebastián Menescaldi, director de la consultora Eco Go, dice que este próximo trimestre será el de “oro” para el Gobierno, porque tendrá la posibilidad de acumular dólares en el Banco Central.

“No hay expectativas de una devaluación y los chacareros y las cerealeras van a liquidar gran parte de la cosecha gruesa”, dice a Newsweek.

Sin embargo, esta racha positiva no va a alcanzar para percibir una mejora de la economía real. La Argentina seguirá en recesión. Un profundo ciclo de baja. La pregunta es si ya vimos lo peor.

“Acá el tema es lo que viene en el tercer trimestre del año. ¿Habrá una señal política que ayude a estabilizar y cambiar el rumbo del ciclo? ¿Cómo va a jugar el sistema político?”, se pregunta Menescaldi.

Se refiere, claro está, a la principal apuesta política de la Casa Rosada para las próximas semanas: el acuerdo fiscal con los gobernadores, que debería plasmarse en el referido Pacto de Mayo.

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Sin esa señal, el Gobierno tendrá muy complicada la tarea hacia una estabilización de largo plazo.

El equilibrio de las cuentas públicas y la euforia en el mercado financiero -que llevó los precios de los bonos de la deuda pública desde valores ultra deprimidos a unos u$s50 desde diciembre- no podrían revalidarse sin un poderoso acuerdo político.

“Los inversores de acá y los de Wall Street también observan la dinámica de la política. Concretamente, si Javier Milei tendrá el poder político para sostener el programa fiscal que puso en marcha desde que asumió, pero que solamente podrá reivindicar si logra acuerdos y, con ese consenso, plantea un nuevo pacto fiscal”, agrega, por su parte, Vitelli.

Mientras tanto, todos los números de la economía real son parecidos a los que se veían durante el año 2020 pandémico. Hay retrocesos de dos dígitos en distintos rubros. Desde las ventas en los supermercados hasta las ventas y producción de autos y motos, que venían para arriba.

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El recorte total de la obra pública redundó en una caída de casi 100 mil puestos de trabajo.

El escenario laboral será determinante para el humor social y, en definitiva, para la posibilidad de que subsistan los eventuales respaldos políticos. En un contexto de actividad económica deprimida y salarios bajos en términos históricos, el empleo funciona como un gran ordenador social, a la espera de que mejoren las cosas.

El tema es si esa dinámica virtuosa no se concreta en el corto plazo. Y los problemas se agudizan.

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