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En el marco de IDEA, Antonio Aracre anunció que dejará de ser el CEO de Syngenta
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En el marco de IDEA, Antonio Aracre anunció que dejará de ser el CEO de Syngenta

A través de una carta difundida por Twitter y en el marco del Coloquio de IDEA, el CEO de Syngenta para Latam Sur desde hace 12 años, Antonio Aracre, anunció que el 31 de diciembre dejará el cargo para encarar “nuevos desafíos”.

El empresario lidera la compañía, uno de los mayores jugadores de la región en materia de agroquímicos, a la que arribó hace 36 años, según el mismo lo contó en el mensaje que tituló como “Carta de despedida de mi segunda casa en los últimos 36 años”.

“He decidido retirarme tempranamente de Syngenta a partir del 31 de diciembre de este año, para permitirme soñar con nuevos desafíos», adelantó Aracre, y aseguró que lo hace “con la felicidad de dejar esta empresa como la número uno del mercado y con la mayor tasa de crecimiento en la industria además de un óptimo nivel de rentabilidad; pero sobre todo con el orgullo de haber desarrollado un equipo profesional sólido y motivado”.

En ese mismo sentido, agregó: “Durante todos estos años disfruté bastante, aprendí muchísimo, sufrí un poco algunas veces, pero lo más importante fue haber conocido gente increíble, inteligente y afectuosa con la que me animaría a construir cualquier proyecto en cualquier parte del mundo«.

Y, aunque no dio precisiones sobre su futuro, el CEO de Syngenta aseveró: “Podré elegir hacer lo que me haga más feliz».

A pesar del enfrentamiento sistemático entre el Gobierno peronista y el campo, Aracre se había mostrado como uno de los referentes más empáticos de ese sector con la gestión de Alberto Fernández. Y aunque es crítico de numerosas medidas, también es uno de los que mayor diálogo mantiene, al punto que fue uno de los impulsores del llamado “dólar soja”, que permitió que el sector agropecuario liquidara más de US$ 8.000 millones a un cambio diferencial.

De cara al futuro, Aracre también señaló recientemente que no veía como positiva la posibilidad de una devaluación, sino que la solución coyuntural podría pasara justamente por tipos de cambio diferenciados.

“Una devaluación tradicional no la veo ideológicamente con el Gobierno actual y desandando lo ideológico no lo veo como algo productivo en una economía tan dolarizada: devaluar un 50% significa que a los 40 días no ganas ni competitividad ni productividad por el tipo de cambio», había afirmado.

En cambio, propuso “hacer un desdoblamiento, como una devaluación gradual, donde dejar dentro del tipo de cambio oficial a la parte de la economía que quiere proteger del encarecimiento de los precios -salud, alimentos o insumos industriales críticos- y dejar flotando en el dólar financiero todo lo demás que tenga que ver con los viajes al exterior y los bienes suntuarios”, lo que finalmente sucedió esta semana.

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