Leyendo:
Un argentino revoluciona la moda en Italia permitiendo a las marcas crear “colecciones virtuales”
Artículo Completo 8 minutos de lectura

Un argentino revoluciona la moda en Italia permitiendo a las marcas crear “colecciones virtuales”

Hace 13 años, Germán Picco llegó a Italia con dos sueños: continuar con sus estudios de Economía y jugar al fútbol en el calcio. En Argentina estaba cursando la facultad mientras jugaba en las inferiores de Lanús. Una vez en Europa, reinició la carrera universitaria y llegó a jugar en equipos de la Serie C. Pero el destino le tenía guardado un camino hasta entonces insospechado.

Algunos años después de su arribo, comenzó a trabajar para una firma dedicada a la moda. Allí conoció de primera mano todo el proceso, desde el diseño hasta que el cliente se lleva la prenda. “Vi la parte linda y también los problemas, como la cantidad de desechos que se generan o los trabajadores mal pagos”, cuenta. Y también entendió que allí había una oportunidad.

Germán Picco, creador y líder de Futureclo

Fue entonces cuando creó Futureclo, una empresa que tiene el objetivo de dar algunas soluciones, pero que ya está revolucionando la manera en la que se produce. Su compañía ayuda a las marcas a mejorar sus procesos internos y a abrir canales de comercialización a través de “colecciones virtuales”, para un mundo que avanza a paso firme hacia el metaverso y en el que los hábitos de consumo ya han cambiado hacia un entorno digital.

En diálogo con Newsweek Argentina, Picco explicó de qué se trata y cuáles son las posibilidades que se abren para el mundo del diseño.

¿Qué es una colección virtual de moda?
– Una colección virtual es la expresión de la moda física, con la posibilidad de crecer en su potencial comercial y de marketing. Y, fundamentalmente, la oportunidad de llegar a canales nuevos. Es un mundo que está creciendo cada día más. Una colección virtual nace de la misma manera que una colección física, con la diferencia de que te permite mejorar todos los índices de sustentabilidad, la digitalización, reducir costos y tiempos; y, obviamente, poder llegar al mercado mucho más rápido. Una prenda virtual viene creada a través de diferentes softwares y lleva dos o tres días entre el design y la confección de la prenda. Los softwares son capaces de interpretar la idea de un designer y aplicar a esa prenda virtual todas las características del producto físico. Y, además de llegar más rápido, llegás a diferentes consumidores, que es el objetivo de casi todas las marcas hoy en día. Y seguramente tiene la ventaja de construir en el plano interno del valor de una empresa un asset digital, que es uno de los puntos clave hoy en día: cuánto uno es sustentable y cuánto uno es digital al momento de evaluar la propia empresa.

La moda es uno de los mercados que más contamina. Una colección virtual permite ser mucho más sostenible y también eficiente en términos de time-to-market, de brand experience y de new final consumer.

La imagen tradicional es la del artista en contacto con las telas, sus texturas, la tijera, hilo y aguja; y con la llegada de internet, eso pasaba luego al plano virtual para ser comercializado. ¿Ahora estamos hablando de un recorrido inverso de lo virtual a lo físico?
– Así es, completamente inverso. En verdad, el diseño se sigue haciendo de la manera tradicional, pero lo que cambió es todo el recorrido desde allí hasta la confección final. En el medio todo es digital. El modisto diseña la prenda, la elabora y luego la pone en un software de rendering tridimensional y de modelación. Allí se empieza a construir esa prenda en un avatar y ya no sobre la figura humana. Y son avatares parametrizables, porque hoy responden perfectamente a las características humanas, tiene las medidas exactas de un cuerpo humano, con lo cual, la empresa logra probar digitalmente las prendas de la colección. En un segundo momento, se aplican todas las texturas. Se hace el rendering final, y el producto ya está listo para ser vendido en ecommerce, para comunicar en las redes sociales y llegar a cualquier consumidor final, sin todavía haberlo producido físicamente, sin tener estoqueada la mercadería, sin haber comprado material. Y en dos o tres días, cuando hoy los más rápidos del mundo puede sacar una colección física en un mes o más.

El hecho de que buena parte del proceso sea virtual, ¿facilita la utilización de inteligencia artificial para mejorar el producto, entendiendo mejor la demanda y las tendencias?
– Absolutamente sí, porque existen instrumentos que te permiten interpretar qué es lo que el consumidor final quiere, algo que antes era imposible si uno no sacaba primero el producto físico. Nuestra empresa trabaja con realidad aumentada y con análisis de datos sobre el consumidor final. Y la prenda virtual te permite empezar a definir lo que va a ser la colección definitiva.

Antes de que lleguen a la confección física, ¿también se pueden vender en el metaverso?
– Sin dudas. El metaverso es clave para los que hacemos fashion y luxury, pero yo vengo del mundo físico, con 15 años de experiencia en el brands internacionales italianos. Nosotros lo que proponemos son soluciones tecnológicas para mejorar ese mundo físico. El metaverso es una interpretación, una evolución del gaming, un canal más en esta multicanalidad de ventas. Hay un consumidor final nuevo que compra una prenda virtual para poder utilizarla en plataformas virtuales.

¿Otra posibilidad de monetización es convertir estos diseños o incluso colecciones enteras en NFT?
– Sí. El NFT en verdad es un contrato, no es un producto ni un diseño. Es un contrato que existe debajo de un contenido digital y que lo vuelve auténtico, y que otorga la propiedad de un contenido digital. Lo mismo que ocurría con la pintura de un artista famoso, que tenía su firma. Y ese contenido puede ser una foto, un video, un videojuego o una prenda virtual.

Entre el diseño y el momento de la confección, todo el proceso es virtual, lo quew permite salir a vender productos cuando ni siquiera se han comprado los materiales

¿Ya hay marcas apostando a desarrollar colecciones virtuales?
– Sí, muchas. Para la moda, el mundo digital se divide entre los que lo utilizan para mejorar el proceso físico y los que quieren potenciar su business abriendo nuevos canales. Lo que no hay es marcas que no logren interpretar que en el digital está el verdadero crecimiento. Nosotros trabajamos con marcas chicas, medianas y grandes. El canal vuelve visibles a los diseñadores emergentes y nuevos protagonistas del sector, a los que les resultaba muy difícil colocarse, porque crear una colección física es muy costoso. En ese sentido, el digital es muy democrático. Como decía, algunos simplemente quieren mejorar su performance, y está perfecto. Pueden usar un filtro como Try On para que el cliente se pruebe virtualmente la prenda y después comprarla; mejorar la user experience para una generación que está acostumbrada al gaming; y la retail experience, porque muchas marcas tienen tiendas virtuales, pero no logran hacer entrar a clientes que no la conozcan.

¿Qué tan lejos estamos de presenciar desfiles de moda virtuales en los que se presenten colecciones virtuales?
– Espero que estemos muy lejos. No soy de los que cree que con el virtual deba desaparecer la moda física, sino que la tiene que potenciar. Creo que es la posibilidad de experimentar nuevos mundos que generan dinero. Pero es irremplazable la experiencia física de presenciar un evento, el contacto directo con los modelos, la emoción, toda la parte linda del fashion. El virtual la está mejorando, incluso existen avatares que son hiperrealistas, al punto que no sabés si es una persona real o virtual. Las marcas que existen en el mundo físico no deberían transportar toda su experiencia al plano virtual.

Ingresa las palabras claves y pulsa enter.