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Los papelones del hermano mafioso
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Los papelones del hermano mafioso

Hay días en los que ocurren cosas interesantes en la Argentina. Los que sostenemos que es clave batallar por las ideas hemos visto una muestra clara de cómo hay que plantarse frente a la infamia política. El tirano Nicolás Maduro se quedó en su país rumiando bronca porque a Patricia Bullrich no le tembló el pulso y dio notoriedad internacional al tema citando a la DEA.

María Eugenia Talerico y Waldo Wolff, entre otros, estaban hace algunos días instalando el tema con tenacidad, pero fue Patricia Bullrich quien finalmente pegó un puñetazo en la mesa y obligó al cobarde de Maduro a desistir de su viaje. Esa es la manera correcta de tratar a los tiranos: con inteligencia y con coraje. La batalla por las ideas se trata de actos como estos. Así se debe hacer oposición mientras el peronismo siga en el gobierno. Es con esa inteligencia y con ese coraje que hay que gobernar a partir del año que viene.

Los avances autoritarios surgen, casi siempre, de las debilidades de los demócratas. Los demócratas en Argentina no pueden darse el lujo de la debilidad. Se enfrentan a mafias y a gente sin escrúpulos y hay que tratarlos como eso que son. El caso Maduro debe ser un caso testigo y un punto de inflexión. No se puede ser tolerante con los intolerantes.

La CELAC es un organismo que no se sabe bien para qué sirve, más que para blanquear dictadores y para que los políticos discutan imbecilidades que no le importan a nadie. Claro que siempre puede ser todo peor: en esta oportunidad la organización de la cumbre de estuvo a cargo de la desopilante Argentina presidida por Alberto Fernández.

Fernández ha abandonado toda idea de comportarse como alguien normal y de hablarle a los ciudadanos. Solo le dirige la palabra a la comunidad de orcos con el fin de agradarles y, por eso, desciende siempre un escalón más en la indignidad política. Se dedica a defender dictaduras como Venezuela y Cuba, que son lugares donde la persecución al que piensa distinto es encarnizada y donde el exilio, la tortura y la prisión política son una constante. En otras palabras, son países donde una burocracia de millonarios esclaviza a los ciudadanos honestos. Ese modelo perverso es la síntesis de las alianzas históricas del kirchnerismo.

Fernández defiende dictaduras criminales. No debemos olvidar que fue la apuesta “moderada” del patético establishment argentino. Llegó al Gobierno con el voto de un sector de la población que hoy está sometido y que es víctima del clientelismo. También lo votó un sector de clase media que es bastante tilingo.

El 2023 debería ser un año de reflexión para esos votantes. Votaron 96% de inflación, 40% de pobres y defensa de criminales internacionales. Hasta Bergoglio siente que tiene que despegarse de esta gente y critica al Gobierno, la pobreza y la inflación. Si el papa peronista, amigo de Grabois, sale a criticar a un gobierno peronista es porque todos temen que el tsunami de decadencia se los lleve puestos.

Por supuesto, la respuesta a Bergoglio llegó a oídos de Gabriela Cerruti, que siempre que puede nos deleita con su escasez neuronal; ante lo expresado por el Papa, respondió que era culpa de Macri. La murga kirchnerista ha gobernado 16 de los últimos 20 años. Lo que soprende es la limitación intelectual hasta para inventar excusas.

Es imposible seguir el ritmo de hechos insólitos de la secta K. Fernández preparaba su fiesta patética de la CELAC y CFK esperaba en el Senado a un Lula que nunca llegaría. Mientras tanto, Horacio Pietragalla, subsecretario de DDHH (que solo se ocupa de los DDHH de los de su secta), se dirigía a una reunión internacional con el propósito de hablar de los temas que una y otra vez menciona y que son los que únicos que, en su limitación intelectual, conoce. Quiso instalar el tema del lawfare, que es la última estupidez de moda de los K. Conocen tan poco el mundo cuando salen de su secta que no pudo prever que países como Alemania manifestarían en su presencia la preocupación sobre las “presiones e intimidaciones a los jueces”. Otros países como Chile y Suecia se refirieron a lo mismo. Es la misma consideración que hizo EEUU hace unos días.

La carga contra la Corte Suprema le está trayendo cada vez más descrédito al Gobierno argentino. Solamente Bolivia respaldó la idiotez de Pietragalla. En ese desván internacional está Argentina: defiende a Cuba y a Venezuela y, a su vez, es defendida por Bolivia.

La ronda de disparates la cubrió Sergio Massa, que dijo que Argentina debía cuidar a Uruguay porque es el hermano menor. Todavía en Uruguay se están burlando por lo que dijo y créanme que ningún uruguayo querría que lo cuide la Argentina kirchnerista. Es muy peligroso que te cuide el hermano mafioso.

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