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Todo sobre “Tito”, el primer auto eléctrico argentino
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Todo sobre “Tito”, el primer auto eléctrico argentino

Por Juan Luis González

Las emisiones de gas que despide son cero. El ruido que hace es también inexistente. Cuesta diez veces menos mantenerlo. Y, sobre todo, es un producto hecho por y para argentinos. Cuando Juan Manuel Baretto, presidente de Coradir, habla de estos números lo dice apelando a lo que para él es una lógica irrefutable: que el futuro en este país, y también en el resto del mundo, será de los autos eléctricos. Cómo el que fabrica la empresa de San Luis que él conduce, el “Tito”, y que ya lleva vendidos 600 vehículos.

Ese simpático nombre (que nació porque rimaba con “bonito, chiquito, Fitito, autito”) es el que le dieron al proyecto que comenzó en el 2019. No deja de ser curioso: “Tito” apareció primero como una negativa de algunas empresas automotrices clásicas que, por lo que cuenta Baretto, miraron y siguen mirando a la electromovilidad de costado. Coradir, una compañía puntana que desde 1995 trabaja en el desarrollo de equipos electrónicos e informáticos, decidió en esos días prepandémicos hacer su propia plataforma de baterías de litio.

Esa pieza es el corazón de cualquier auto eléctrico por lo que, casi sin quererlo, Baretto y los suyos terminaron diseñando un prototipo que pusieron a disposición, de forma gratuita, para que cualquier compañía que ya tenía recorrido en este mercado recogiera el guante. Pero ni a una sola le interesó. Y ahí ellos decidieron probar suerte.

“Trabajamos tanto que terminamos haciendo un auto completo. Pero nos dimos cuenta que a las multinacionales no les interesaba el proyecto por más que estuviese ahí, disponible, además del dato para nada menor de que las empresas así no tienen una oficina de desarrollo acá en Argentina, y siempre cualquier decisión se las mandan de afuera, no tienen iniciativa propia. Me parece que las automotrices siguen pensando en los motores a combustión y la electromovilidad no los termina de convencer. Y ahí nacimos nosotros”, dice Baretto sin lograr ocultar el entusiasmo.

N: ¿Por qué ese recelo de las empresas tradicionales?
– Lo que no le gusta a la industria automotriz es que un coche eléctrico le da posibilidades a todos. Cualquiera puede hacer un auto eléctrico, algo muy distinto a un motor de combustión. Ya no necesitas un grupo económico gigante o una multinacional que haga una gran inversión, es como que te aparecen nuevos jugadores todos los días, y eso no es bueno para los que tienen tanto capital invertido. La electromovilidad democratiza este mercado y abre el juego.

N: ¿Y qué pasa cuando ustedes se sientan en la mesa con estos grandes jugadores? ¿Cómo es esa relación?
– No nos sentamos en esa mesa. Ellos se sientan en la suya y arman otra distinta, lejos, para nosotros.

NACIONAL Y POPULAR
Baretto, un ingeniero electrónico que trabaja desde hace 18 años en Coradir (empresa que tiene 120 empleados destinados a “Tito” y 130 más para sus otros emprendimientos), es quien comanda este proyecto. Para él es sólo una cuestión de tiempo lo que falta para que se haga masivo el uso de autos como los que diseñan.

“Nos pasa que cuando aumenta la nafta un fin de semana, el lunes nos revienta el teléfono de los llamados y las consultas”, cuenta, aunque hace hincapié en que la mayor parte de sus clientes, que están concentrados sobre todo en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, suelen tener “mucha conciencia ambiental”.

El emprendedor dice que, en esta línea de ampliar la electromovilidad al mayor público posible, una de las metas que se propusieron a la hora de diseñar “Tito” es que no se convirtiera en un producto de lujo. Aunque en el mundo los autos eléctricos suelen costar entre un 60% y un 100% por arriba del precio de mercado de un auto de combustión que le compite, no es el caso del que ellos diseñan.

“Los coches eléctricos tienen una inversión inicial muy grande. Pero el “Tito” 0 kilómetros vale un poco más barato que un coche común nuevo. Esta fue una condición que nos pusimos, queríamos que sea accesible y popular, por así decirlo. El más barato arranca en 16.500 dólares oficiales, al día de hoy $2.900.000. Después dependiendo el opcional le podés poner más puertas, con aire acondicionado o sin aire, potenciado (que es la última versión del Tito, que alcanza los 95 kilómetros por hora de velocidad), y ahí ya va subiendo el precio.

N: ¿Cómo piensa que puede expandirse el uso de los autos eléctricos?
– Creo que se va a dar con el tiempo. Cuando vaya creciendo la educación sobre el cuidado del medio ambiente, de que un auto así no contamina, no emite gases, no hace ruidos, de que hace las ciudades más vivibles para todos. Cuando se vaya aprendiendo eso, va a crecer mucho. Pero también estamos viendo como una segunda ola que es el precio y lo tanto más barato que es un auto así. Para que se hagan una idea: si al mes gastas $20.000 en tu recorrido habitual de nafta, con el “Tito” gastas sólo $2.000 en lo que va a crecer a boleta de luz en tu casa. Y digo boleta de luz porque el “Tito” es compatible con la red eléctrica domiciliaria de Argentina, no necesita cargadores especiales ni nada por el estilo. Lo conectas a cualquier enchufe y lo dejas cargando unas ocho horas, mientras dormís. Es diez veces más barato, y en algunas provincias (CABA, Neuquén, Mendoza, Río Negro, San Juan y Santa Fe), ya no te cobran la patente del auto si es eléctrico, como una manera de incentivar este uso.

Juan Manuel Baretto, presidente de Coradir

N: Además de no pagar patentes, ¿hay algún otro apoyo del Estado?
– Hay un acompañamiento desde la retórica por así decirlo, pero en medidas reales todavía la electromovilidad en Argentina no tiene ningún fomento real. El Estado dice que quiere fomentarla y proyectarla, pero no hay compra de parte del Estado de material eléctrico, no hay bonos como pasa en Europa que cuando te compras un coche eléctrico la empresa recibe un bono para pagar impuestos. No hay planes de fomento de ningún tipo. Hay anuncios, hay una ley que fomentaría la actividad, pero está parada en el recinto de Diputados desde hace varios meses, y de la que no se espera que avance en el corto plazo. En la realidad estamos en cero. Hay que incentivar el desarrollo de la electromovilidad ahora, para no estar esperando que lo empiecen a fabricar afuera y terminen llegándonos importados. Tenemos una oportunidad para desarrollarlos nosotros, acá, en Argentina, hecho por argentinos. Es crucial apurarnos ahora. No tenemos que volver a ver un tren que pasa y que al final de la película nos terminen llegando los coches de afuera.

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