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Entre el descalabro heredado y la arquitectura política: el análisis de Marcelo Longobardi
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Entre el descalabro heredado y la arquitectura política: el análisis de Marcelo Longobardi

Por Marcelo Longobardi

Si hay verdadera vocación democrática y un deseo de convivencia, se verá claramente desde el 10 de diciembre, cuando Milei asuma el poder, nombre su gabinete e intente ejercer el gobierno.

Absolutamente nadie esperaba lo que finalmente sucedió el domingo 19 de noviembre en la Argentina. Había tres escenarios previstos: un triunfo atenuado de Sergio Massa; un triunfo atenuado de Javier Milei; o un empate con una definición días más tarde. Bueno, ocurrió un cuarto escenario, uno no previsto por nadie: un triunfo de Milei por 12 puntos.

Desde luego, son muchas las lecturas que se pueden hacer para explicar qué pasó, por qué los argentinos decidieron dar un paso hacia lo desconocido. Vale la pena repasar lo que escribieron algunos destacados columnistas al día siguiente de la elección. Cada uno a su estilo, todos dijeron más o menos lo mismo.

Mileilandia: cómo será Argentina en la Era Milei

Por ejemplo, Ricardo Kirchbaum, que es el editor general de Clarín, dijo que la bronca por el presente le ganó al miedo, es decir, que el miedo no funcionó. Rosendo Fraga, también en Clarín, señaló que esta fue la elección más disruptiva desde 1946 a la fecha. Joaquín Morales Solá, escribió que el país se hartó y eligió otra cosa. “La sociedad argentina”, dijo Joaquín, “decidió abandonar el territorio conocido para adentrarse en un tiempo político cargado de innovaciones”. Eduardo Van Der Kooy fue más directo: dijo que la apuesta es a un cambio incierto. Carlos Galván, en Clarín, sostuvo que en la debacle del PJ sólo quedó uno en pie, que es Kicillof, y advirtió “ojo que detrás está Cristina Kirchner”.

Walter Schmidt, por su parte, hizo un comentario interesantísimo sobre el regreso de “Cristina vs. Macri”, que es lo que yo vengo sugiriendo desde hace un tiempo, que finalmente en el fondo Milei es una novedad en esa disputa que aún está presente entre Macri y Cristina Kirchner. ¿Macri tendrá una influencia importante en el gobierno de Milei? Veremos. Cristina sí la tiene en el Conurbano, porque finalmente Kicillof y Cristina son una sociedad política con independencia de las controversias que hay en torno a Máximo Kirchner y a La Cámpora.

La nueva era: Milei y un panorama expectante e incierto

En tanto, Santiago Fioriti se preguntaba si Massa se estaba escapando cuando amagó pedir licencia en Economía, porque eso hubiera sido algo que evidentemente caería mal. Pero yo no sé si hubiera estado tan mal. Massa produjo un descalabro económico. El costo de su campaña, como nunca pasó en la Argentina, se mide en porcentaje del PBI. Nunca habíamos visto eso. Y su credibilidad hoy en día es cero. Entonces, a pesar de que hubiera quedado feo que se vaya, o que sea algo mal visto, la transición podría haber caído en manos de alguien con cara y ojos, como el viceministro Gabriel Rubinstein, por ejemplo. O alguien que el presidente Alberto Fernández designara.

En la práctica, la transición está a cargo del presidente del Banco Central, Miguel Pesce; y de quien maneja la tesorería, Raúl Rigo. Son los que definen qué pagos se van a hacer de aquí hasta el 10 de diciembre ¿Cuáles son los cheques que se van a firmar de acá hasta esa fecha?

LA PESADA HERENCIA Y LA NUEVA POLÍTICA

Carlos Pagni aseguró estos días que el milagro electoral de Milei va mucho más allá de la derrota de Sergio Massa. Al cabo de cuatro décadas de experiencia democrática, el resultado del ballotage interpela, o debería interpelar, a toda la clase política argentina, porque antes de vencer al peronismo, La Libertad Avanza se había impuesto sobre Juntos por el Cambio.

Ese quiebre explica, en parte, la marcha de más de la mitad del electorado hacia lo desconocido. Es un repudio a lo conocido, a todo lo conocido.

El momento de Milei

También hay otro punto señalado por Pagni que, con su habitual agudeza: le atribuyó a Javier Milei un “maquiavelismo inteligente”. Escribió que “el presidente electo utilizó primero a Massa, con quien se financió contra Juntos por el Cambio. Es decir, contra Macri y Patricia Bullrich. Y después se sirvió de Macri y Bullrich para aplastar a Massa”. Y agregaba Carlos: “Tan outsider no parece”.

Pagni le atribuye una lógica a la locura de Milei. Yo siempre planteo que hay una lógica detrás de la locura. Conversando con Eduardo Fidanza nos preguntábamos si no había que ser como Milei, disruptivo y extravagante, para ganar una elección hoy en día en la Argentina y eventualmente en gran parte del mundo. La respuesta no quedó clara, pero puede que sí.

Tal vez la observación más relevante en ese sentido sea la que hizo Ignacio Miri en Clarín, cuando aseguró que lo primero para Milei debe ser la gobernabilidad. Tenemos hoy un escenario en el que, como se afirmaba, aún Macri y Cristina Kirchner juegan un papel clave, en el medio de una transición económica completamente incierta y, de hecho, peligrosa y complicada, con un descalabro atribuible en gran medida a Massa, pero que obviamente se enmarca en 20 años de descalabro económico argentino.

De milagros y desafíos: claves para entender la Argentina de Milei

No hay aspecto que uno mire y que quede fuera de ese descalabro: la economía, la pobreza, la indigencia, la inflación, el Banco Central, la educación, la política exterior, la demografía. Por donde mires, Argentina está patas para arriba.

El mayor problema es que esto hay que mirarlo en contraposición con el instrumental político, con la arquitectura política, con que cuenta Milei, más allá del respaldo del voto popular. Vale observar que no ganó ninguna provincia como gobernador, pero, en cambio, él ganó 21 como expresión de sentir popular.

Entonces, este es un primer asunto: cómo se va cerrando o no esta distancia que hay entre el nivel del descalabro y la escasa magnitud de la arquitectura política con la que Milei cuenta hoy, con independencia del voto popular.

Alejandro Catterberg nos decía en Radio Rivadavia que “lo primero que tiene que mirar Milei no es la economía, sino la política”. Yo comparto ese punto de vista. Siguiendo esa línea, veremos cómo evoluciona la figura de Guillermo Francos, próximo ministro del Interior; seguramente sea una figura relevante. Y, eventualmente, también lo será la figura de Mauricio Macri.

Hace unos días sostuve con cierta crudeza que, siendo que Macri empujó a Milei a un triunfo de este nivel de proporción, debía comprometerse con el proceso. Porque, ¿Milei puede solo con esto? Digo, ¿Milei, Karina Milei y Ramiro Marra pueden atajar el descalabro que se les viene encima, con una erosión que les va a comenzar el día uno, con 300% de inflación prevista para el primer año?

Entonces, me parece que hace falta una arquitectura política. Pagni dice que se la proporcionarían “sectores del peronismo”, a través de Schiaretti y Randazzo. Ya veremos.

¿LA PATRIA ESTÁ EN PELIGRO?

Hay una última cuestión para mirar con atención: la convivencia democrática. Si había algún “riesgo de no convivencia”, eso parece haber quedado atenuado por la magnitud del voto a Milei. Una diferencia impensable, como decíamos al inicio.

Todo está por verse: el triunfo de Milei, las nuevas alianzas y la reconstrucción opositora

Este triunfo abrumador debería sofocar, al menos por un tiempo, los impulsos antidemocráticos del peronismo, que se hicieron evidentes el viernes 17 de noviembre en el Teatro Colón. No fue un episodio menor la orquesta tocando la “Marcha Peronista”. Una cosa vergonzosa, no por el ámbito, sino por el hecho: fue un escrache. Como tampoco lo fue lo de Ezeiza anterior a la votación, con las fuerzas de choque impidiendo un acto. Dos “cajones de Herminio”, podríamos decir; hechos muy significativos respecto de la relación del peronismo con la democracia.

En conclusión, creo que son dos los temas para mirar atentamente, más allá del rol de los mercados. ¿Con qué arquitectura política Javier Milei va a encarar el descalabro que recibe, siendo que hay, evidentemente, una desproporción entre el descalabro y la arquitectura? Y, por otro lado, hay que mirar el comportamiento del peronismo desde el punto de vista de la democracia. ¿En el fondo más profundo hay una aceptación de la derrota?

Massa la aceptó rápidamente la derrota. Es verdad que no le quedaba alternativa, pero cabe resaltar que no lo hizo solo, como cuando aceptó la victoria: estuvo acompañado de un conjunto de gente que incluía hasta a Máximo Kirchner.

En todo caso, si hay verdadera vocación democrática y un deseo de convivencia, se verá claramente desde el 10 de diciembre, cuando Milei asuma el poder, nombre su gabinete e intente ejercer el gobierno.

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