En su primera aparición pública como líder de la Iglesia Católica Romana, el papa León XIV no esquivó uno de los debates más candentes del presente: el impacto de la inteligencia artificial (IA). En conferencia de prensa, el pontífice estadounidense —antes conocido como el cardenal Robert Prevost— pidió un uso responsable y ético de estas tecnologías, y advirtió que su desarrollo plantea desafíos comparables a una nueva revolución industrial.
Con un discurso que entrelazó doctrina social y mirada contemporánea, León XIV remarcó que la IA debe servir al bien común, sin reemplazar los vínculos humanos ni vulnerar la dignidad de las personas.
Retomando el legado de su predecesor, el papa Francisco, citó la necesidad de que la tecnología esté al servicio de las relaciones y no de su deterioro. “La comunicación no es solo transmitir datos, es crear una cultura de encuentro”, expresó, según reportó Newsweek Estados Unidos.
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La preocupación no es solo ética, también ambiental. El pontífice alertó sobre el alto costo energético de herramientas como ChatGPT, que consumen hasta diez veces más electricidad que una búsqueda común en Google. Además, mencionó los riesgos que representa la automatización en el empleo y la educación, donde crece el temor por el uso indebido de la IA y la posible pérdida de millones de trabajos.
Para León XIV, el rol de la Iglesia en este contexto es claro: contribuir al debate con una perspectiva humanista. “Cada persona, sin importar su edad o función, tiene una responsabilidad frente a la IA”, sostuvo, instando a gobiernos, empresas y ciudadanos a comprometerse con un desarrollo tecnológico inspirado en valores éticos y espirituales. Su mensaje busca ser guía moral ante una tecnología que avanza a velocidad vertiginosa.
Finalmente, el Papa destacó que la discusión sobre inteligencia artificial trasciende lo religioso. Citó a John Duchi, investigador de Stanford, quien afirmó que la IA bien utilizada puede liberar tiempo para fortalecer los vínculos humanos. Con estas palabras, León XIV dejó en claro que su papado aspira a ser actor activo en los debates globales sobre el futuro de la humanidad frente al avance imparable de las máquinas.