Por Lalo Zanoni
De repente, Argentina apareció en el radar global de la inteligencia artificial. Nada es casualidad: OpenAI, la empresa detrás de ChatGPT, anunció que construirá en la Patagonia un megacentro de datos con una inversión de 25.000 millones de dólares, en alianza con la energética Sur Energy, fundada por el argentino Emiliano Kargieman (el mismo que creó Satellogic, pionera en fabricar satélites nacionales).
El proyecto, bautizado Stargate Argentina, apunta a convertirse en el mayor data center de América Latina y uno de los más potentes del hemisferio sur. Formará parte del programa global Stargate de OpenAI, que ya tiene acuerdos con Reino Unido, Alemania, Noruega, Japón y Corea del Sur. Y ahora, también con nosotros.
Según los primeros datos, el centro ocupará entre cinco y siete hectáreas y funcionará con energía 100% renovable (hidroeléctrica, eólica y solar). Aunque todavía no se definió el punto exacto donde estará ubicado, las miradas apuntan a Vaca Muerta, Viedma o Bariloche. Si todo sale según lo planeado, la finalización de la primera etapa estará lista para empezar a operar en 2027.
¿Por qué Argentina?
La elección del país no es casual. Hay varios factores que lo explican:
Talento humano. En desarrollo y programación, Argentina ya demostró que juega en las grandes ligas. Tiene 12 unicornios tecnológicos, más que España o México, y un ecosistema de startups y profesionales con reconocimiento internacional.
Clima y recursos. Más allá del litio y Vaca Muerta, el país ofrece condiciones ideales para energías limpias: viento constante, agua, temperaturas bajas (clave para refrigerar data centers) y abundante sol. Un cóctel perfecto para la eficiencia energética.
Alineación política. Más allá del reciente salvataje financiero y el apoyo explícito de Trump al plan económico de Javier Milei, el año pasado el presidente viajó a Silicon Valley y se reunió con Sam Altman, CEO de OpenAI, además de visitar a los líderes de Apple, Google, Tesla y Meta. Las grandes tecnológicas comparten hoy una visión alineada con el eje político de Donald Trump, más distante del modelo chino. En ese tablero, Milei se ofrece como un aliado estratégico para mantener a China fuera del cono sur.
Marco regulatorio flexible. Argentina aún no tiene una ley de IA, lo que significa menos trabas y un entorno más “amigable” para la instalación de empresas tecnológicas que manejan datos, algoritmos y propiedad intelectual.
Espacio y seguridad. En la Patagonia sobran kilómetros y las ciudades se ubican a grandes distancias entre sí. Esa baja densidad poblacional favorece la seguridad física de las instalaciones: ideal para un proyecto que alojará la enorme infraestructura que alimenta a los sistemas de IA más potentes del planeta.