Ya es una realidad: Argentina lidera la región en materia de adopción de herramientas de inteligencia artificial. Empresas de todas las escalas buscan aprovechar sus beneficios para optimizar sus tiempos y, sobre todo, sus recursos.
Por Lalo Zanoni
La Argentina ocupa el cuarto lugar en el Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA) 2024, destacándose en gobernanza y adopción tecnológica. La conversación sobre IA local suele girar en torno a los desarrollos que adoptan grandes compañías tecnológicas como Globant, Mercado Libre, bancos y grandes grupos que implementan desarrollos de software para optimizar sus procesos y soluciones para automatización y mejorar la atención al cliente. Lo hacen de la mano de otras grandes como Microsoft (Copilot), ChatGPT de OpenAI, Gemini de Google, los modelos de Meta o las imágenes de MidJourney.
Pero lejos de ese universo de escala global, también crece el uso cotidiano de IA en un ecosistema mucho más cercano: el de las pymes locales. Cada vez más empresas de escalas medianas y pequeñas incorporan estas tecnologías en áreas críticas de su operación, desde atención al cliente y marketing hasta procesos internos y análisis de datos. Adoptan herramientas de IA para automatizar tareas repetitivas, mejorar la toma de decisiones, reducir costos y ganar eficiencia. Lejos de ser una promesa lejana, la IA ya forma parte del trabajo diario. Veamos dos casos que muestran cómo se concreta esa adopción en distintos rubros.
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Sergio Oroña, CEO y fundador de SparkFound, una empresa de ciberseguridad, explica que la IA ocupa hoy un lugar central en la defensa informática. “Se usa para prevenir ciberataques y detectar amenazas, porque permite analizar grandes volúmenes de datos, identificar patrones y anomalías en tiempo récord y con más precisión”, señala.
La automatización basada en IA ya asiste a los analistas de nivel 1 y 2 en tareas complejas. Plataformas como GPT, Copilot o Gemini permiten generar respuestas más rápidas y simplifican el análisis de incidentes de seguridad. Pero, además, se está aplicando para generar modelos predictivos capaces de anticipar comportamientos inusuales antes de que se transformen en un ataque concreto.
Oroña también destaca que, en un futuro cercano, la computación cuántica va a escalar aún más el volumen de procesamiento de datos. “Esto no sólo ampliará las capacidades de defensa, sino también los desafíos asociados”.
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Por otro lado, Ethix es una empresa tecnológica de modelos de IA para gobiernos y empresas privadas que quieran mejorar el proceso en las licitaciones públicas y privadas. Trabajan con un modelo propio de machine learning entrenado para detectar patrones de direccionamiento (cuando el pliego se redacta exclusivamente para un proveedor puntual). Su fundador, Iván Gauna, un abogado de 35 años, explica: “Trabajamos con el historial de licitaciones. Se procesa para detectar posibles casos de corrupción, anomalías y errores. Con IA, todo el trabajo humano se puede asistir más rápido. Por ejemplo, un pliego de 500 páginas se puede auditar en dos minutos”.
Estos casos muestran que la inteligencia artificial ya no es una herramienta exclusiva de los gigantes tecnológicos. También es parte de la agenda diaria de muchas pymes y emprendedores que buscan competir mejor, adaptarse más rápido y resolver problemas reales con eficiencia. El foco ya no está solo en quién desarrolla la tecnología, sino en cómo se aplica en cada escala del negocio.