La Inteligencia Artificial (IA) significó una revolución para el mundo tecnológico, y cada vez más empresas se suman a este boom. Pero en el afán por ser parte, algunas resultan ser meras estafas.
Este es el caso de Builder.ai, una startup radicada en Londres, Inglaterra, que pasó de ser una revolucionaria a descubrirse que en realidad, su IA no eran más que 700 programadores en la India.
La compañía se promocionaba a sí mismo como una herramienta que permitía programar aplicaciones sin la necesidad de tener conocimiento, a través de un chatbot llamado “Natasha”.
“Utilizando algoritmos de aprendizaje automático, Natasha recomienda las funciones que necesitas según el tipo de aplicación que estés desarrollando”, explicaba en su sitio web. “Creemos que el poder del software puede liberar el potencial de cada ser humano”, decía uno de sus lemas.
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La startup logró cautivar a un gigante de la tecnología como Microsoft, que le dio respaldo con inversiones por 445 millones de dólares, como también el fondo soberano de Qatar, y llegó a estar valuada en 1.500 millones de dólares.
Pero recientemente, la burbuja se explotó tras incumplir con un prestamista, que se apoderó de 37 millones de dólares. Esto hizo que la compañía presente algunas insolvencias y terminó declarando la bancarrota.
Así fue como se descubrió el fraude: todas las solicitudes que se hacían a través de “Natasha” no llegaban a ninguna IA, sino que recaían en 700 ingenieros que respondían de forma manual.
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A esto se sumaban críticas de algunos clientes, que apuntaban que muchas de las aplicaciones creadas a través de este sistema presentaban fallas en su funcionamiento.
Tras la bancarrota, Builder.ai entró en un procedimiento de insolvencia formal en el Reino Unido. Esto llevó al despido de empleados y un interventor para intentar salvar la compañía y sus activos.