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Groenlandia: el tesoro helado que Donald Trump quiso comprar y ahora es más interesante
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Groenlandia: el tesoro helado que Donald Trump quiso comprar y ahora es más interesante

Un hallazgo digno de una novela de espionaje ocurrió durante un vuelo de rutina de la NASA sobre el norte de Groenlandia. Lo que empezó como una misión científica para medir el deshielo terminó con el redescubrimiento de Camp Century, una base militar secreta de Estados Unidos enterrada bajo más de 30 metros de hielo.

La instalación, construida en plena Guerra Fría, había sido olvidada desde su abandono en 1967… hasta que un radar de última generación detectó sus túneles y edificios congelados en el tiempo.

El radar en cuestión, llamado UAVSAR, fue desarrollado para estudiar el lecho glaciar y ayudar a prever el aumento del nivel del mar. Sin embargo, al sobrevolar Groenlandia, el equipo se topó con estructuras geométricas inusuales: pasadizos, laboratorios, restos de habitaciones y evidencias de actividad humana enterradas durante más de medio siglo. Fue el primer mapa completo de Camp Century desde que quedó sepultada por el hielo.

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Aunque oficialmente se presentó como una estación científica, Camp Century formó parte del encubierto Proyecto Iceworm, que buscaba esconder hasta 600 misiles nucleares bajo el Ártico, lejos del alcance soviético. El proyecto tenía el aval formal de Dinamarca, pero no así su conocimiento real: la verdadera finalidad de la base se mantuvo oculta hasta 1996, cuando se desclasificaron documentos del Pentágono. El reactor nuclear que alimentaba la base fue transportado por más de 200 km de hielo, en una hazaña logística inédita.

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El redescubrimiento se produce en un contexto que reaviva tensiones geopolíticas históricas. En los últimos años, Donald Trump propuso de forma abierta que Estados Unidos comprara Groenlandia, lo que generó una tormenta diplomática con Dinamarca, que rechazó tajantemente la idea. Trump argumentó que la isla era “estratégica y valiosa”, y tras el rechazo danés, incluso canceló una visita oficial al país europeo. El hallazgo de una base militar enterrada bajo su superficie no hace más que avivar el simbolismo de esa vieja ambición imperial.

Vale destacar que durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, Groenlandia fue un territorio clave en la estrategia militar estadounidense. En su momento de máxima actividad, albergó 17 bases y más de 10.000 soldados. Hoy solo queda activa la base espacial de Pituffik, con menos de 200 efectivos. El redescubrimiento de Camp Century sirve como recordatorio de esa ocupación prolongada, de los secretos que el hielo escondió y del historial de tensión entre Washington y Copenhague por el control del Ártico.

El legado de la base incluye también un costado ambiental inquietante. El derretimiento progresivo del hielo por el cambio climático podría liberar residuos radiactivos y contaminantes dejados por el reactor nuclear de Camp Century. Un estudio de 2016 ya advertía sobre ese riesgo. Así, la historia congelada del pasado podría volver a influir en el presente con consecuencias inesperadas.

Lo que parecía una simple campaña científica terminó por desenterrar uno de los secretos mejor guardados de la Guerra Fría, y, de paso, le dio nueva vida al debate sobre la soberanía, el control militar y el valor estratégico de Groenlandia. Como si fuera poco, el hallazgo llega justo cuando algunos, como Trump, siguen viendo en la isla más hielo… que límites.

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