La posible venta de Chrome agitó el mundo tecnológico luego de que Parisa Tabriz, líder de la división del navegador, advirtiera sobre el impacto que tendría en su funcionamiento si Google se viera obligada a desprenderse del programa.
La declaración surgió durante un juicio en Estados Unidos, donde el Departamento de Justicia (DOJ) busca desarmar el presunto monopolio de la firma en el mercado digital.
Según Bloomberg, Tabriz subrayó que el 90% del código de Chrome depende directamente de otras áreas de Google desde 2015, y que su óptimo rendimiento está atado a esa interconexión, especialmente con plataformas clave como Android. Aunque un experto del DOJ sostuvo que, aún con la venta, Google tendría incentivos para garantizar que el navegador siga funcionando, la ejecutiva advirtió que el cambio podría alterar su estabilidad.
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La presión judicial creció en marzo, cuando el DOJ ratificó su intención de forzar la venta de Chrome para frenar lo que considera un «esquema monopólico». Según Bloomberg, Yahoo, respaldada por Apollo Global Management, sería una de las principales interesadas en comprar el navegador. Además, surgieron versiones que señalan a OpenAI, la organización detrás de ChatGPT, como otra potencial compradora.
El avance de la causa se basa en una investigación que denunció prácticas monopólicas por parte de Alphabet Inc., la casa matriz de Google, en el mercado de búsquedas y publicidad online. La venta de Chrome sería, para las autoridades, una forma de liberar la competencia y ofrecer a otros motores de búsqueda la posibilidad de llegar más fácilmente a los usuarios.
Desde Google, calificaron el pedido como «extremo» y «sorprendente». Kent Walker, su principal abogado, advirtió que una venta pondría en riesgo la privacidad de millones de usuarios y enviaría información sensible a posibles compradores extranjeros. Además, desde la compañía señalan que este tipo de intervenciones podría afectar gravemente el liderazgo tecnológico de Estados Unidos en el mundo.
