Juan de Dios Araujo Briceño, el financista venezolano encontrado muerto en su departamento de Villa Urquiza, había llegado a Argentina hace ocho años y en los últimos cuatro se dedicaba al cambio de divisas y remesas.
Aunque no manejaba grandes sumas de dinero, su actividad le permitía mantener una vida cómoda en la ciudad. Además, administraba algunos locales de comida típica venezolana, que funcionaban como fachada para su negocio financiero.
Su principal clientela era la comunidad venezolana en Buenos Aires, y tenía un socio argentino que ya declaró en la causa.
El crimen ocurrió en su departamento de Blanco Encalada al 4600, donde también reside su hermana y una sobrina. Su madre, que aún vive en Venezuela, recibía mensualmente una ayuda económica de 500 dólares por parte de Araujo.
Recientemente, había comentado a su círculo cercano que planeaba incursionar en la construcción en su país natal. Según sus allegados, no tenía deudas ni conflictos con nadie, pero sí prestaba dinero a conocidos. Por ello, los investigadores descartan que el móvil del homicidio haya sido una disputa financiera.
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Las primeras hipótesis apuntan a que podría haber sido víctima de una «viuda negra», ya que solía contratar trabajadoras sexuales y llevar mujeres desconocidas a su hogar. A pesar de las advertencias de sus amigos sobre el riesgo de esta conducta, Araujo nunca dejó de hacerlo.
Su cuerpo fue hallado atado con cinturones de cuero en piernas, brazos y cuello, sobre la cama de su habitación. La última vez que lo vieron con vida fue el lunes por la noche, cuando una vecina lo cruzó cerca de las 20 horas.
El hallazgo se produjo el martes al mediodía, cuando una empleada doméstica ingresó al departamento y encontró el cuerpo sin vida. Tras llamar al 911, efectivos de la Comisaría Vecinal 12C de la Policía de la Ciudad llegaron al lugar y confirmaron la muerte.
En la escena no había signos de ingreso forzado, lo que sugiere que la víctima conocía a su asesino. Tampoco se encontraron rastros en su automóvil, un Toyota Corolla, que estaba estacionado en las inmediaciones.
Los investigadores están analizando grabaciones de las cámaras de seguridad del edificio y de la zona para identificar a posibles sospechosos. Además, secuestraron evidencias clave dentro del departamento, como vasos con huellas, ropa de mujer y un cabello, que serán sometidos a peritajes forenses. Aunque los asesinos se llevaron su teléfono celular,
Araujo tenía cámaras de seguridad dentro de su hogar, lo que podría ser clave para esclarecer el crimen en los próximos días. La causa está a cargo de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N°30, dirigida por Pablo Recchini.
