La historia se repite y otro ciudadano argentino fue detenido por el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. Se trata de Pablo Carrasco, un especialista en ciberseguridad que habría llegado a Caracas en los últimos días para participar de una actividad profesional vinculada a su área laboral.
Sin embargo, su ingreso al país fue interpretado como parte de un “plan conspirativo”, según anunció el número dos del chavismo y actual ministro del Interior, Diosdado Cabello. Desde entonces, Carrasco permanece bajo custodia del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) y se desconoce su paradero exacto.
Carrasco tiene nacionalidad argentina y también posee pasaporte italiano, con el cual habría intentado ingresar a territorio venezolano. Según fuentes oficiales, trabajaba en una compañía de ciberseguridad con sede en Estados Unidos llamada 99 Hat, y su llegada a Caracas estaría relacionada con una capacitación bancaria. Antes de ser detenido, su ruta lo situaba en Bogotá, Colombia, donde reside su pareja. Allí fue registrado su último movimiento migratorio confirmado.
Junto a Carrasco también fue detenido un ciudadano español, Erik Labrador Sainz, que viajaba con él. Ambos fueron interceptados por agentes de inteligencia y permanecen incomunicados, al igual que un ciudadano búlgaro cuya identidad aún no fue revelada. Las detenciones se enmarcan en una nueva ola represiva contra extranjeros que el chavismo acusa, sin pruebas públicas, de estar implicados en planes de desestabilización.
El caso de Carrasco no es un hecho aislado, sino que se suma a una serie de arrestos arbitrarios que viene realizando el régimen de Maduro. Desde el 8 de diciembre del año pasado, permanece detenido en Venezuela el gendarme argentino Nahuel Gallo, también acusado de “conspiración” cuando intentó ingresar al país. Desde entonces, no ha podido comunicarse con su familia y su situación judicial sigue en un limbo. Solo se supo que está con vida por una prueba remitida desde Caracas y confirmada por fuentes de inteligencia.
Además de Carrasco y Gallo, también está desaparecido Yaacob Hararty, un ciudadano argentino-israelí que habría cruzado de forma irregular la frontera desde Colombia en octubre pasado. Sobre él, las autoridades venezolanas no han brindado información oficial, y se desconoce tanto su ubicación como su estado de salud. En total, ya son tres los argentinos bajo custodia del régimen chavista sin debido proceso ni contacto consular efectivo.
El gobierno argentino ya fue notificado del caso Carrasco y, según informes publicados por el diario Clarín, la Fiscalía UNAIM de Colombia confirmó que el argentino partió desde Bogotá antes de ser arrestado en Venezuela. Por ahora, la Cancillería trabaja para obtener información concreta sobre su situación, pero no hay respuestas oficiales desde Caracas. Mientras tanto, crecen las presiones de organismos de derechos humanos para que se respeten las garantías mínimas y se permita el acceso consular.
La detención de Pablo Carrasco vuelve a poner sobre la mesa el uso del aparato judicial venezolano como herramienta de persecución política.
En este caso, las víctimas no son solo opositores internos, sino también extranjeros vinculados al mundo diplomático, tecnológico o académico. La creciente militarización del control migratorio y la criminalización de los visitantes refuerzan el aislamiento del régimen chavista y plantean un nuevo desafío para la diplomacia argentina.