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Los dinosaurios no se extinguen: el regreso de “Jurassic World”, la saga que revolucionó el cine, la ciencia y la infancia
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Los dinosaurios no se extinguen: el regreso de “Jurassic World”, la saga que revolucionó el cine, la ciencia y la infancia

El 1º de julio pasado, la plataforma Universal+ devolvió a la vida a los dinosaurios más temidos y más amados del mundo: puso a disposición de sus suscriptores la saga completa de “Jurassic World”, las seis películas que revolucionaron el mundo del cine, con una facturación superior a los US$ 6.000 millones para toda la franquicia a los largo de los últimos 32 años.

Pero además, la saga que comenzó en 1993 con la recordada “Jurassic Park”, cambió para siempre la historia de la paleontología y también la relación de los niños con la ciencia. Así lo asegura el reconocido periodista científico Federico Kukso, autor de “Dinosaurios del fin del mundo” y experto en el fenómeno “Jurassic World”, quien ofrece un dato revelador: desde la identificación del primer dinosaurio en 1824 hasta el ’93, año del estreno del primer film, se descubrieron 300 especies de dinosaurios; en este mundo post “Jurassic Park” ya van más de 3.000.

Con algo de ayuda de la industria juguetera, el “dinosaurio” pasó a ser uno de los primeros juguetes de los chicos de todo el mundo y a marcar las infancias de millones de niños-paleontólogos que cada día recorren asombrados e inquietos los museos de ciencias naturales en busca de estos gigantes que poblaron la tierra hace millones de años y los estantes de las librerías en busca de enciclopedias, fascículos coleccionables, cuentos….

La cuenta es simple: mayor interés en la sociedad, más vocaciones científicas, más paleontólogos, mayor presupuesto, más excavaciones, mejores resultados, y la rueda vuelve a comenzar.

En una charla exclusiva con Newsweek Argentina, el especialista analizó el impacto que han tenido en el imaginario colectivo y en la propia ciencia estas películas que hoy llegan todas juntas a la TV on demand.

«Jurassic Park», de 1993, cambió la mirada sobre los dinosaurios y marcó un antes y un después para la paleontología

Más de 30 años después de su estreno, ¿cuál cree que ha sido el impacto de la película “Jurassic Park” en la relación que el mundo tiene con los dinosaurios?
– Quizás mucha gente no lo sabe, pero una saga de ficción, que es “Jurassic World”, cuya primera película fue “Jurassic Park”, cambió para siempre la paleontología. Hubo un antes y un después en esta ciencia. En este momento estamos viviendo lo que se conoce como “la era dorada de la paleontología de los dinosaurios”, y esto es gracias a esta saga. En el mundo de la ciencia se lo conoce como el “Efecto Jurassic World” o “Jurassic Park”: aumentó el financiamiento para la paleontología; eso produjo que existieran más equipos científicos y que se descubrieran más dinosaurios. Hay un dato interesantísimo: antes de “Jurassic Park”, en 1993, se habían descubierto 300 especies de dinosaurios; al día de hoy se han descubierto 3.000. También cambió la manera en la que veíamos a estos animales, porque se los solía ver como animales torpes, robóticos, y hoy los sabemos más ágiles e inteligentes, que cuidan a sus crías. Yo entrevisto a muchos paleontólogos, y tanto ellos como yo somos la “Generación Jurassic World”. Más allá de las licencias artísticas que se les puedan criticar, todos hemos sido tocados por estas películas. Por eso me parece genial que hoy estén las seis a disposición para ver cómo han evolucionado. Además, un factor clave fue que en la primera se puede ver la representación de un paleontólogo como un héroe y no como el típico científico loco. Algo más parecido a “Indiana Jones”.

Usted aseguró en otra entrevista que la saga era importante también en relación al primer acercamiento de los chicos a la ciencia, a través de los dinosaurios. ¿Podría profundizar en este concepto?
– Está claro que los dinosaurios no son solo para chicos, sino para todo el mundo. Los dinosaurios son la puerta de entrada a la ciencia, al asombro, a la curiosidad. Argentina es una potencia mundial en paleontología. Quien haya ido con un chico a un museo de ciencias podrá ver la cara de asombro Y ese asombro incita a la curiosidad, por ejemplo, a querer saber cómo era la Tierra sin seres humanos.

«Jurassic Park» no solo cambió la relación con los dinosaurios: también postuló en la ficción al paleontólogo como un héroe y puso sobre la mesa la responsabilidad de las corporaciones vinculadas a la ciencia

Muchos padres nos convertimos en expertos acompañando a nuestros hijos (pequeños paleontólogos) en ese proceso de descubrimiento. Hay, en ese sentido, un contagio de ese interés que les generan los dinosaurios…
– Claro, pero no se quedan solo en los dinosaurios. Y eso es lo lindo: que un chico se pregunte “de dónde vengo”, “qué hubo antes de nosotros”… Los dinosaurios son como una gran máquina cultural, más allá de lo biológico, lo científico. Estas películas tienen la capacidad de transmitir ese asombro, esa curiosidad, esa emoción. Y eso es fundamental.

La primera película es de 1993. La última, “Jurassic World: Dominion” es de 2022. En esos casi 30 años hubo una enorme evolución tecnológica, y eso generó una nueva manera de interpretar los fósiles y de imaginar los pelajes, las formas, los comportamientos de los dinosaurios. ¿Cómo se refleja eso en la saga?
– Cambió la forma en la que nos representamos a los dinosaurios. El primero fue identificado en 1824. Obviamente, se descubrieron fósiles hace ya miles de años, pero en la segunda década del siglo XIX se produjo la primera identificación. Pero desde ese tiempo e incluso hasta no hace mucho (yo tengo 45 años y recuerdo las ilustraciones cuando era chico) se los representaba casi erguidos. Eso cambió porque la evidencia fue cambiando. Ahora, por ejemplo, se piensa que muchas especies tenían plumas. La mirada va cambiando. Imaginemos que dentro de 20 millones de años alguien encuentre nuestros huesos y trate de identificarnos…

Aquella primera “Jurassic Park” puso sobre la mesa un hecho que entonces era novedoso, pero hoy es parte de nuestra vida cotidiana: el uso del material genético. De hecho, algunos científicos hoy están explorando la posibilidad de regenerar especies a partir de posibles rastros de ADN de animales prehistóricos. ¿Cuál es su mirada sobre esto?
– El gran problema que hay respecto al sueño de lo que se llama “desextinción” (como se habla del mamut y demás especies) es que el ADN no se conserva durante tantos millones de años. El ADN tiene un tiempo de vencimiento. En esta época de desaparición de especies, el tema está muy en boga. Es un sueño de la genética. Aquella primera película empezaba con la imagen de la reconstrucción del ADN, algo de lo que no se hablaba mucho en 1993. Fue un impacto muy grande también para la genética. Pero a mí siempre me gusta comparar a “Jurassic Park” con Frankenstein. La pregunta es “¿quién es el malo de ‘Jurassic Park’?”. ¿Los malos son los dinosaurios o es la avaricia corporativa? ¿Quién es el monstruo? ¿Esos pobres animales o el ser humano con su naturaleza?

La teoría de “Jurassic Park”, a punto de convertirse en realidad: científicos están cerca de extraer ADN de dinosaurio de materiales cristalizados

De todos modos, tanto en las películas de la saga como en las series animadas posteriores, científicos y otros humanos sensibles que luchan contra esas corporaciones inescrupulosas en defensa de los animales.
– Claro. Ese conflicto atraviesa la historia de la literatura y el cine. Podés relacionarlo con “Moby Dick”, con “King Kong”, con “Godzilla”, con la figura del monstruo. Por eso me parece que la lección más fuerte es que, en verdad, los monstruos somos nosotros, y no esos pobres dinosaurios que parecen feroces, que comen carne. Eso nos debería dar un baño de humildad importante.

Decía que “Argentina es una potencia mundial en paleontología”. En ese sentido, podríamos decir que vivimos sobre un parque jurásico o cretácico. ¿Cuál es la importancia de nuestro país en el mundo, en lo que se refiere a esta disciplina?
– Somos una potencia internacional, junto a EEUU, China, Mongolia. Y no solamente por la cantidad de especies descubiertas, sino también por la cantidad de épocas a las que pertenecen. En Ischigualasto, San Juan (en Valle de la Luna) se descubrieron los que se consideran los primeros dinosaurios. Después tenemos el más grande, que es el Patagotitan en Chubut, o el Argentinosaurus. Y me parece que es crucial la riqueza humana, los científicos. Tenemos grandes generaciones de científicos, y me parece, a pesar de que la ciencia hoy es muy atacada en la Argentina, la paleontología genera ingreso de dinero a través del turismo paleontológico. Muchos extranjeros vienen a la Argentina, a Chubut, a Río Negro, a San Juan, a buscar, a conocer. Y eso hay que aprovecharlo más. Vas, por ejemplo, a El Chocón y en la entrada hay un gran cartel sobre dinosaurios. Ya son parte de nuestra identidad y son grandes embajadores de la Argentina.

No solo se trata de ciencia, la saga «Jurassic World» funciona porque transmite asombro y emoción

Finalmente, detrás de estas reflexiones está el vínculo emocional. ¿Tiene algún dinosaurio preferido?
– Siempre me encantó el Patagotitan, que es el más grande de todos. Me fascina imaginarme cómo sería caminar al lado de una mole de casi siete pisos de altura. Me genera innumerables preguntas desde el sentido común. ¿Cómo se reproducirían? ¿Cómo defecaban? ¿Cuánto tenían que comer? ¿Cómo crecían tanto? ¿A qué olía un dinosaurio? ¿Tenían colores? Me vuela la cabeza imaginarme un edificio de siete pisos que se movía. ¿Cómo morían? ¿Cuántos hubo? Me parece genial imaginarme la Patagonia llena de esos miles de millones de animales. Porque para que la especie perdurara tanto tuvo que haber miles de millones de individuos. Se debía sentir a lo lejos el temblor del suelo. Tratar de imaginarme un dinosaurio me parece un trabajo fascinante.

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