El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA) presentó un nuevo informe que muestra cómo las malas condiciones laborales y la pobreza afectan a la alimentación de los trabajadores en Argentina.
Según los datos del estudio sobre seguridad alimentaria entre 2022 y 2024, el 15,2% de los trabajadores asalariados de 18 años o más padece de inseguridad alimentaria moderada o severa, lo que implica no tener un acceso adecuado a una dieta equilibrada y completa.
Entre la población ocupada no asalariada, la inseguridad alimentaria alcanza al 25,3% de las personas; mientras que entre los asalariados registrados formalmente abarca al 7,4%.
“Los trabajadores asalariados, aun con inserción formal, no están exentos de estas situaciones, particularmente aquellos con menores ingresos o condiciones laborales precarias”, advierten desde la UCA.
El estudio muestra cómo las diferencias sociales y la precarización laboral afectan al acceso a una buena alimentación: entre los jóvenes de entre 18 y 34 años, la inseguridad alimentaria llega al 14,3% entre los asalariados, pero baja al 5,9% entre quienes tienen aportes. En el grupo entre 35 a 54 años, llega al 17,1% de personas sin aporte y el 8,9% en el caso de contar con cargas laborales.
Al comparar estratos sociales, en el nivel medio alto solo 1,6% de los asalariados padece esta problemática; mientras que en el sector medio bajo asciende al 10,7% y en el bajo al 21,5%. Así, el 38,6% de los trabajadores asalariados en situación de pobreza tienen acceso limitado a la comida, cifra que sube al 26,2% entre quienes cuentan con empleo formal registrado.
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A nivel educativo, quienes cuentan con secundario incompleto son los más afectados, ya que en ese grupo el 34% de los trabajadores asalariados y el 26,4% con aportes son los que tienen dificultades para acceder a alimentos. Las cifras bajan drásticamente entre quienes tienen secundario completo (12,7% sin aportes y 5,4% con aportes) y mucho más a quienes tuvieron acceso a la educación universitaria (4,6% sin aportes y 2,8% con aportes).
Con respecto a las condiciones laborales, el sector informal es el más alcanzado por la mala alimentación, con el 24% de los trabajadores asalariados y 9,7% de los registrados. En el sector público la cifra es del 14,1% y 8,9% registrado; y en el sector formal del 9,8% y 5,9% registrado.
La UCA también remarca la importancia del rol de los sindicatos, ya que entre los empleados asalariados afiliados a algún gremio la inseguridad alimentaria llega al 7,7%, mientras que entre los que no lo hacen sube al 9,9%.
“La articulación entre la academia, los sindicatos y el tercer sector resulta clave para generar respuestas integrales, capaces de vincular la política alimentaria con condiciones de empleo, ingresos y seguridad social”, concluye el estudio.