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Argentinos varados en Etiopía: vuelos cancelados, bebés sin comida y promesas incumplidas
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Argentinos varados en Etiopía: vuelos cancelados, bebés sin comida y promesas incumplidas

La incertidumbre reina en el aeropuerto de Adís Abeba, donde al menos 47 argentinos siguen varados desde el 6 de mayo, tras la cancelación repentina de un vuelo de Ethiopian Airlines con destino a Israel. El grupo, compuesto por familias, estudiantes y bebés, debía completar el último tramo de su viaje a Tel Aviv, pero se encontraron atrapados en la capital de Etiopía tras una serie de promesas incumplidas.

En apenas dos días, recibieron al menos cinco correos confirmando horarios de salida que luego fueron nuevamente cancelados, según relataron a la prensa.

El vuelo ET 507 había partido desde Buenos Aires con escala en San Pablo y una parada técnica en Etiopía. Todo transcurría con normalidad hasta que, al momento de abordar el último tramo hacia Israel, se encontraron con un “vuelo cancelado” sin explicaciones concretas. «Estamos con bebés, sin ropa para cambiarlos, y sobreviviendo a base de agua y frutas», contó una pasajera.

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Las autoridades de la aerolínea, la más grande del continente africano, ofrecieron alojamiento en hoteles, pero no garantizan alimentación ni soluciones inmediatas.

Entre los afectados se encuentra una comunidad judía que enfrenta dificultades adicionales por la alimentación kosher, lo que agrava la angustia de las familias. El rabino Eliahu Hamra, una figura destacada de la AMIA, elevó el reclamo a través de redes sociales y pidió a @flyethiopian tener en cuenta la situación humanitaria del grupo. “La demora les impide cumplir preceptos religiosos fundamentales”, explicó, y reclamó respuestas urgentes.

La aerolínea etíope no es ajena a las controversias. En 2022 protagonizó un hecho insólito: dos pilotos se quedaron dormidos en pleno vuelo, provocando que la aeronave se pasara de su destino mientras el tráfico aéreo intentaba comunicarse sin éxito. Aunque ese incidente fue aislado, ahora resurge en los testimonios de los pasajeros como un recordatorio de que no se trata del primer episodio de desorganización grave en sus operaciones.

Los damnificados, que se organizaron por WhatsApp para compartir información, aseguran que podrían ser más de 47, ya que algunos no usan dispositivos electrónicos por razones religiosas. La falta de comunicación clara y el maltrato percibido en el aeropuerto incrementan la desesperación: «Nos hacen ir, esperar horas y después nos mandan de vuelta al hotel», denuncian.

Mientras tanto, el grupo permanece sin certezas, en medio de promesas rotas y una aerolínea que parece no ofrecer más que silencio.

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