Un informe interno de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) de los Estados Unidos, recientemente desclasificado, sostiene que el virus SARS-CoV-2 habría sido diseñado genéticamente y escapado de un laboratorio en Wuhan, China. La conclusión, revelada apenas tres meses después del inicio de la pandemia, genera nuevas tensiones geopolíticas y reabre sospechas sobre el manejo de información crítica por parte de los servicios de inteligencia norteamericanos.
Según el documento, fechado el 25 de junio de 2020, el virus es descrito como una “quimera”, es decir, una combinación artificial de secuencias genéticas de distintos coronavirus. Los investigadores del Centro Nacional de Inteligencia Médica rastrearon similitudes con estudios publicados por el Instituto de Virología de Wuhan (WIV) en 2008, lo que sugiere un vínculo directo entre el COVID-19 y experimentos previos realizados en ese laboratorio.
La hipótesis cobra fuerza no solo por las capacidades moleculares del WIV, sino también por indicios de que varios de sus científicos habrían contraído el virus antes del brote oficial en diciembre de 2019. Esto se suma a reportes de actividades de limpieza biológica en octubre de ese año, lo que muchos expertos interpretan como una reacción a un posible incidente de seguridad. Desde entonces, se investiga si hubo una estrategia deliberada para encubrir lo ocurrido.
Distintas agencias, incluyendo el FBI, han entrevistado a al menos cuatro denunciantes clave para dilucidar por qué el informe del DIA fue prácticamente ignorado en el informe de 2021 de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI), bajo la administración de Joe Biden. Ese informe oficial se limitó a decir que el virus podía tener tanto un origen natural como uno accidental, sin mencionar las pruebas genéticas presentadas un año antes por el Pentágono.
El senador republicano Roger Marshall denunció públicamente que el análisis del ODNI omitió deliberadamente la evidencia del DIA, acusando a la comunidad de inteligencia de actuar con falta de integridad. Según Marshall, la exclusión del informe fue parte de una operación para suavizar la narrativa y descartar la posibilidad de un error de laboratorio, lo que pone en jaque la transparencia del aparato estatal en temas de seguridad sanitaria global.
Como parte de la investigación, el FBI ha incautado recientemente los teléfonos del Dr. Anthony Fauci, lo que representa una escalada sin precedentes. Mientras se profundizan los interrogantes, la versión de una fuga de laboratorio –largamente descartada por la comunidad internacional al inicio de la pandemia– vuelve al centro del debate con nuevos actores, documentos y revelaciones que podrían cambiar lo que sabemos sobre el origen del virus que paralizó al mundo.