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Salud de Joe Biden: cómo se manifiestan los síntomas del cáncer de próstata y la metástasis ósea que padece
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Salud de Joe Biden: cómo se manifiestan los síntomas del cáncer de próstata y la metástasis ósea que padece

Cuando el cáncer de próstata se diagnostica en etapas tempranas, las probabilidades de curación aumentan de manera considerable. Pero si el diagnóstico llega tarde, el escenario se complica. Es la situación que enfrenta actualmente Joe Biden, exmandatario de EE.UU., tras confirmarse que padece una forma agresiva de este cáncer, ya en fase de metástasis ósea. La noticia volvió a encender las alertas sobre la importancia de la detección precoz y el control médico regular en hombres mayores de 50 años.

Este tipo de cáncer, uno de los más frecuentes en varones, ataca la próstata, una glándula ubicada debajo de la vejiga que participa en la producción del semen.

El problema es que en muchos casos no presenta síntomas durante las primeras etapas. Pero a medida que avanza, puede dar señales como dificultad para orinar, ardor, dolor en la espalda o caderas, sangre en la orina o el semen, y molestias al eyacular. Estos signos suelen ser desestimados o confundidos con otras afecciones, lo que retrasa la atención médica.

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La metástasis ósea ocurre cuando las células malignas del tumor primario migran hacia los huesos. En el caso del cáncer de próstata, esta es una de las vías de propagación más comunes. Cuando esto sucede, el dolor se vuelve más intenso, persistente, y puede manifestarse incluso en reposo o durante la noche. También aumenta la fragilidad ósea, lo que expone al paciente a fracturas o lesiones ante mínimos esfuerzos. Aunque en el pasado esto era sinónimo de fase terminal, hoy existen tratamientos para ralentizar la progresión y mejorar la calidad de vida.

¿Qué implica tener metástasis ósea? Significa que el cáncer ha escapado del órgano original y ha colonizado otros tejidos, en este caso los huesos. No es exclusivo del cáncer de próstata: también es frecuente en tumores de mama, pulmón, riñón y tiroides.

Sin embargo, en el caso de Biden, el tipo específico de células y su comportamiento hormonal pueden marcar la diferencia en cuanto a la respuesta al tratamiento.

Las opciones terapéuticas varían según el caso. Para el cáncer de próstata se aplican desde cirugías, radioterapia y braquiterapia, hasta tratamientos hormonales que buscan bloquear el crecimiento del tumor. Si hay compromiso óseo, se suman fármacos que fortalecen los huesos, como los bifosfonatos o el denosumab, y en algunos casos intervenciones ortopédicas para reparar fracturas o aliviar compresiones nerviosas. También existe la estrategia de monitoreo activo, útil en pacientes con progresión lenta.

El caso de Joe Biden vuelve a poner en agenda un tema que muchas veces se evita: la salud masculina y el rol clave de la prevención. Los chequeos de PSA (antígeno prostático específico) y los controles urológicos anuales son esenciales para detectar a tiempo este tipo de cáncer, antes de que se vuelva más agresivo. Porque cuando se trata de salud, el silencio no siempre es buena señal.

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