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Qué es el «Skinimalismo» en el cuidado de la piel y cómo practicarlo
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Qué es el «Skinimalismo» en el cuidado de la piel y cómo practicarlo

Por la Dra. Leisa Molinari (MN 116.628). Médica dermatóloga especialista en cáncer de piel y cirugía micrográfica de Mohs. Fundadora del Centro Médico de la Piel y miembro de numerosas sociedades científicas nacionales e internacionales (@dra.leisamolinari)

Durante años se observa en el consultorio pacientes confundidos, con rutinas interminables de productos que muchas veces no solo no mejoraban su piel, sino que la empeoraban. En muchos casos, eran personas informadas, pero atrapadas en una lógica de acumulación y uso excesivo de cosméticos, como si la salud y la estética de la piel dependieran de la cantidad de productos aplicados. En los casos más extremos, esta conducta puede derivar en lo que hoy conocemos como “cosmeticorexia”. Lo que no se suele decir es que el uso excesivo de productos —sobre todo sin guía profesional— puede alterar la barrera cutánea, irritar la piel y desencadenar cuadros que luego cuesta revertir.

En lugar de una piel más saludable, se termina con una piel reactiva, cansada y saturada. Y es ahí donde surge una respuesta natural, una tendencia que celebro y acompaño: el skinimalismo. Esta filosofía —que combina “skin” (piel) y “minimalismo”— propone simplificar, volver a lo esencial, entender que no se trata de cantidad, sino de calidad.

La rutina ideal no tiene por qué ser extensa, sino adecuada. En general, tres pasos bien hechos —limpieza, hidratación y fotoprotección— son más que suficientes para mantener la salud de la piel en la mayoría de los casos. Claro que hay situaciones particulares que pueden requerir activos específicos (como el retinol, los ácidos exfoliantes o la vitamina C), pero siempre deben ser indicados por un dermatólogo.

Los tres pilares del skinimalismo

Siempre el primer paso es la limpieza. Se recomienda utilizar un limpiador suave, libre de fragancias y agentes agresivos. Limpiar la piel una o dos veces al día resulta suficiente para eliminar las impurezas sin afectar la barrera natural. Si la piel se siente tirante después de la limpieza, es probable que el producto utilizado sea demasiado fuerte.

A continuación, es necesario hidratarla. Para ello se sugiere elegir fórmulas que se adapten al tipo de piel y que aporten nutrición sin sobrecargarla. Lo más importante no es la cantidad de productos aplicados, sino la constancia en su uso.

Y finalmente, la fotoprotección. El protector solar es el paso más importante en cualquier rutina de cuidado de la piel. Debe aplicarse todo el año, incluso en días nublados. Si se permanece al aire libre, es aconsejable reaplicarlo cada 2 o 3 horas.

¿Y la exfoliación?

En los últimos años, muchos pacientes llegaron al consultorio con la piel sensibilizada por el uso excesivo de scrubs o exfoliantes físicos. Aunque parezca una solución rápida para «limpiar» o renovar la piel, esta práctica suele ser agresiva y contraproducente. La piel lo interpreta como una agresión, se inflama, y con el tiempo puede volverse más opaca o presentar brotes. En lugar de insistir con productos astringentes o de arrastre, lo más recomendable es consultar con un dermatólogo, que podrá indicar alternativas más efectivas y menos invasivas según cada caso. No todo lo que da una sensación inmediata de limpieza es realmente saludable para la piel.

Tips para adoptar el skinimalismo

Se sugiere elegir los productos con criterio: menos cantidad, pero mejor seleccionados. No todo lo que está en tendencia es necesario para el cuidado de la piel.

Una rutina efectiva se basa en lo esencial: limpieza suave, buena hidratación y aplicación diaria de protector solar. Antes de incorporar activos como retinol, ácidos o vitamina C, es importante consultar con un profesional, ya que su uso adecuado debe ser supervisado.

Es fundamental escuchar las señales de la piel: enrojecimiento, picazón o ardor pueden indicar un exceso de productos o irritación. Aprender a interpretar estos signos es parte del proceso de cuidado. Además, el bienestar cutáneo se sostiene desde adentro: dormir bien, reducir el estrés, mantener una alimentación saludable y realizar actividad física son pilares fundamentales.

Y un punto más, no menor: evitar regalar productos cosméticos como si fueran objetos decorativos. Regalar cremas “porque a alguien le hizo bien” es como ofrecer un zapato talle 40 a quien calza 36, solo porque resultó cómodo para otra persona. La piel no se trata con generalidades. Estas prácticas favorecen la acumulación innecesaria de productos, la automedicación cosmética y, muchas veces, más daño que beneficio. La mejor manera de cuidar la piel es con información y asesoramiento personalizado.

El skinimalismo no es solo una tendencia; es una invitación a repensar nuestra relación con la piel, a promover la educación sobre su cuidado como órgano vital. Porque la estética no puede –ni debe– separarse de la salud.

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