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El regreso de una enfermedad mortal: qué hay detrás del rebrote de tos ferina en EEUU
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El regreso de una enfermedad mortal: qué hay detrás del rebrote de tos ferina en EEUU

La tos ferina está resurgiendo con fuerza en Estados Unidos: ya se reportaron cerca de 6.600 casos en lo que va de 2024, un aumento de casi cuatro veces respecto al año anterior. Según informó CNN, la cifra total superó los 35.000 contagios, la más alta en más de una década.

El brote ya dejó diez víctimas fatales, entre ellas seis bebés menores de un año, lo que generó preocupación en autoridades sanitarias y expertos.

Conocida también como pertussis, la enfermedad es causada por la bacteria Bordetella pertussis y se transmite con facilidad a través de gotas respiratorias. La doctora Leana Wen, especialista en salud pública, explicó que el contacto cercano con personas infectadas, como ocurre al alzar a un bebé, puede propagar el virus rápidamente.

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En los primeros días, los síntomas imitan los de un resfriado común, pero luego evolucionan a episodios severos de tos que pueden incluir vómitos, fracturas de costillas y el característico sonido agudo al inhalar, conocido como “whoop”.

Los bebés son el grupo más vulnerable, ya que uno de cada tres infectados menores de un año debe ser hospitalizado, y uno de cada 100 muere por complicaciones, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

La enfermedad puede diagnosticarse clínicamente o con pruebas de laboratorio, y los antibióticos —como azitromicina o claritromicina— son claves para reducir tanto el período de contagio como la gravedad del cuadro.

La vacunación sigue siendo la principal herramienta preventiva. Los CDC recomiendan aplicar la vacuna DTaP en cinco dosis durante la infancia, con refuerzos posteriores. A los adolescentes se les aplica la Tdap, que también se administra a embarazadas para proteger a los recién nacidos. No obstante, el descenso en las tasas de vacunación y el relajamiento de las medidas sanitarias post-pandemia contribuyeron al repunte actual, advirtió Wen.

Para frenar la propagación, los expertos instan a completar los esquemas de vacunación y aplicar profilaxis postexposición: todos los convivientes de una persona infectada deberían recibir antibióticos dentro de los 21 días, incluso si no presentan síntomas. Con esta estrategia, junto al refuerzo de campañas de vacunación, se busca evitar que la pertussis vuelva a convertirse en una causa grave de mortalidad infantil, como lo fue antes del siglo XX.

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