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Cinco nuevas teorías conspiratorias que la ciencia desmiente
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Cinco nuevas teorías conspiratorias que la ciencia desmiente

Las teorías conspiratorias han estado con nosotros desde hace décadas, y algunas de ellas han persistido (y se han desarrollado) más que otras. En años recientes, particularmente con la pandemia del covid-19, también han surgido algunas teorías nuevas.

Newsweek recopiló una lista de nuevas teorías que ya han sido desmentidas por la ciencia.

¿Las vacunas te vuelven magnético? Una teoría difundida desde el inicio de la pandemia es que un efecto de las vacunas anticovid es que el cuerpo humano se vuelve magnético.

Esta desinformación se propagó en parte a través de videos publicados en las redes sociales. En estos, las personas vacunadas se pegan en el brazo objetos metálicos, como monedas o imanes, y afirman que la vacuna provoca ese efecto.

Una versión de la teoría afirma que el magnetismo se añadió a las vacunas para hacer que sus ingredientes circulen por todo el cuerpo.

Esta teoría conspiratoria fue ampliamente desmentida. Las vacunas no contienen metales ni ningún elemento que produzca un campo magnético, afirman los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades estadounidenses.

El Dr. Carl Fichtenbaum, especialista en enfermedades infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cincinnati, declaró a Associated Press que, si hubiera alguna posibilidad de que las vacunas generaran algún tipo de magnetismo, esto habría surgido desde los primeros ensayos.

“Lo que me parece interesante es que no he visto a nadie que se coloque una brújula en el brazo. Si se coloca una brújula dentro de un campo magnético, esta se altera”, añadió.

¿La 5G provoca covid-19? Esta es otra teoría conspiratoria relacionada con el covid-19. Su esencia indica que las señales de telefonía móvil 5G enviadas por las nuevas torres 5G son la causa de la pandemia de covid-19.

Esta teoría añade que las torres pueden provocar covid-19 al debilitar el sistema inmune y propagar el SARS-CoV-2 a través de las ondas de radio.

Como informa Full Fact, organización de verificación de información sin fines de lucro, ninguna de esas afirmaciones está respaldada por pruebas. En todo caso, añade, la pandemia de coronavirus afecta a países que ni siquiera tienen infraestructura 5G.

El Dr. Simon Clarke, profesor de microbiología celular de la Universidad de Reading, dijo a la BBC en abril pasado que esto es “totalmente descabellado”. Y añadió que el sistema inmune de las personas puede verse afectado por todo tipo de elementos, como el cansancio o una mala alimentación.

Además, las ondas de radio 5G se encuentran en el extremo más bajo del espectro electromagnético y son menos poderosas que la luz o los rayos del sol. No son lo suficientemente fuertes para dañar a las células.

¿Las granjas eólicas provocan cáncer? No se trata de una teoría conspiratoria como tal, sino de una afirmación propagada en parte por el expresidente estadounidense Donald Trump. Durante un evento de recaudación de fondos para el Partido Republicano de 2019, dijo Trump: “Si ustedes tienen un molino de viento cerca de casa, felicitaciones, el valor de su propiedad se redujo 75 por ciento. Y dicen que el ruido provoca cáncer”.

En 2019, la Sociedad Americana contra el Cáncer declaró a The New York Times que no conocía “ninguna prueba creíble que relacionara el ruido de los molinos de viento con el cáncer”.

Los efectos negativos provocados por las granjas ya habían causado controversia con el surgimiento del término no oficial “síndrome de la turbina eólica”. Presuntamente, este se refiere a síntomas como falta de sueño y fatiga mental que sufren quienes viven a menos de 2 kilómetros de distancia de una turbina eólica. De acuerdo con VeryWellHealth, dicho síndrome no ha sido reconocido como una enfermedad real.

En un informe publicado en 2014 en la revista Journal of Occupational and Environmental Medicine se encontró que los estudios epidemiológicos han mostrado “una relación entre vivir cerca de turbinas eólicas y molestias como la irritación y el malhumor”. Pero se añade que, con base en una revisión crítica de otros informes, “no se observa ninguna asociación clara o constante entre el ruido provocado por las turbinas eólicas y algún indicador de daños a la salud humana”.

¿El Pentágono desarrolla un microchip para la detección del covid-19? A principios de 2021 se afirmó que el Departamento de Defensa de Estados Unidos desarrollaba un chip de detección del covid-19. Presuntamente, este se podría inyectar en el cuerpo, lo que provocó temores de una pesadilla orwelliana.

Muchas afirmaciones se desprendían de comentarios hechos por Matt Hepburn, médico militar que trabajó para la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Estados Unidos. Hepburn una vez dijo a la CBS que le habían ordenado que “quitara la pandemia de la discusión”. Por el contrario, le pidieron que analizara proyectos de investigación, como un sensor que utilizara una señal lumínica para indicar la presencia de la enfermedad.

Hepburn dijo a Newsweek que su entrevista provocó confusión y que “no existe ningún microchip, ningún aparato electrónico, nada de eso”. Y que, de cualquier forma, la tecnología no sería capaz de decirle a las personas si tienen covid-19.

En realidad, la tecnología era un hidrogel que podía reaccionar si percibía un aumento en las concentraciones de lactato tisular debajo de la piel. Ello podría indicar que alguien está a punto de enfermarse, explicó Hepburn. En pocas palabras, no se trataba de ningún microchip detector de covid-19.

¿Los seres humanos vivieron alguna vez en Marte y lo destruyeron? Esta teoría fue propuesta a través de un video de TikTok que obtuvo muchos cientos de miles de vistas y “me gusta”.

En esencia, señala que Marte es rojo debido al polvo producido por explosiones nucleares. También dice que hay pruebas de que alguna vez hubo agua corriente en este planeta, la cual los seres humanos agotaron.

La teoría no se sostiene, en parte, debido a las escalas de tiempo relacionadas. Los fósiles de los primeros seres humanos encontrados en África tienen entre 6 y 2 millones de años de antigüedad, de acuerdo con el Museo Nacional Smithsoniano de Historia Natural. Mientras, el pasado húmedo de Marte ocurrió hace miles de millones de años.

Además, Marte es rojo debido a que su superficie está cubierta de óxido de hierro, también conocido como herrumbre, y no de polvo nuclear.

Según un informe publicado en 2004 por Nature, la presencia de herrumbre en Marte se debe a que las temperaturas no eran lo suficientemente altas. Ello evitó que el óxido de hierro se fundiera y se fusionara con el núcleo del planeta, lo que sí ocurrió en la Tierra.

Publicado en cooperación con Newsweek

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