El Gobierno argentino sostiene que tiene «indicios firmes» de que el gendarme Nahuel Gallo, secuestrado en Venezuela desde diciembre de 2024, sigue con vida y en buenas condiciones.
Así lo revelaron fuentes oficiales tras una serie de informes elaborados por la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), que analiza una estrategia diplomática para lograr su liberación sin escalar el conflicto.
Desde el secuestro en territorio venezolano, la información sobre el paradero del uniformado ha sido escasa. El único rastro concreto fue un video difundido por el régimen de Nicolás Maduro, donde se lo ve caminando en lo que parece ser el patio de una prisión. María Alexandra Gómez, su pareja, reconoció de inmediato al gendarme en las imágenes: “Es él. Son unos criminales”, afirmó.
Uno de los puntos más inesperados en este rompecabezas es el rol del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, quien ofreció un intercambio de prisioneros al chavismo. La propuesta incluye repatriar a 252 venezolanos detenidos por pandillas en EE.UU. —como el Tren de Aragua— a cambio de liberar a 252 presos políticos, entre los que se encontraría Gallo.
Según reveló Infobae, la Casa Rosada evalúa con cautela esta jugada regional. Un funcionario clave del Gobierno reconoció que la idea “es interesante”, pero advirtió que la Argentina no tiene mucho que ofrecer a cambio, ya que no posee detenidos venezolanos en su territorio.
Sin embargo, aclaran que cualquier avance se dará “por vía diplomática”, y que si se abre un canal formal entre El Salvador y Venezuela, “Argentina debe estar en esa mesa”.
El desenlace también depende del canciller Gerardo Werthein, a cargo de definir si la Argentina se sumará oficialmente a la propuesta impulsada por Bukele. Mientras tanto, la situación se complica aún más con la presencia de cinco opositores venezolanos refugiados en la embajada argentina en Caracas, hoy bajo administración de Brasil tras el retiro del personal diplomático local.
La tensión entre Javier Milei y el régimen de Maduro se intensificó desde el inicio de su gestión, sobre todo tras desconocer las elecciones venezolanas denunciadas como fraudulentas por organismos internacionales. En ese clima hostil, el caso de Nahuel Gallo se convierte en un test de fuego diplomático para el Gobierno argentino.