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El sillón eyectable y los superpoderes – Por Gabriel Michi
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El sillón eyectable y los superpoderes – Por Gabriel Michi

Por Gabriel Michi

Es sabido que el sillón más importante del Ministerio de Economía es eyectable. Y que, en general, los que llegan a él duran bastante menos que los presidentes que los designaron. Eso tiene una explicación indubitable: las recurrentes y sistemáticas crisis que sacuden a la Argentina. Crisis que son económicas, pero también políticas. Cuando hace 24 días Silvina Batakis llegaba al quinto piso del edificio del Palacio de Hacienda, para suceder a Martín Guzmán, lo sabía. Pero seguramente no se imaginó que iba a durar tan poco en su cargo. Menos de un mes. Ni que, con ella en viaje de emergencia a los EE.UU. para intentar convencer a los acreedores internacionales, se iba a precipitar su salida. Ni bien tocó tierra argentina nuevamente, eso fue lo que ocurrió.

Así Batakis se convirtió en una de las personas que menos tiempo duró al frente del Ministerio de Economía desde el retorno de la democracia en 1983, un lugar por donde han pasado 31 personas en menos de 39 años. Menos que ella sólo estuvieron Miguel Roig, el primer ministro de Carlos Menem y que murió a los 7 días de haber asumido, y Ricardo López Murphy, cuando en el preámbulo de la crisis de 2001, debió renunciar 15 días después de haber llegado a esa cartera tras anunciar una serie de recortes en el Presupuesto educativo del gobierno de Fernando De la Rúa. Salvo por esos dos antecedentes (y más allá de los que estuvieron transitoriamente en medio de la explosión y las administraciones transitorias de 2001), no hubo nadie con menos tiempo que Batakis para poder demostrar sus capacidades e incluso sus potenciales errores. Todo un dato.

Ahora llega Sergio Massa, el poderoso presidente de la Cámara de Diputados y una de las tres patas más importantes de esa construcción llamada Frente de Todos, junto con el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Y Massa desembarca en el Ejecutivo como una especie de “superministro” que además de Economía (que vuelve a llamarse Hacienda, como en otras épocas) suma Desarrollo Productivo y Agricultura, que dejaron de ser ministerios. Para dimensionar lo que significan esos “superpoderes” hay que remontarse a las épocas de Domingo Cavallo durante la gestión de Carlos Menem. Ningún otro ministro de Economía, ni siquiera Roberto Lavagna en el gobierno de Néstor Kirchner, tuvo semejante alcance y control sobre todas esas áreas.

La llegada de Sergio Massa con esas atribuciones es un gesto de la política por sobre la economía. De intentar encauzarla en medio de su desbocado deambular (con una inflación galopante y un dólar indomable), pero desde la política. Esa pelea por ver quién pesa más es clave en muchos países del Mundo. De hecho, aquella recordada campaña presidencial de Bill Clinton donde se popularizó la frase “Es la economía, estúpido”, no parece aplicar a la Argentina. Porque aquí todo es político, al fin de cuentas. Incluso los sillones eyectables y los superpoderes.

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